José Luís Centella /Mundo Obrero nº 214-215, julio-agosto 2009
En estos momentos se están desarrollando diferentes procesos revolucionarios que pretenden avanzar hacia sociedades socialmente avanzadas, superando la explotación, la rapiña de los recursos naturales por parte de las multinacionales y la construcción de una sociedad socialista, lo novedoso de estos procesos de construcción del socialismo que se están dando en el Siglo XXI, es que se hace cada vez más evidente que el método, que la forma de hacer la revolución es muy importante, es más, cada vez está más claro que el método y los instrumentos revolucionarios condicionan el resultado final, determinan que tipo de sociedad se pretende construir.
De esta forma, los revolucionarios del S. XXI tienen que comprender que la toma del poder por un grupo de revolucionarios profesionales no es posible, ni tampoco tiene muchas posibilidades de éxito una revolución impulsada desde una guerrilla que avance hasta la constitución de un ejército popular revolucionario que tome el poder por la fuerza.
La realidad es que en estos momentos se desarrollan procesos verdaderamente revolucionarios basados en la más amplia participación, en la construcción de poderes populares desde la más amplia base social, con la implicación de los movimientos sociales que se convierten en actores revolucionarios, procesos que partiendo de una reglas de juego impuestas por el propio sistema capitalista, incluso con sistemas electorales "trucados", han conseguido en un primer momento alcanzar el gobierno mediante elecciones, pero una cosa es alcanzar el gobierno y otra tener el poder. Por eso la búsqueda de la más amplia participación popular y la penetración del aparato del estado (incluido, obviamente, el ejército) son los elementos que deben formar parte de la estrategia transformadora.
En estos momentos en los que se hace necesaria la implicación de las masas en la revolución, por lo que es necesario crear las condiciones y sobre todo los instrumentos para que esas masas se conviertan en agentes activos de los procesos revolucionarios, es decir que dejen de ser masas, para convertirse de individual y colectivamente en los actores principales de la revolución socialista en el siglo XXI.
Por otro lado hace mucho tiempo que una revolución mundial simultánea quedó descartada y que desapareció la posibilidad de la existencia de un gran centro revolucionario que impulsara la revolución hacia cada rincón del planeta. Ahora se desarrollan muy diferentes y diversos procesos que tratan de construir el socialismo combinando las especificidades de cada pueblo con la necesidad de reinventar un nuevo internacionalismo anticapitalista mas horizontal y más rico en diversidad.
Exponente de estos procesos de acumulación de poder popular son los que se están dando en Latinoamérica, donde las transformaciones revolucionarias van acompañadas de una creciente participación de la clase trabajadora y las capas populares, de un verdadero respeto a los Derechos Humanos, las libertades políticas, los derechos civiles y la profundización en la democracia.
LA BATALLA DE LAS IDEAS
Desde esta realidad, es necesario ser conscientes de las contradicciones que surgen al pretender avanzar hacia una sociedad socialista, desde un mundo donde las reglas del mercado capitalista se tratan de imponer de una forma mas o menos violenta según las circunstancias.
En esta situación, se hace necesario pasar a la ofensiva en el debate ideológico, implicando en él a la mayoría de la población mediante una gran movilización social y cultural. Tenemos que empezar por cuestionar el intento de identificar DEMOCRACIA con mercado y CIUDADANIA con consumidor, tenemos que rebelarnos contra el intento de imponer una democracia de baja intensidad, ligada de forma indivisible a la economía de mercado capitalista, que anula la capacidad critica del individuo, como la única democracia posible. En éstos momentos el objetivo ideológico del capitalismo es tratar de situar a quien cuestione su sistema como NO DEMÓCRATA y por tanto excluido de cualquier posibilidad de participar en la vida pública.
Tenemos que desenmascarar que lo que llaman democracia en realidad, no lo es, que lo que llaman prensa libre no es mas que terminales mediáticos al dictado de los poderes económicos, y debemos plantear la alternativa de una democracia avanzada con mas participación, con mas capacidad para situar la riqueza la cultura y el saber científico-tecnológico al servicio del ser humano.
¿QUÉ HACER DESDE EL PARTIDO?
En este momento es necesario tener claro que para romper las reglas de juego que tratan de imponernos desde un capitalismo cada vez mas agresivo y salvaje, es fundamental la creación de instrumentos reales de participación, de movilización, de autogestión, de toma de decisiones colectivas en todos los ámbitos de la vida pública, es necesario conquistar y desarrollar iniciativas que se conviertan en islas de democracia avanzada.
También es necesario dejar sentado que no defendemos un proceso revolucionario tan "inocente" que no tenga claro que frente a un imperialismo agresivo, militarista, existe el derecho de resistencia de los pueblos con todos los medios, incluso los violentos, a su alcance, por lo que hay que dejar claro que tomar una vía "pacifica", de amplia base participativa de construcción del socialismo, no puede dejar desamparados ni material, ni ideológicamente a quienes desde Palestina, Sáhara Occidental, y otros muchos lugares del planeta, resisten con las armas en la mano las agresiones imperialistas.
Es necesario en este momento que el modelo de partido que queremos plantear para el futuro, sea consecuente con el modelo de construcción del socialismo que queremos desarrollar, de esta forma debemos mejorar los instrumentos de participación, de toma de decisión colectivas y participativas, dando valor a las asambleas y a los órganos colectivos frente a mecanismos "individualistas" en la toma de decisiones.
Tenemos que impulsar un debate activo, participativo que ponga los pilares para ser un Partido Visible, Activo, Organizado, que pueda afrontar una situación de crisis económica, alimentaria, energética, ecológica y social, etc. pasando a la ofensiva, de manera que si para el capitalismo esta crisis es una oportunidad para sanearse eliminando las partes enfermas o débiles del sistema, para el PCE y el conjunto de fuerzas anticapitalistas puede ser una oportunidad para poner en cuestión el sistema haciendo más entendibles por la mayoría de la población sus contradicciones, sus miserias, haciendo un trabajo que se encamine a que las mayorías asuman la necesidad de una alternativa al estado actual de cosas, que comprendan que cada logro democrático y social del que disfrutamos es solo fruto de la lucha y la movilización, pero que ahora, además, los logros reales solo llegarán con la, ahora más necesaria que nunca superación del capitalismo, por otro sistema que no puede ser otro que el socialista.
El próximo Congreso del Partido, no puede ser el final de este debate, pero sí debe dejar bien sentadas las bases que sitúen al PCE en este camino, con señales claras de que hemos entendido hacia donde encaminar nuestros retos en los próximos años de reconstrucción del Partido. Camino que entronca con lo mejor de nuestra historia, con lo que me gusta identificar como el Partido de Pepe Díaz y Dolores, siendo evidente que el proceso de Refundación de IU no puede ser ajeno a este debate, por lo que el PCE debe debatir colectivamente sus aportaciones y situarnos a la cabeza de la Refundación de IU.
El Congreso es una buena ocasión para desarrollar propuestas en el sentido de avanzar hacia una Izquierda Unida en la que confluyan en torno a un programa democrático y anticapitalista toda la izquierda política y social, superando desconfianzas, sectarismos y falsos debates identitarios, una alianza que sea política y social, en la que el PCE juegue un papel fundamental desde la lealtad al proyecto unitario y el respeto al colectivo.
Una Izquierda Unida que partiendo de un discurso anticapitalista, tenga también clara la necesidad de utilizar métodos de trabajo participativos y colectivos, y formas organizativas que permitan hacer más creíble nuestro objetivo de construcción de un socialismo en el que la más amplia participación, el más amplio poder popular sea la garantía de su propia fortaleza.
Reconstruir el Partido debe ser pensar qué propuestas que debemos ofrecer a los trabajadores y a las trabajadoras de este país, para dar respuesta a las agresiones del capital. Debe ser plantear qué propuestas son necesarias para organizar la resistencia frente a quienes están desarrollando una política neoliberal que premia a la banca con miles de millones de euros y castiga al trabajador con más paro y menos servicios públicos.
Y reconstruir el PCE, es, sobre todo, conseguir que el Partido recupere su prestigio e influencia ante los trabajadores y trabajadoras, en función de su voluntad de lucha y su capacidad para generar alianzas sociales y políticas que construyan, desde la base, una nueva sociedad que avance hacia el socialismo del Siglo XXI.
Ello demandará que cada militante sea un cuadro que genere a su alrededor políticas en las que se identifique al propio Partido, y hacerlo con la determinación firme de contribuir a configurar ese socialismo que en el S. XXI tiene que ser una alternativa real, ilusionante y creíble para la mayoría de la humanidad.
La oportunidad es que podemos, ahora, ser capaces de arrancar un debate sobre qué socialismo queremos construir, ¿Qué entendemos por Socialismo? ¿Qué rasgos definitorios tendría? ¿De qué realidad partimos? ¿Qué es necesario? ¿Qué es posible? ¿Con quién o con quienes? ¿Cómo nos organizamos una vez definido el horizonte estratégico?, estos son preguntas a las que tenemos que empezar a dar respuesta y hacerlo con la confianza en un futuro que tenemos que construir entre todos y todas los que militamos en el PCE y contando con muchos y muchas mas que seamos capaces de incorporar a la lucha, el próximo Congreso es una buena oportunidad para ello, no la desaprovechemos.
José Luís Centella, Secretario de Relaciones Internacionales del PCE
En estos momentos se están desarrollando diferentes procesos revolucionarios que pretenden avanzar hacia sociedades socialmente avanzadas, superando la explotación, la rapiña de los recursos naturales por parte de las multinacionales y la construcción de una sociedad socialista, lo novedoso de estos procesos de construcción del socialismo que se están dando en el Siglo XXI, es que se hace cada vez más evidente que el método, que la forma de hacer la revolución es muy importante, es más, cada vez está más claro que el método y los instrumentos revolucionarios condicionan el resultado final, determinan que tipo de sociedad se pretende construir.
De esta forma, los revolucionarios del S. XXI tienen que comprender que la toma del poder por un grupo de revolucionarios profesionales no es posible, ni tampoco tiene muchas posibilidades de éxito una revolución impulsada desde una guerrilla que avance hasta la constitución de un ejército popular revolucionario que tome el poder por la fuerza.
La realidad es que en estos momentos se desarrollan procesos verdaderamente revolucionarios basados en la más amplia participación, en la construcción de poderes populares desde la más amplia base social, con la implicación de los movimientos sociales que se convierten en actores revolucionarios, procesos que partiendo de una reglas de juego impuestas por el propio sistema capitalista, incluso con sistemas electorales "trucados", han conseguido en un primer momento alcanzar el gobierno mediante elecciones, pero una cosa es alcanzar el gobierno y otra tener el poder. Por eso la búsqueda de la más amplia participación popular y la penetración del aparato del estado (incluido, obviamente, el ejército) son los elementos que deben formar parte de la estrategia transformadora.
En estos momentos en los que se hace necesaria la implicación de las masas en la revolución, por lo que es necesario crear las condiciones y sobre todo los instrumentos para que esas masas se conviertan en agentes activos de los procesos revolucionarios, es decir que dejen de ser masas, para convertirse de individual y colectivamente en los actores principales de la revolución socialista en el siglo XXI.
Por otro lado hace mucho tiempo que una revolución mundial simultánea quedó descartada y que desapareció la posibilidad de la existencia de un gran centro revolucionario que impulsara la revolución hacia cada rincón del planeta. Ahora se desarrollan muy diferentes y diversos procesos que tratan de construir el socialismo combinando las especificidades de cada pueblo con la necesidad de reinventar un nuevo internacionalismo anticapitalista mas horizontal y más rico en diversidad.
Exponente de estos procesos de acumulación de poder popular son los que se están dando en Latinoamérica, donde las transformaciones revolucionarias van acompañadas de una creciente participación de la clase trabajadora y las capas populares, de un verdadero respeto a los Derechos Humanos, las libertades políticas, los derechos civiles y la profundización en la democracia.
LA BATALLA DE LAS IDEAS
Desde esta realidad, es necesario ser conscientes de las contradicciones que surgen al pretender avanzar hacia una sociedad socialista, desde un mundo donde las reglas del mercado capitalista se tratan de imponer de una forma mas o menos violenta según las circunstancias.
En esta situación, se hace necesario pasar a la ofensiva en el debate ideológico, implicando en él a la mayoría de la población mediante una gran movilización social y cultural. Tenemos que empezar por cuestionar el intento de identificar DEMOCRACIA con mercado y CIUDADANIA con consumidor, tenemos que rebelarnos contra el intento de imponer una democracia de baja intensidad, ligada de forma indivisible a la economía de mercado capitalista, que anula la capacidad critica del individuo, como la única democracia posible. En éstos momentos el objetivo ideológico del capitalismo es tratar de situar a quien cuestione su sistema como NO DEMÓCRATA y por tanto excluido de cualquier posibilidad de participar en la vida pública.
Tenemos que desenmascarar que lo que llaman democracia en realidad, no lo es, que lo que llaman prensa libre no es mas que terminales mediáticos al dictado de los poderes económicos, y debemos plantear la alternativa de una democracia avanzada con mas participación, con mas capacidad para situar la riqueza la cultura y el saber científico-tecnológico al servicio del ser humano.
¿QUÉ HACER DESDE EL PARTIDO?
En este momento es necesario tener claro que para romper las reglas de juego que tratan de imponernos desde un capitalismo cada vez mas agresivo y salvaje, es fundamental la creación de instrumentos reales de participación, de movilización, de autogestión, de toma de decisiones colectivas en todos los ámbitos de la vida pública, es necesario conquistar y desarrollar iniciativas que se conviertan en islas de democracia avanzada.
También es necesario dejar sentado que no defendemos un proceso revolucionario tan "inocente" que no tenga claro que frente a un imperialismo agresivo, militarista, existe el derecho de resistencia de los pueblos con todos los medios, incluso los violentos, a su alcance, por lo que hay que dejar claro que tomar una vía "pacifica", de amplia base participativa de construcción del socialismo, no puede dejar desamparados ni material, ni ideológicamente a quienes desde Palestina, Sáhara Occidental, y otros muchos lugares del planeta, resisten con las armas en la mano las agresiones imperialistas.
Es necesario en este momento que el modelo de partido que queremos plantear para el futuro, sea consecuente con el modelo de construcción del socialismo que queremos desarrollar, de esta forma debemos mejorar los instrumentos de participación, de toma de decisión colectivas y participativas, dando valor a las asambleas y a los órganos colectivos frente a mecanismos "individualistas" en la toma de decisiones.
Tenemos que impulsar un debate activo, participativo que ponga los pilares para ser un Partido Visible, Activo, Organizado, que pueda afrontar una situación de crisis económica, alimentaria, energética, ecológica y social, etc. pasando a la ofensiva, de manera que si para el capitalismo esta crisis es una oportunidad para sanearse eliminando las partes enfermas o débiles del sistema, para el PCE y el conjunto de fuerzas anticapitalistas puede ser una oportunidad para poner en cuestión el sistema haciendo más entendibles por la mayoría de la población sus contradicciones, sus miserias, haciendo un trabajo que se encamine a que las mayorías asuman la necesidad de una alternativa al estado actual de cosas, que comprendan que cada logro democrático y social del que disfrutamos es solo fruto de la lucha y la movilización, pero que ahora, además, los logros reales solo llegarán con la, ahora más necesaria que nunca superación del capitalismo, por otro sistema que no puede ser otro que el socialista.
El próximo Congreso del Partido, no puede ser el final de este debate, pero sí debe dejar bien sentadas las bases que sitúen al PCE en este camino, con señales claras de que hemos entendido hacia donde encaminar nuestros retos en los próximos años de reconstrucción del Partido. Camino que entronca con lo mejor de nuestra historia, con lo que me gusta identificar como el Partido de Pepe Díaz y Dolores, siendo evidente que el proceso de Refundación de IU no puede ser ajeno a este debate, por lo que el PCE debe debatir colectivamente sus aportaciones y situarnos a la cabeza de la Refundación de IU.
El Congreso es una buena ocasión para desarrollar propuestas en el sentido de avanzar hacia una Izquierda Unida en la que confluyan en torno a un programa democrático y anticapitalista toda la izquierda política y social, superando desconfianzas, sectarismos y falsos debates identitarios, una alianza que sea política y social, en la que el PCE juegue un papel fundamental desde la lealtad al proyecto unitario y el respeto al colectivo.
Una Izquierda Unida que partiendo de un discurso anticapitalista, tenga también clara la necesidad de utilizar métodos de trabajo participativos y colectivos, y formas organizativas que permitan hacer más creíble nuestro objetivo de construcción de un socialismo en el que la más amplia participación, el más amplio poder popular sea la garantía de su propia fortaleza.
Reconstruir el Partido debe ser pensar qué propuestas que debemos ofrecer a los trabajadores y a las trabajadoras de este país, para dar respuesta a las agresiones del capital. Debe ser plantear qué propuestas son necesarias para organizar la resistencia frente a quienes están desarrollando una política neoliberal que premia a la banca con miles de millones de euros y castiga al trabajador con más paro y menos servicios públicos.
Y reconstruir el PCE, es, sobre todo, conseguir que el Partido recupere su prestigio e influencia ante los trabajadores y trabajadoras, en función de su voluntad de lucha y su capacidad para generar alianzas sociales y políticas que construyan, desde la base, una nueva sociedad que avance hacia el socialismo del Siglo XXI.
Ello demandará que cada militante sea un cuadro que genere a su alrededor políticas en las que se identifique al propio Partido, y hacerlo con la determinación firme de contribuir a configurar ese socialismo que en el S. XXI tiene que ser una alternativa real, ilusionante y creíble para la mayoría de la humanidad.
La oportunidad es que podemos, ahora, ser capaces de arrancar un debate sobre qué socialismo queremos construir, ¿Qué entendemos por Socialismo? ¿Qué rasgos definitorios tendría? ¿De qué realidad partimos? ¿Qué es necesario? ¿Qué es posible? ¿Con quién o con quienes? ¿Cómo nos organizamos una vez definido el horizonte estratégico?, estos son preguntas a las que tenemos que empezar a dar respuesta y hacerlo con la confianza en un futuro que tenemos que construir entre todos y todas los que militamos en el PCE y contando con muchos y muchas mas que seamos capaces de incorporar a la lucha, el próximo Congreso es una buena oportunidad para ello, no la desaprovechemos.
José Luís Centella, Secretario de Relaciones Internacionales del PCE
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