Llevamos casi cuatro años padeciendo a nivel mundial el
enriquecimiento ilícito y el incremento desmesurado de las grandes fortunas
ostentadas por los bancos, entidades financieras y oligopolios empresariales, a
costa de sectores más necesitadas de apoyo y protección social.
Las medidas de reforma laboral adoptadas por el gobierno del
PSOE en esta última legislatura, han dejado las manos libres a la derecha más
recalcitrante, que amparándose en las tasas de desempleo amenazan con continuar
desmantelando todas las conquistas.
Europa se ha convertido en un territorio hostil para la
globalización de los derechos sociales, sus mandatarios se alían con la
estrategia de los mercados para eliminar de un plumazo los servicios públicos y
el estado de bienestar.
Las situaciones de precariedad conllevan casi siempre una
disminución paralela de derechos y libertades, Y en estas circunstancias son
siempre sus componentes más débiles las y los que sufren las peores
consecuencias: la juventud y las mujeres.
El año 2011 mostró el ascenso imparable del paro femenino,
un mayor porcentaje en trabajos a tiempo parcial de las mujeres y una
desigualdad salarial en aumento. Para colmo 2012 se nos presenta con una
reforma laboral, que incide directa y más crudamente contra la estabilidad y la
calidad en los empleos de las mujeres.
El PP en una muestra clara de su concepto patriarcal de la
sociedad, paraliza la Ley
de Dependencia para que directamente seamos las mujeres las que ya, sin soporte
alguno, continuemos ejerciendo de cuidadoras de hijas e hijos y familiares
dependientes.
Después de 25 años, conseguimos una Ley de interrupción
voluntaria del embarazo que no contentaba a nadie por las restricciones que la
ley planteaba a la libertad individual de las mujeres y por su enfoque
paternalista, no obstante, supuso un avance en algunas reivindicaciones del
movimiento de feminista. Ahora el PP pretende de nuevo volver al pasado,
adaptándose a los deseos de la iglesia católica y cuestionando nuestra capacidad
para tomar decisiones sobre nuestra propia vida.
El feminismo está y ha estado siempre del lado de lo
público, no sólo reivindicando legítimamente el papel activo y visible de las
mujeres en ese espacio, sino también como concepto político. Hemos sido siempre
conscientes de que el Estado debe garantizar todos los principios de
transversalidad que reafirmen el bienestar e igualdad de la ciudadanía.
En muchas autonomías, gobernadas tanto por el PSOE como por
el PP, o se han desmantelado organismos de igualdad y clausurado recursos, o se
han aminorado sustancialmente los apoyos económicos para el mantenimiento de
programas destinados a la igualdad.
Por eso en este 8 de marzo IU llama a la movilización y a la
lucha constante no sólo para que no se eliminen ni uno de nuestros derechos,
sino además para que haya un aumento presupuestario real e importante en
políticas específicas de igualdad.
Exigimos:
Que se incorporen medidas efectivas para la integración de
las mujeres en el mercado de trabajo, en condiciones de igualdad, tanto
salariales como profesionales.
Que se articulen medidas que consoliden el reparto familiar
y social del cuidado de la infancia y las personas dependientes universalizando
los servicios públicos.
Que se reconozca la contribución económica de las mujeres en
los trabajos no reconocidos como productivos (crianza, cuidado, tareas
domésticas, etc).
La asignación del 5% del total del Presupuesto a políticas
“mujer” específicas y transversales.
El derecho a la Interrupción Voluntario
del Embarazo, de forma libre y a cargo de la sanidad pública.
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