Toni Valero
www.revistaelobservador.com
La industria turística es un sector estratégico para la economía malagueña, en sintonía con la terciarización de las economías de los países más industrializados. Tanto es así que en las últimas décadas se han dado cambios profundos en la economía, en la sociedad y en el territorio de la Costa del Sol a tenor del desarrollo de la industria turística, convirtiendo esta tierra en un destino turístico preferencial y, a falta de una política de diversificación económica, haciéndola en exceso dependiente del sector turístico. Por ello, han de saltar todas las alarmas en las instancias políticas y en el conjunto de la ciudadanía ante la grave situación que vive el sector.
Tal y como aparece en el Análisis de la Evolución Turística y el Empleo en Andalucía, en el tercer trimestre de 2009, elaborado por CC.OO., se han perdido 2.954 empleos, correspondiendo 2.035 de los mismos a la provincia de Málaga. Sin embargo, esta bajada en el empleo no se justifica por el ligero descenso de visitantes, como tampoco justifica la crisis económica general los más de veinte expedientes de regulación de empleo presentados por hoteles de la Costa del Sol que condenarán al desempleo a más de 1.800 trabajadores durante este invierno.
A la pérdida de puestos de trabajo hay que añadir la precarización de las condiciones laborales en perjuicio de los trabajadores y de la calidad del servicio, denunciadas en la rueda de prensa celebrada el pasado martes por los responsables de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO., Gonzalo Fuentes y Lola Villalba, junto al parlamentario de IULV-CA, José Antonio Castro. Así, la conflictividad laboral generada está llegando a casos extremos como los del Hotel Los Monteros, con trabajadores que llevan nueve meses sin cobrar, el Hotel Las Dunas o el Hotel Byblos. Se están derrumbando, como si de un castillo de naipes se tratara, exponentes emblemáticos consolidados del turismo en la Costa del Sol. Lo grave del problema es que el efecto dominó del cierre temporal o definitivo de hoteles arrastraría al resto del sector de la restauración y del turismo. Además, esta conflictividad laboral se agudiza con la represión sindical practicada por empresarios de oscura catadura moral.
Por tanto, hemos de denunciar las causas subyacentes a esta problemática como son la práctica de la cultura del ‘pelotazo’ y la falta de control público en un sector estratégico de la economía malagueña como es el turismo. Advenedizos al sector con grandes capitales provenientes del ladrillo han usado sus inversiones en hoteles como política de imagen y como mercancía de trueque para la especulación inmobiliaria y para sacar beneficio rápido y si te he visto no me acuerdo. Atendiendo con rigurosidad a los datos, la crisis económica general no explica la conflictividad en el sector, lejos de ello, nos emplaza a intervenir para que los efectos de la misma en el empleo y en la economía malagueña sean los mínimos posibles.
En este sentido, de materializarse la cultura del ‘pelotazo’, estaríamos ante un punto de inflexión que convertiría el turismo permanente de la Costa del Sol en turismo de temporada, como sucede en Huelva, Cádiz o Almería. Las consecuencias económicas y sociales para la Costa del Sol serían catastróficas.
Por eso es muy necesaria la toma de conciencia de la ciudadanía sobre la magnitud del problema. El arraigo social de los trabajadores del sector ligados al turismo permanente, frente a los jornaleros del turismo de temporada, tiene que servir de estímulo para la solidaridad y movilización de la ciudadanía, gracias a esta solidaridad y a la movilización social los trabajadores afectados pueden vencer el miedo en la justa reivindicación de sus derechos.
Pero la clave de bóveda está en las medidas políticas y económicas que pongan en marcha las administraciones públicas. Por eso no es de recibo que la Consejería de Turismo subvencione con más de 30 millones de euros a hoteles cuando muchos de los que reciben estas cuantiosas subvenciones, como en el caso del hotel de lujo Puente Romano, despiden a trabajadores a los doce días de llevarse del dinero.
En definitiva, se tiene que coger el pulso a la dirección estratégica del sector turístico evitando una reconversión encubierta del mismo por la vía de los hechos consumados. En esta línea, se hace imprescindible incluir cláusulas sociales referentes a la estabilidad y calidad del empleo en la concesión de ayudas a empresas privadas en materia de turismo.
Eso pretende la proposición no de ley que Izquierda Unida que ha presentado al Parlamento Andaluz, aprobándose por unanimidad, fiel a la propuesta de Gonzalo Fuentes, responsable de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO. en Andalucía.
TONI VALERO
Responsable adjunto de Organización Prov. IULV-CA de Málaga
Militante de la Agrupación “Julián Grimau” del PCA
www.revistaelobservador.com
La industria turística es un sector estratégico para la economía malagueña, en sintonía con la terciarización de las economías de los países más industrializados. Tanto es así que en las últimas décadas se han dado cambios profundos en la economía, en la sociedad y en el territorio de la Costa del Sol a tenor del desarrollo de la industria turística, convirtiendo esta tierra en un destino turístico preferencial y, a falta de una política de diversificación económica, haciéndola en exceso dependiente del sector turístico. Por ello, han de saltar todas las alarmas en las instancias políticas y en el conjunto de la ciudadanía ante la grave situación que vive el sector.
Tal y como aparece en el Análisis de la Evolución Turística y el Empleo en Andalucía, en el tercer trimestre de 2009, elaborado por CC.OO., se han perdido 2.954 empleos, correspondiendo 2.035 de los mismos a la provincia de Málaga. Sin embargo, esta bajada en el empleo no se justifica por el ligero descenso de visitantes, como tampoco justifica la crisis económica general los más de veinte expedientes de regulación de empleo presentados por hoteles de la Costa del Sol que condenarán al desempleo a más de 1.800 trabajadores durante este invierno.
A la pérdida de puestos de trabajo hay que añadir la precarización de las condiciones laborales en perjuicio de los trabajadores y de la calidad del servicio, denunciadas en la rueda de prensa celebrada el pasado martes por los responsables de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO., Gonzalo Fuentes y Lola Villalba, junto al parlamentario de IULV-CA, José Antonio Castro. Así, la conflictividad laboral generada está llegando a casos extremos como los del Hotel Los Monteros, con trabajadores que llevan nueve meses sin cobrar, el Hotel Las Dunas o el Hotel Byblos. Se están derrumbando, como si de un castillo de naipes se tratara, exponentes emblemáticos consolidados del turismo en la Costa del Sol. Lo grave del problema es que el efecto dominó del cierre temporal o definitivo de hoteles arrastraría al resto del sector de la restauración y del turismo. Además, esta conflictividad laboral se agudiza con la represión sindical practicada por empresarios de oscura catadura moral.
Por tanto, hemos de denunciar las causas subyacentes a esta problemática como son la práctica de la cultura del ‘pelotazo’ y la falta de control público en un sector estratégico de la economía malagueña como es el turismo. Advenedizos al sector con grandes capitales provenientes del ladrillo han usado sus inversiones en hoteles como política de imagen y como mercancía de trueque para la especulación inmobiliaria y para sacar beneficio rápido y si te he visto no me acuerdo. Atendiendo con rigurosidad a los datos, la crisis económica general no explica la conflictividad en el sector, lejos de ello, nos emplaza a intervenir para que los efectos de la misma en el empleo y en la economía malagueña sean los mínimos posibles.
En este sentido, de materializarse la cultura del ‘pelotazo’, estaríamos ante un punto de inflexión que convertiría el turismo permanente de la Costa del Sol en turismo de temporada, como sucede en Huelva, Cádiz o Almería. Las consecuencias económicas y sociales para la Costa del Sol serían catastróficas.
Por eso es muy necesaria la toma de conciencia de la ciudadanía sobre la magnitud del problema. El arraigo social de los trabajadores del sector ligados al turismo permanente, frente a los jornaleros del turismo de temporada, tiene que servir de estímulo para la solidaridad y movilización de la ciudadanía, gracias a esta solidaridad y a la movilización social los trabajadores afectados pueden vencer el miedo en la justa reivindicación de sus derechos.
Pero la clave de bóveda está en las medidas políticas y económicas que pongan en marcha las administraciones públicas. Por eso no es de recibo que la Consejería de Turismo subvencione con más de 30 millones de euros a hoteles cuando muchos de los que reciben estas cuantiosas subvenciones, como en el caso del hotel de lujo Puente Romano, despiden a trabajadores a los doce días de llevarse del dinero.
En definitiva, se tiene que coger el pulso a la dirección estratégica del sector turístico evitando una reconversión encubierta del mismo por la vía de los hechos consumados. En esta línea, se hace imprescindible incluir cláusulas sociales referentes a la estabilidad y calidad del empleo en la concesión de ayudas a empresas privadas en materia de turismo.
Eso pretende la proposición no de ley que Izquierda Unida que ha presentado al Parlamento Andaluz, aprobándose por unanimidad, fiel a la propuesta de Gonzalo Fuentes, responsable de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO. en Andalucía.
TONI VALERO
Responsable adjunto de Organización Prov. IULV-CA de Málaga
Militante de la Agrupación “Julián Grimau” del PCA
No hay comentarios:
Publicar un comentario