.

.

viernes, 3 de febrero de 2012

En el 75 Aniversario de la ocupación fascista de Málaga y de la dramática huida del pueblo por la carretera a Almería


Secretaría de Memoria Histórica del PCA de Málaga
En la mañana del día 8 de febrero entraban en la capital malagueña, sin apenas resistencia, las avanzadillas de las tropas “moras” y falangistas que mandaba el coronel Borbón. Al mismo tiempo las tres columnas motorizadas italianas se internaban en la ciudad por diferentes lugares y a las que se unieron tropas desembarcadas de los buques franquistas que fondeaban en el puerto y que apenas unas horas antes bombardeaban Málaga. A las 5 de la tarde las diferentes tropas de ocupación fascista desfilaban sobre las calles de la Málaga republicana.
Finalizaban sietes meses de acoso, de bombardeos indiscriminados, las penurias de una ciudad cercada (el desabastecimiento de bienes básicos de consumo y medicinas, las carencias de ropas de abrigo y calzado, etc.). A estas difíciles circunstancias se les unió desde un principio una enorme marea humana de refugiados que huían, del horror fascista, de los diferentes pueblos de la provincia y de otras ciudades andaluzas ya tomadas por los rebeldes, y que a una ciudad de unos 200.000 habitantes llegaron cerca de 90.000 refugiados. Las autoridades republicanas intentaron hacer frente a este problema humanitario, con más voluntarismo que eficacia ante la escasez de medios, y buscaron alojamiento en viviendas, hoteles, cuarteles y edificios religiosos, a esta marea humana. Pero el hacinamiento y la falta de higiene convirtieron estos recintos en espacios donde se propagaban las enfermedades, situándose al borde de las epidemias, y que ocasionaron la muerte de innumerables niños y ancianos.
Apenas unas horas antes de la caída de Málaga, y dada la orden de retirada de las fuerzas milicianas, mal equipadas y peor armadas, de los diferentes frentes malagueños, la gran mayoría de la población malagueña y las decenas de miles de refugiados, sintiéndose amenazadas ante las atrocidades que contaban los refugiados de las poblaciones ocupadas, decidían huir por el único camino posible, la Carretera de Almería. Allí padecieron el terrible calvario de los bombardeos de la aviación y la flota fascista, mientras eran perseguidos por las fuerzas motorizadas italianas, dejando un sendero de miles de cadáveres a lo largo de los cerca de 200 kms. de difícil camino, calculándose por parte de historiadores especialistas entre 3000 y 5000 las víctimas de este trágico suceso.
En estos dramáticos sucesos de la llamada “Carretera de la Muerte”, uno de los episodios más horrorosos de la guerra, destacó en su humanitaria labor, salvando innumerables vidas de malagueños y malagueñas huidas, el doctor canadiense Norman Bethune, de filiación comunista, que con su ambulancia para transfusiones de sangre no paró de trasladar mujeres, niños y ancianos enfermos hasta lugar seguro. Asimismo destacaron en esta labor humanitaria los enviados del Socorro Rojo Internacional Matilde Landa y la artista Tina Modotti que en Almería se encargaron del transporte y acogida de los evacuados, abastecimiento de alimentos, ropas, medicamentos, etc., a quienes es de justicia reconocer, por parte de todos los malagueños y malagueñas su gran labor humanitaria.
Después llegaría la represión brutal y fría, que llevaría a decenas de miles de republicanos, socialistas, libertarios y comunistas a las cárceles, a ser torturados y ejecutados en las tapias de los cementerios y enterrados en fosas anónimas de toda la provincia. En la capital se calculan que más de 3500 hombres y mujeres fueron asesinadas en las tapias del cementerio San Rafael, el tristemente célebre “Batatá” y en más de 7000 sin contabilizamos los ejecutados en los diferentes pueblos y que integran las numerosas fosas que pululan las localidades malagueñas. Nunca hubo, desde esos instantes, un solo minuto de libertad y democracia en Málaga, la cárcel, la tortura y la muerte fueron la “ley”, mientras duró el gobierno del terror del dictador Francisco Franco y sus aliados, las grandes “familias” de siempre, la  Iglesia,…, que tanto colaboraron en la implacable tarea.
Para la mayoría de los dirigentes comunistas malagueños, y de muchos de los militantes del PCE, su destino fue la cárcel, la tortura, el exilio o la muerte. En Málaga fueron fusilados, entre otros muchos: El médico y diputado Cayetano Bolívar Escribano (4-7-39);  El Secretario Político del Comité provincial y gestor de la Diputación, Rodrigo Lara Vallejo; el Secretario Local de la UGT y concejal José Gallardo Moreno (1-7-41) además de su hermana Elvira Gallardo Moreno y su compañero Manuel Pardo Sosa (febrero 1937); el joven dirigente local José Cañas García de Antequera (12-4-39); Juan Lara Díaz (4-5-40) y su hermano Manuel, Secretario de Juventud del Partido de Vélez Málaga (11-2-40); Rafael Triguero Quijano, Presidente de la Federación Deportiva Cultural Obrera; los hermanos Juan y José Muñoz Lagos dirigentes del Valle de Abdalajís (4-5-40); Francisco Cruz Sánchez alcalde de Ronda (13-4-40); Francisco Romero Añón alcalde de Marbella; Antonio Gómez Arias dirigente de Fuengirola; José Peña Díaz, Secretario General de Sedella (7-1-41); José Jiménez Alarcón, Secretario de organización de Mijas; Antonio Muñoz García, Secretario General de El Burgo (6-8-39); Julio Ramos Corral de Lagos (Vélez-Málaga,12-12-39); Francisco Bernal Trujillo, Secretario Juvenil de Álora (10-11-39); Joaquín Herrera Muñoz, concejal de Nerja; el periodista y dirigente provincial José Ochoa Alcázar que estaba desterrado en las Canarias cuando triunfó la sublevación fascista, fue arrojado, junto a otros, al río Miño cuando era trasladado a Galicia; la sindicalista Victoria Merino González (18-1-38). Otros fueron a parar a campos de concentración, batallones de trabajo y a las cárceles. El resto intentó sobrevivir en un medio hostil, donde la organización nunca dejó de existir totalmente y que siempre encabezó la resistencia clandestina a la dictadura.
El Partido Comunista de Andalucía en el marco de este 75 Aniversario de la caída de Málaga y del Éxodo de la Carretera a Almería manifiesta su más absoluta condena de aquel criminal genocidio cometido sobre el pueblo de Málaga, siendo nuestra obligación, ética y moral, el restituir la dignidad, el honor y el buen nombre de todos y todas los asesinados y asesinadas, frente a quienes intentaron e intentan mancillar y borrar de la memoria colectiva de nuestra España.
Es por ello que consideramos muy insuficiente lo avanzado hasta ahora y que la llamada “Ley de Memoria Histórica” apenas ofrece una mínima respuesta a los objetivos antes enunciados para la recuperación de la memoria democrática de nuestro país, siendo evidencia de ello el que el único juez, Baltasar Garzón, que se atreviera a investigar los crímenes de la dictadura está siendo juzgado en estos días por ello. Asimismo queremos manifestar que resulta injustificable la no abolición de todos y cada uno de los juicios sumarísimos efectuados por el régimen de Franco con el fin de exterminar a la República y a quienes la sostuvieron.    
El PCA exige Verdad, Justicia y Reparación.

No hay comentarios: