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lunes, 28 de marzo de 2011

Izquierda Unida reclama el cierre de las centrales nucleares en el aniversario del accidente de Harrisburg y tras el desastre de Japón

Izquierda Unida realiza hoy, 28 de marzo, un especial recuerdo cuando se cumplen 32 años del grave accidente nuclear producido por la fusión parcial del núcleo en la central nuclear de Three Mile Island (Pensilvania). El accidente fue consecuencia de una serie de fallos en los equipos de la central y de errores de operarios de la misma.
“Aquel accidente -señala el responsable federal de Energía y Medio Ambiente de IU, Adolfo Barrena- provocó nubes radiactivas en la atmósfera que afectaron a más de dos millones de personas, la limpieza de la central duró más de 14 años y hubo que extraer 100 toneladas de combustible nuclear del lugar, pero no pudo evitarse que el agua contaminada dejara un residuo radiactivo imposible de eliminar”.
El dirigente de IU recuerda que “nunca se cuantificaron los efectos de ese accidente sobre la población, ni sobre el medio ambiente. Entonces, igual que ahora, la presión del ‘lobby’ nuclear impuso el silencio y se achacó el accidente a un error imposible de volver a producirse. Tampoco se cuantificaron los costes económicos y sociales, ni tenemos noticia de que la empresa propietaria de la central asumiera sus responsabilidades”.
“Hoy en Japón estamos viviendo otro grave suceso nuclear que vuelve a poner de manifiesto, como ya sucedió también con Chernobyl, los graves e inasumibles riesgos de la energía nuclear que, por otra parte, sigue sin dar ninguna alternativa al tratamiento de sus residuos”, afirma Barrena.
Para IU, “lo que está ocurriendo en la central japonesa de Fukushima ya ha provocado importantes emisiones de tritio, cesio y yodo que siguen todavía sin control. La radiactividad medida en el agua, en las verduras, en la leche y en la tierra superan los niveles mínimos admitidos en un radio de 40 kmts. Junto a ello, está obligando a tomar medidas excepcionales de control sobre el pescado y el marisco, dado que el agua utilizada para refrigerar los reactores está yendo directamente al mar”.
“Ante esta situación vemos como, una vez más, la industria nuclear dice que este suceso en la planta japonesa servirá para aprender y mejorar la seguridad -denuncia Barrena- pero, por mucho que lo diga el ‘lobby’ nuclear y sus defensores es evidente que la seguridad absoluta no existe y que los sucesos, por improbables que sean, acaban por producirse”.
“Por ello -concluye Adolfo Barrena- hoy, igual que ayer al manifestarnos en Garoña o como hicimos en el caso de Chernobyl, como hemos hecho ante la serie de ‘incidentes’ producidos en las centrales de nuestro país, como siempre, seguimos diciendo ¡¡Nucleares, No¡¡ y seguimos pidiendo un calendario de cierre de todas las centrales nucleares y un plan energético que, en el plazo de 10 años, sustituya esta fuente energética por energías renovables, así como urgentes medidas de dinamización socioeconómica de las zonas afectadas cuya actividad productiva depende de una central nuclear para garantizar el futuro del empleo”.

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