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lunes, 15 de junio de 2009

Valoración de la Comisión Permanente del PCE de los resultados de las elecciones al Parlamento europeo


Las elecciones europeas reflejan la realidad política de la Europa actual. La derecha en su conjunto, llámese como se llame, es la opción más votada, con avances de la extrema derecha nominal en algún país o a través de organizaciones que, sin ser calificadas de extrema derecha, lo son por sus programas reaccionarios y xenófobos. Sin ir más lejos, este es el caso de La Liga Norte en Italia. El centro, mayoritariamente la socialdemocracia, sufre un fuerte retroceso, habiendo en éste sector diferencias importantes entre unos y otros de sus componentes.
Una primera conclusión es que aceptando, en lo fundamental, derecha y centro la misma política capitalista expresada en la globalización neoliberal, esto siempre beneficia a la parte mas nítidamente representante de esa política, que históricamente expresan los partidos conservadores. Unos y otros, en uno u otro grado, por acción u omisión, son responsables de la crisis financiera y económica actual, al aceptar y defender ciegamente el mercado financiero sin leyes, la especulación y la corrupción, vulnerando incluso las propias leyes de la democracia representativa.
Los Verdes europeos, heterogéneos, con sectores y políticas contradictorias, de izquierda y de derecha, avanzan debido especialmente a la fuerte subida en Francia.
Finalmente, el GUE, grupo unitario en el cual está IU, ha bajado debido básicamente a la desaparición de la representación finlandesa y especialmente de la italiana que en él había. La ruptura de Refundación Comunista ha provocado que se presenten dos listas, ninguna de las cuales ha alcanzado el 4% que exigía la ley para conseguir representación. El PCBM de Chequia baja ligeramente. Se sube en otras partes (Portugal, Francia, Grecia, Chipre y Alemania) y se mantiene en Dinamarca y Holanda.
En España, la campaña se ha centrado en la confrontación del PP y el PSOE por el poder bipartidista, con las coaliciones nacionalistas de potenciales socios de uno u otro.
El PSOE pierde aunque es poco castigado por la crisis y por las mentiras que sobre la crisis ha dicho y el PP gana algo.
Iniciativa Internacionalista ha obtenido sus votos en Euskadi y poco más y la Izquierda Anticapitalista ha recogido, como era previsible, pocos votos (25.000) aunque algunos creyeran que iba a comerse el espacio de la izquierda alternativa y anticapitalista, cubierto por IU.
En el conjunto europeo y en España la abstención demuestra, una vez más, el distanciamiento ciudadano con esta Europa del capital y del mercado, la de la sumisión económica e ideológica a EEUU, la de la cobardía política ante los graves problemas del mundo, en especial los de la guerra o la paz, con especial responsabilidad en el sufrimiento del pueblo palestino por su complicidad con Israel, EEUU y demás aliados. Una Europa, cuyos pueblos han asumido gran parte de las miserias morales y políticas de sus dirigentes y gobernantes. Pueblos que con su actitud permiten la permanencia de personajes que son la vergüenza de la política, cuya expresión más clara pero no única es Berlusconi. Sin una izquierda fuerte, sólida y creíble en Europa será difícil cambiar las cosas.
Se ha detenido la bajada de votos de IU. Hemos pasado del 4,15% al 3,73% (en las Elecciones Generales obtuvimos un 3,77%) y se han perdido algo menos de 60.000 votos, la mitad de ellos en Cataluña (32.782) junto a Euskadi (16.340), País Valencià (6.115) y Asturias (3.841). Hemos aumentado votos y porcentaje en Andalucía (11.027), Castilla la Mancha (3.807) y Aragón (1.704) y más levemente en Extremadura, Illes Balears y Región de Murcia, En el resto de comunidades hemos mantenido el resultado de 2004. Ello ha producido alivio y una cierta satisfacción en nuestra gente que, por primera vez en mucho tiempo, no vive una noche electoral de derrota. No ha sido ajeno a esta sensación el que se hayan visto reflejados en el discurso que han trasladado nuestros candidatos y dirigentes.
A partir de esta primera valoración debemos profundizar más. Esta sensación de alivio no puede ocultar los grandes déficits que siguen existiendo en nuestra organización:
- No hemos conseguido introducir la crisis económica como eje de la campaña electoral. Los grandes medios de comunicación han seguido la campaña del PP y PSOE, que la han centrado en las mutuas acusaciones de corrupción, olvidando la situación que vive Europa y España. A esto también ha contribuido la falta de tensión social que existe en España.
- No hemos sido capaces de tensionar a nuestra organización que ha tardado en entrar en campaña y cuando lo ha hecho no se ha volcado como hubiera debido, olvidando que en estas elecciones, lo que estaba en juego, no era el respaldo a determinadas direcciones sino la solidez del discurso y de la dirección resultante de la ultima Asamblea Federal y que de forma positiva han trasladado tanto Cayo Lara, como el candidato Willy Meyer.
- No hemos implicado a nuestros aliados sociales naturales, de forma concreta a los sindicalistas críticos y a los jóvenes que han plantado cara a Bolonia en la Universidad.
- Seguimos sin un discurso de Estado coherente.
- Existe mucha desigualdad organizativa entre las diferentes zonas del Estado.
- El papel del Partido ha estado en la misma línea que hemos señalado para IU, con el añadido de las zonas conflictivas, en las que el Partido ha estado marginado.
A partir de estas primeras valoraciones podemos obtener algunas primeras conclusiones:
- En estos momentos es más necesario que nunca mantener nuestro discurso anticapitalista, republicano y federal, superando tentaciones de ocupar el espacio que el PSOE y la socialdemocracia pueden abandonar. No somos ni pretendemos ser socialdemócratas ni aplicar políticas social liberales, sino anticapitalistas y alternativos. Cuando la crisis se endurece más claro debe ser nuestro mensaje anticapitalista, nuestra identidad y nuestro programa político.
- Debemos plantearnos una verdadera política de extensión y fortalecimiento organizativo, que no es una campaña de afiliación, sino el desarrollo de un plan que permita estructurar y fortalecer las asambleas de base existentes y la extensión territorial en las zonas blancas implicando a lo más activo de nuestros dirigentes.
- Necesitamos recuperar alianzas sociales, priorizar nuestra relación con el movimiento sindical y los movimientos reales que luchan por una economía al servicio de la gente, por una educación y sanidad públicas, por una vivienda digna, por un trabajo con derechos y por un mundo en paz, solidario e internacionalista.
- Tenemos que recuperar un discurso federal y republicano que se ha podido ver diluido en función de alianzas con fuerzas nacionalistas en determinados territorios de España, una Federalidad que no tiene nada que ver con el discurso centralista del PP, ni con la dispersión del PSOE, sino con una relación solidaria entre las distintas comunidades de España.
- Es urgente y necesario la resolución de los conflictos internos que siguen lastrando el funcionamiento de IU en muchas zonas.
- Todos estos elementos deben ser el centro de nuestra apuesta por la Refundación de IU, que ahora, con más tiempo y cierta tranquilidad interna, se presenta como mucho más importante y necesaria.

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