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viernes, 13 de julio de 2012

Palestina quiere libertad, no limosnas


Querid@s compañer@s, hemos tenido poco tiempo para ponernos a escribir. Por una parte muchas reuniones y visitas. Por otra que aquí no hay mas de 8 horas de electricidad diaria y hay muchos fallos en internet. Además por supuesto hemos estado siguiendo por internet la llegada de la Marcha Negra a Madrid. Os cuento algunas cosas que hemos visto en estos tres últimos días, martes, miércoles y jueves. El lunes lo dedicamos a gestionar la situación de los papeles de los niños y por lo que deducimos, lo más probable es que no puedan salir en al menos dos semanas, lo que significará probablemente que aunque Saray y yo nos volvamos antes, Manu Pineda se tenga que quedar hasta resolver el papeleo. Por otra parte aprovechamos el tiempo libre para ir a comer pescado a un chiringuito, como si estuviéramos en Málaga. Nos pusieron unos buenos jureles asados, y unos salmonetitos fritos con distintos tipos de ensalada, y nos lo comimos en una elevación de la playa, donde veíamos todo el mediterráneo y nos salpicaban levemente las olas. Faltó la cerveza y el tinto de verano, pero la felicidad nunca es completa. Os adjunto una foto y un relato menos idílicos que el chiringuito por si tenéis interés.
Saludos fraternales.
Manolo García Morales.

PALESTINA QUIERE LIBERTAD, NO LIMOSNAS
El martes por la mañana, mientras teníamos una reunión con la red de organizaciones de Derechos Humanos de Palestina, tenía lugar un ataque israelí en las zonas de  Khan Younis y Rafah. (Nosotras estamos en Ciudad de Gaza, más al norte). La justificación de las autoridades israelíes es la habitual, o sea que han bombardeado zonas donde se esconden combatientes palestinos. (Es la imagen del bombardeo de la foto). No se han producido víctimas, pero si daños materiales que empobrecen más a la gente y psicológicos que aterrorizan a la gente.
Pero hoy jueves si hemos viajado al barrio de Chabdura en Rafah. Hemos visitado a Mahmud Kamel al-Sersek, el joven futbolista de la selección nacional de palestina que fue puesto en libertad, también el pasado martes, después de tres años preso en las cárceles israelíes, en la modalidad de “prisión administrativa sin cargos”, es decir, te detienen, no te acusan de nada, así que no puedes defenderte y te mantienen preso de manera indefinida. Contra este tipo de detenciones los presos palestinos están reaccionando haciendo huelgas de hambre.
Es el caso de Mahmud. Él pidió autorización para ir a Cisjordania a jugar en un equipo de fútbol, Israel le concedió el permiso, pero cuando salió de Gaza lo detuvieron, el 15 de julio del 2009, cuando tenía 22 años. Desesperado porque no sabía cuanto tiempo lo tendrían encarcelado inició una huelga de hambre que mantuvo durante 95 días y estuvo a punto de costarle la vida. Al final las autoridades israelíes cedieron y lo han liberado a punto de cumplir los tres años de cárcel. Hoy le hacían en su barrio un homenaje popular en un polideportivo. Nosotras hemos estado previamente en su casa saludándolo a él y a su familia. Ha sido una cosa muy emotiva. Nos han acompañado una activista italiana, otra belga de origen árabe, que hablaba español y nos ha servido de intérprete y dos amig@s palestin@s. La madre estaba emocionada al ver como ciudadanos de Europa visitábamos a su hijo. Nos confesó que ella, con toda la preocupación del mundo apoyó la huelga de hambre de su hijo porque creía firmemente que era la única manera de que consiguiera la libertad. Ahora está feliz con su hijo en casa, pero sigue sufriendo por los miles de presos palestinos que siguen en las cárceles de Israel, y nos dice que sabe que la libertad es condicional porque toda la población palestina está en la cárcel que es Gaza.
Mahmud, nos ha abrazado y saludado a tod@s. Su discurso ha sido conciso. El sabe que toda la gente del mundo son hermanos por encima de razas, lenguas y creencias, aunque los gobiernos tengan sus intereses. El es uno nada más, pero se ha dejado a miles de compañeros presos atrás.    
En ese ajetreado martes, 9 de octubre, nos reunimos con Amjad Shawa, coordinador de la red de ONG palestinas, que agrupa a 130 organizaciones. Su posición de principio es muy clara, documentan la violación de los derechos humanos, tanto de las fuerzas de ocupación israelíes como de las autoridades palestinas. Pero tienen  claro que la fuente actual de esas violaciones está basada en la ocupación de Palestina. La separación a que obligan las autoridades israelíes de los distintos enclaves palestinos es una tragedia en si misma. La gente joven de Gaza, no conocen Palestina, solo Gaza. El 70% antes estudiaban en Cisjordania, ahora ya no se puede. La política de Israel es la eliminación total de Palestina, con la absorción de Cisjordania y Jerusalém y la cesión de la actual Gaza a Egipto. Con la política de empobrecimiento de Gaza, Israel quiere forzar a que la gente se marche. El cierre de fronteras en 2006, significó la parálisis de 99% de fábricas, unas 4.000, que ya no podían importar materias primas ni exportar sus productos. Eso supuso que mucha gente fuera al paro, además de la que, por el cierre de fronteras ya no pudo ir a trabajar en Israel, que se calcula que eran unas 100.000 personas. Y aunque tienen campos de cultivos, palmerales, frutales, la ocupación israelí les pone difíciles las cosas. La gente no puede acercarse a menos de 1 Km de la valla que rodea toda Gaza limitando la zona controlada por Israel. Esa zona que dedican al cultivo de trigo y cereales, o han tenido que dejarla baldía o la cultivan a riesgo de muerte, ya que soldados israelíes disparan sin avisar. Abandonar el terreno significa perder 50 Kilómetros cuadrados de tierras de cultivo. Gaza, que exportaba naranjas, tiene ahora que importarlas, porque antes de su marcha de la franja, los israelíes arrancaron miles de naranjos. La pesca, una de las fuentes de alimentación importante al ser una zona costera se ha visto muy limitada, ya que según los acuerdos de Oslo, Israel iba a respetar la zona de 20 millas en el mar, como aguas territoriales de Gaza, donde sus pesqueros podrían faenar. Ahora mismo y de manera unilateral, el límite que imponen a los pesqueros es de 3 millas.
Por esto, el pueblo palestino dice que no quiere ayuda ni limosnas. Quieren libertad. Ellos saben trabajar, cultivar pescar, comerciar, estudiar, investigar (cada año van 15.000 graduados al paro). Los dineros de la Unión Europea caen en saco roto, como el aeropuerto que construyó España en Gaza y que fue destruido por los bulldozer de Israel. El problema de fondo no es humanitario sino político. Por eso apoyan la campaña internacional BDS (Bloqueo, Desinversiones, Sanciones) contra Israel, porque creen que es la manera más efectiva, a través de la presión social y popular de presionar a Israel. Ellos ya están bloqueados. La autoridad israelí permite que compren coches y chocolate, pero no medicinas. No les permiten exportar casi de nada, pero como una cruel burla, entre los productos que tienen autorizados a exportar está el caviar.
Con la situación tan difícil que hay en Gaza, el compañero no oculta que hay importantes diferencias sociales. Hay propietarios de tierras de cultivo, de empresas, o los dueños de los túneles (que aunque autorizados por el gobierno de Hamas, son de propiedad y gestión privada), etc., que son una clase capitalista. La gente que trabaja gana al mes una media de 1.500 Chequel (300€ al mes al cambio) pero la inestabilidad laboral es muy acusada, y el paro es posible que se acerque al 50%. Luego como un ingreso muy importante están las remesas de los inmigrantes (que trabajan en la zona del Golfo Pérsico, en Europa, en América..), las ayudas de la ONU, que se dan en alimentos fundamentalmente y sobre todo en la redes de solidaridad familiar.
Amjad Shawa, finalmente, además de informarnos que la red, ha puesto en marcha una campaña para que se rebaje la edad mínima para poder presentarse a las elecciones parlamentarias de 30 a 25 años, nos hace un llamamiento a que la gente solidaria del mundo visite Palestina. No solo Gaza, sino también Cisjordania y Jerusalén. Que podamos servir de lazos entre los distintos territorios palestinos, que ellos, justamente por ser palestinos, no pueden visitar.
Entre el miércoles y el jueves, nos hemos reunidos con dos partidos de izquierda, el Frente Popular y el Frente Democrático, con una Asociación de Derechos de la Mujer y otra Asociación de Derechos Humanos, y hemos visitado un par de hospitales. Lo que podemos destacar de lo que nos dicen, es que consideran a Hamás como un partido patriótico pero de derechas. La izquierda primero defiende la unidad nacional frente la ocupación de Israel. La izquierda además tiene que resolver su división, ya que son 5 partidos de izquierda, además de los dos frentes mencionados, están el Partido Popular Palestino (antiguo partido comunista) la Iniciativa Nacional Palestina y la Unión Democrática Palestina, que se conoce como FIDA. La izquierda palestina denuncia el enfrentamiento de Hamás que gobierna en Gaza, y de Fatah que gobierna en Cisjordania, y parece que es un sentimiento popular muy extendido, de manera que al calor de la manifestaciones populares árabes, en Túnez y Egipto, los palestinos se manifestaron pero pidiendo que se acabara el enfrentamiento entre los dos partidos gobernantes, y unieran sus fuerzas para luchar contra la ocupación y mejorar el nivel de vida del pueblo.
La Asociación de mujeres, tiene una doble función, por una parte de protección y por otra de reclamación de derechos civiles. Por una parte, frente al mayor impacto que tiene el paro sobre las mujeres, que sobre los hombres, dan cursos de formación, ayudan a las más necesitadas, organizan actividades productivas como la elaboración de artesanías. En reclamación de sus derechos, defienden la igualdad de salarios con los hombres y rechazan la política retrógrada que Hamás está imponiendo a las mujeres. Políticas que van desde la exigencia de vestir el hiyab (túnica negra), de segregar mujeres y hombres en los espacios públicos o de prohibirles fumar narguile. Ellas alientan a las mujeres a vestirse con colores e incluso  a no llevar pañuelos cubriéndoles la cabeza si no lo desean. Esta actitud les lleva a tener frecuentes problemas con la policía de Hamás.

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