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viernes, 12 de noviembre de 2010

Honorables tiranos

Antonio Tellado
Secretario Político de la Agrupación "Andrés Rodríguez" del PCA de Málaga
Como sabemos, vivimos en una sociedad extremadamente hipócrita en la que hay muertos de primera y muertos de tercera, y lo que es aún peor, asesinos con licencia para matar. Los países, las razas, las clases sociales, los regímenes políticos…están rigurosamente clasificados según la conveniencia de los que imponen su dominio en el panorama mundial; según esa clasificación unos mismos hechos son juzgados de forma diferente, en unos casos considerándolos asesinatos y en otros mantenimiento del orden, y de la misma forma, unos muertos serán víctimas a las que se asesinó y en otros simplemente individuos que resultaron muertas al restablecerse el orden. En estos días tenemos el ejemplo de lo sucedido en El Aaiún, donde el rey de Marruecos, que se dice hermano o primo del de España, ha reprimido una vez más con sus tropas a la población autóctona del Sahara Occidental, matando e hiriendo a quienes encontraba a su paso.
¿Qué diría la prensa si esos muertos o heridos se hubieran producido en Venezuela o en Irán, pongamos por caso? Pues simplemente se orquestaría una campaña internacional por parte de los que hoy cierran los ojos para no ver lo que ocurre en el país vecino, pero claro, como el país represor es Marruecos, que cuenta con todo el apoyo de los Estados Unidos, ni el gobierno español, ni la Unión Europea ni Naciones Unidas hacen absolutamente nada. Incluso su lenguaje los delata: “Recomendamos contención a las dos partes” ¿Cómo a las dos partes? ¿Qué contención puede pedirse a los cerca de 800 heridos saharauis? Suponemos que los honorables mandatarios de esas instituciones se referirán a la contención de las hemorragias que sufran a causa de las heridas que les ha producido el ejército marroquí. Y todo ello en medio de la más absoluta impunidad, al no permitir la presencia de testigos, ya sean periodistas u observadores internacionales, lo que tiene que hacernos pensar que se podría estar preparando un baño de sangre, ya que al que no tiene nada que ocultar nada le importa la presencia de testigos.
Esa sangre nos salpica a los españoles. En primer lugar porque se produce en un conflicto creado en 1975 por la cobardía de los que componían el gobierno de la nación en aquellos momentos y en segundo lugar porque la complicidad llega al extremo de que el armamento utilizado, al igual que en otros casos similares, ha sido proporcionado por Estados Unidos y la Unión Europea, de la que forma parte y tiene una política común España. Recientemente se anunciaba a bombo y platillo la venta de armas a la monarquía teocrática de Arabia Saudita, un país gobernado por un monarca que dice serlo por designio divino y donde se juzga a la gente según los preceptos de un escrito medieval, el Corán.
Porque, digámoslo claro, Estados Unidos, que no respeta los Derechos Humanos, que tortura y mantiene detenidos sin juicio durante años y que además es el único país de toda América que sigue aplicando la pena de muerte, es el encargado de ejercer un derecho que nadie le ha otorgado, el de decidir quiénes son los buenos y quiénes los malos –el eje del mal- según sus intereses, otorgando por añadidura licencia para matar. Así, todos los muertos que caigan abatidos por sus fuerzas represoras o por las de sus dictaduras subalternas, pasan a serlo por enfrentamiento con las “fuerzas del orden”. A eso, sus satélites de la Unión Europea y entre ellos ese satélite menor llamado España, dicen Amén. Así se escribe hoy la historia, al dictado de los amos, tapando la sangre con paletadas de hipocresía y cinismo.
ANTONIO TELLADO
larepublica.es

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