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domingo, 14 de septiembre de 2014

José Manuel Luque: "Municipales 2015: La convergencia que viene"

La esperanza, el miedo, dudas razonables, varios riesgos y más de una excusa Una aportación al debate en el seno de Izquierda Unida
José Manuel Luque Gálvez
Secretario Político Comité Local "Cayetano Bolívar" del PCA de Málaga, comprometido en la iniciativa ciudadana de confluencia plural  #GanemosMálaga
Afrontamos las recientes elecciones europeas con el objetivo de dar el primer golpe al bipartidismo. Consideramos esta convocatoria el inicio de un ciclo electoral que continuaba con las municipales y las generales y del que esperábamos un avance significativo de las posiciones de ruptura con el régimen y un impulso al Proceso Constituyente.
El golpe al bipartidismo y el avance de opciones rupturistas fue mayor y distinto al esperado. Junto al fuerte avance de IU - Izquierda Plural se produce la irrupción de una nueva fuerza: Podemos. El resultado de las europeas no es directamente extrapolable a unas municipales pero tampoco puede desdeñarse. Los sondeos posteriores muestran que no fue un voto anecdótico, sino que se consolida un espacio electoral alternativo para municipales y generales que puede superar al PSOE y situarse como alternativa al PP.
Este resultado refuerza inercias que ya se venían trabajando, desde diferentes ópticas, hacia la construcción de convergencias electorales amplias en las municipales del 2015 (*1). En estos meses estamos asistiendo a la toma de contactos, llamamiento y puestas en marcha de procesos surgidos desde abajo. Podemos, de forma gruesa, dividirlos en dos tipos:
– Iniciativas ciudadanas que llaman a procesos de confluencia política (Ganemos)
– Acuerdos de organizaciones o llamamientos a la confluencia de las mismas abiertos a la ciudadanía (frentes de izquierdas, llamamiento del Frente Cívico,...)
Elementos comunes a todos ellos son:
– la iniciativa local del proceso
– la incorporación de organizaciones sociales (formal o informalmente)
– la vocación de confluencia partidaria
-   el protagonismo ciudadano.
Este es un marco de acción bien distinto al que está acostumbrada electoralmente Izquierda Unida y despierta distintas valoraciones sobre la utilidad misma de la convergencia, su alcance y las formas de estructuración. En este momento, la posición oficial es un llamamiento a la confluencia electoral dirigido a los miembros de la Izquierda Plural, Podemos, Equo, otros pequeños partidos y colectivos, (a veces se habla de ciudadanía...) sobre un programa. En las próximas semanas IU discutirá en encuentros abiertos con simpatizantes dichas bases programáticas, que deben servir de marco a una convergencia para la revolución democrática (*2). El mandato de la dirección federal acerca de la confección de candidaturas (o propuesta de candidatos de IU para una mayor convergencia) es la celebración de primarias abiertas a simpatizantes. Dado que la dirección federal no tiene competencias en esta materia es un mandato político. Entre bastidores hemos pasado de las instrucciones de posponer procesos hasta llegar a acuerdos generales con otras fuerzas a un limbo entre el beneplácito y la tolerancia, que no está mal.
DE LA PASION POR LA UNIDAD AL VÉRTIGO
El PCE, e IU ha sido digna heredera, es un apasionado de la unidad. Siempre hemos tenido en mente la necesidad de la unidad de clase, no hemos olvidado que el partido no tiene nunca un interés distinto al de la clase obrera. Esta unidad la hemos practicado sin encorsetar al programa máximo revolucionario. El Frente Popular, la reconciliación nacional, el pacto constitucional, diversas  plataformas por la paz (Anti-OTAN, foros sociales), CC.OO, Convocatoria por Andalucía, Izquierda Unida, Izquierda Plural, las teorizaciones de bloque político y social (con diversos nombres) son el exponente de opciones unitarias que hemos tomado en cada momento histórico en función de donde considerábamos (con mayor o menor acierto) que estaba la centralidad para la construcción de hegemonía social emancipatoria. Hemos ido identificando las políticas unitarias favorables al crecimiento del movimiento político y social real.
Tan cierto y necesario es reconocer , y valorar positivamente, la disposición unitaria de IU como percatarnos de que en los últimos años ha habido dificultades y prácticas distintas respecto a los nuevos movimientos socio políticos. La posición acerca del 15M y el 22M es un ejemplo de ello, y explican buena parte de las reticencias para la articulación de espacios de convergencia electoral distintos a la mera coalición.
Entonces y ahora, en  Izquierda Unida nos enfrentamos a algunos análisis, opciones estratégicas y tácticas en diferente grado de resolución:
-       Regeneración o ruptura. Proceso Constituyente
-       Frentes de izquierdas o bloques democráticos
-       IU: movimiento político y social o partido, sujeto u objeto de la convergencia.
-       Protagonismo ciudadano
REGENERACIÓN O RUPTURA. PROCESO CONSTITUYENTE
Aunque no vienen de ahora las críticas de IU al desarrollo del Pacto del 78 (y al mismo pacto), no ha sido hasta hace poco cuando hemos manifestado con claridad nuestra denuncia del Régimen y nuestra opción por su ruptura a través de un proceso constituyente o revolución democrática. No es este un paso fácil porque no puede darse, tan solo, con una declaración de intenciones. Este paso, de ser la izquierda (alternativa) del régimen a la oposición al mismo, comporta cambios de hábitos y referencias que no son fáciles. Como ejemplo, en las últimas Elecciones Europeas Izquierda Unida tenía en su comunicación gráfica una imagen de ruptura mucho más matizada en  los discursos de parte de sus candidatos.
Esta resituación de Izquierda Unida tiene unas implicaciones fundamentales en  la identificación de los sujetos de la convergencia. Nuestro bloque alternativo debe situarse entre los que quieren romper con el régimen actual de forma democrática. No somos ni queremos ser la izquierda regeneradora del régimen, queremos ser sus destructores. Seguimos siendo referencia de sectores que todavía no han dado ese paso (entre otros buena parte de las estructuras sociales clásicas y sindicales). Tendremos que trabajar para que esos sectores se incorporen al camino de la ruptura pero nuestra posición y nuestra línea de convergencia tiene que definirse con claridad en la línea de la revolución democrática. De la misma forma que no se puede servir a dos amos “a Dios y al dinero”, no se puede regenerar y destruir el régimen al mismo tiempo. Y este Régimen no es regenerable para bueno.
FRENTES DE IZQUIERDA O BLOQUES DEMOCRÁTICOS
La insistencia en que la convergencia final debe definirse de izquierdas tiene, por sus partidarios, dos fundamentos: uno razonable y otro extemporáneo.
Es cierto que existen sectores dentro de los procesos de confluencia que parten de un rechazo total a la validez de cualquier forma partido y a la potencialidad transformadora de la izquierda alternativa. Esa posicón no es mayoritaria en la mayoria de estos procesos. Afortunadamente, porque además es errónea. Cierto es que existen sectores, no desdeñables, para los que la identidad izquierda no significa nada pero se sitúan en líneas de ruptura con el régimen coincidentes con la izquierda realmente alternativa. Ahora bien, intentar, para ganar esos sectores, la invisibilización de las organizaciones que se referencian en ese espacio ni es asumible ni tiene capacidad de convertirse en alternativa real. Buena parte de los ciudadanos que pueden movilizarse en torno a estas convergencias se identifican en el espacio de la izquierda. Asimismo es razonable la duda acerca del interés de confluir con los que no ven en la crisis actual más que un problema de buenas y malas personas. No vale con cambiar personas hay que cambiar el sistema. Otro discurso sólo conducirá a salidas populistas que, finalmente, serán manejadas por los núcleos reales de poder.
La anterior duda es razonable, ahora bien, identificar carácter transformador con la autodefinición, excluyente, de izquierda para las convergencias en las que podamos participar no lo es. Porque hay quien se identifica de izquierdas y va a  seguir apoyando este régimen y hay quien no se autoidentifica así y está por una ruptura coincidente con nuestro proyecto. Las convergencias con capacidad de hacer avanzar el movimiento real tienen que ser plurales, reconocer y visibilizar que incorporan a las izquierdas alternativas, pero no pueden reivindicarse únicamente en esa identidad. No deben ser proyectos de la izquierda, deben ser proyectos en los que está la izquierda alternativa y otros que no se reivindican de ella pero comparten el mismo proyecto de ruptura democrática.
IZQUIERDA UNIDA. MOVIMIENTO POLÍTICO Y SOCIAL O PARTIDO. SUJETO U OBJETO DE LA CONVERGENCIA
Izquierda Unida, y especialmente Convocatoria por Andalucía, fueron un movimiento político y social. Esa definición (e intención) ha pervivido hasta hoy pero IU no es un movimiento político y social, es un partido. Un partido con partidos y corrientes, federal, con un fuerte componente asambleario, el más democrático, pero un partido. La diferencia entre lo que decimos que somos y lo que somos nos ha conducido, a veces, a entender que el objeto de la confluencia solo podía ser IU y no es cierto. Hoy el objeto de la confluencia es, potencialmente, mucho más amplio.
Erróneo sería extraer del párrafo anterior que IU debe desaparecer. IU es el referente identitario de miles de activistas políticos y la referencia electoral de entre un 5 y un 15% del electorado. IU es un sujeto imprescindible de la convergencia, pero no puede ser el objeto.
PROTAGONISMO CIUDADANO
A vueltas con el debate sobre la validez o no de la forma partido. Vuelve a ser cierta la presencia de sectores en los ganemos cuyo objetivo es la invisibilización de las formas partido. Ahora bien, una cosa es eso y otra es entender que hoy debemos articular espacios en los que la ciudadanía sea protagonista y en ella resida la capacidad final de decisión.
No vamos a apoyar procesos que no entiendan que la alternativa es plural y debe ser capaz de integrar y recoger lo mejor de distintas identidades, pero la defensa de esta postura no puede llevarnos, de forma preventiva, a entender que no son válidas las convocatorias que no estén encabezadas por nosotros mismos. Además de porque no es el protagonismo convocante de IU lo que define la capacidad emancipatroria del movimiento porque, también, esa actitud sectaria no es parte de nuestra identidad histórica ni reciente. No fue el 15M primero, sino IU Andalucía quien impulsó la reivindicación de la democracia participativa, de los presupuestos participativos (PPs). Hemos teorizado y desarrollado iniciativas municipales que han reivindicado la necesidad del protagonismo ciudadano, de devolver la soberanía y el control de las constituciones a la ciudadanía, hemos dicho (en los PPs) que para ello los vecinos debían reunirse y decidir sin presencia de los políticos electos. Hemos entendido, con claridad, que si queremos protagonismo ciudadano debemos desarrollar formas de empoderarlos. Hemos dicho a la gente  que no espere que lo convoque un partido o su ayuntamiento, que se autoorganicen y que decidan. Esa ha sido nuestra política. Ahora ¿qué?. ¿Lo que decíamos en los presupuestos participativos era valido solo para eso? ¿Para presentar candidaturas que espere la ciudadanía nuestra generosa convocatoria?. No, ni ahora ni en 1917 la virtualidad de los procesos (ni nuestra identidad) han dependido de que el movimiento se articule a nuestro llamado oficial. Entonces, y ahora, los cambios se han realizado a través de de asambleas y consejos populares.  Los que creyeron que dirigir la revolución era convocarla no tuvieron mucho éxito, los que entendieron los procesos sociales y se incorporaron, algunos de ellos hicieron revoluciones.
Sin duda, debemos impulsar proceso de confluencia plural con protagonismo ciudadano.
DE LA CONVERGENCIA SOCIAL A LA POLÍTICA
De las prevenciones a la articulación de candidaturas de confluencia en las municipales, una de las que más me sorprende es la de “y ahora los que siempre han negado la validez del trabajo institucional quieren presentarse a las elecciones”.
Estaba yo convencido (por mi Partido) de que el objetivo de mi militancia era promover la toma de conciencia política en las luchas sociales. Y sigo convencido y muy ilusionado de que cientos de miles de ciudadanos hayan dado el paso y de que muchas nuevas organizaciones sociales hayan roto el paradigma de la bondad de la independencia política y, como en América Latina, entiendan la necesidad de comprometerse en procesos constituyentes.
Hemos acumulado fuerza suficiente para articular alternativas ganadoras en las próximas municipales. La posibilidad de que la ciudadanía vea que su indignación puede ser alternativa real es muy importante. Debemos conseguir gobiernos locales que entiendan que la gente es lo primero y debemos mostrar que otro mundo es posible.
Sin miedo a la politización del movimiento social. Y sin dejar de recordar que una cosa es el gobierno y otra el poder. Para realizar nuestro proyecto necesitamos, además de ganar las Municipales 2015, un movimiento social real fuerte, protagonista de los cambios que tenemos que desarrollar.
El momento es ahora. Ganemos todo.
(*1)  “Los ganemos son imitaciones de Podemos. Nuestra forma de trabajo es otra”
No. Los ganemos no son imitación ni de Podemos ni de otra cosa, es un movimiento paralelo y confluyente. Surgen, como Podemos ( o la evolución de IU hacia la ruptura del acuerdo del 78) en respuesta a la degeneración del régimen y su proceso constituyente en beneficio de una minoría. Recogen, también, las experiencias del 15M y 22M y la demanda ciudadana de más democracia y protagonismo ciudadano, pero su gestación, forma de trabajo y objetivos es propia: elaboración colectiva, ausencia (  papel secundario)  de liderazgos personales, llamamiento a la confluencia de todos los partidos alternativos al régimen. Asimismo la articulación de respuestas sociopolíticas en asambleas si es parte de nuestra tradición política y sindical, de nuestra mejor tradición.
(*2) “Los ganemos hablan de listas antes de programa, habrá que ver si estamos de acuerdo en un programa y después hablar de listas, o converger después de las municipales”
Simple, y llanamente, no es verdad. Para empezar los procesos de confluencia en marcha no surgen de la nada, son un paso político (más adelante desarrollamos este tema) de personas y organizaciones que hemos venido coincidiendo en reivindicaciones, propuestas y protestas, conocemos nuestras diferencias y nuestras coincidencias y creemos que las mismas conforman un programa alternativo y ganador en muchos lugares.  Asimismo, en todos los lugares que conozco se ha puesto en marcha la confección de programas, junto al debate de organización y forma de conformación de las posibles candidaturas que se resolverán tras estar determinados los dos primeros aspectos. La disposición de alguna persona a encabezar el proceso (ejemplo de Ada Colau en Barcelona) se hecho junto a la aclaración de que no tiene por que ser condición para la confluencia. Más bien ha sido poner rostro al proyecto para identificar su modelo que otra cosa. (por cierto, una magnífica candidata, si la gente de Guanyem así lo quiere)

Lo que si es posible es que en proyectos que tienen como objetivo, y posible, ganar surjan tensiones hacia la moderación discursiva y la estricta municipalización del programa. Eso sería un craso error de cálculo porque la potencialidad de estos proyectos viene de una toma de conciencia política global. Hay que municipalizar la alternativa pero ni debemos ni podemos renunciar a enmarcar estos proyectos en el marco del proceso constituyente.

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