Sábado 31 de agosto
A las 5 de esta madrugada nos hemos puesto en marcha para
realizar otra acción de recuperar tierra baldía por la guerra, por tierra para
la vida y la paz. Hemos llegado con la familia de campesinos a la zona llamada
Khuza'a, muy cerca de la parcela donde estuvimos ayer.
A las 7 de la mañana, los campesinos han empezado a abonar
la tierra esparciendo unos sacos que han traído en un carro tirado por burro.
Nosotras hemos formado la barrera de protección y justo a las 7:10 horas sonaba
el primer disparo de las patrullas israelíes. Aunque volvemos a tener la
confianza de que no disparan a dar, siempre resulta un tanto intranquilizador
escuchar los disparos.
El hecho real es que ayer mismo, mientras a nosotras nos
intimidaban, a un campesino que pretendía hacer lo mismo, cultivar su tierra,
pero sin la posibilidad de tener la protección de internacionales, recibió un
tiro en una pierna. Este herido lo visitaremos después de acabar la tarea en la
parcela.
Una vez esparcido el abono, los campesinos tenían que
remover la tierra de toda la parcela para mezclar, y de paso seguir allanando y
destripando terrones de tierra. La soldada israelí, después de varios tiros han
recurrido a lanzar bombas de gas pimienta. Ni estábamos seguras de si ello nos
impediría realizar el trabajo por la dificultad y el escozor del gas. Sin
embargo después de la primera bomba, y con el viento de poniente que corría,
sólo teníamos, que, primero evitar que nos cayera encima, lo cual es fácil, y
segundo rodear la bomba en dirección contraria al viento, y luego volver a
ponernos en formación, los campesinos hacían lo mismo mientras seguían
trabajando.
Han tirado bastantes bombas de humo, pero con el único
resultado de que volvemos a casa con un buen número de bombas ya vacías, que
hemos recogido como souvenirs, para llevarnos por gentileza del ejército
sionista. Cuando vieron que el tema no les resultaba, volvieron a tiros
aislados para que no nos relajáramos.
Finalmente hemos concluido el trabajo sobre las 9:00 horas,
esperando que después de las primeras lluvias, podamos arar la tierra, sembrar
y recoger por fin el trigo en primavera. Para ganarse el pan, con el sudor de
su trabajo, estos campesinos tendrán que arriesgar su vida, varias veces más
antes de culminar la cosecha.
Por la tarde, realizamos dos visitas a familias afectadas
por el bloqueo y las agresiones de Israel. La primera es la visita a la casa de
un matrimonio joven, la familia Tafish en la localidad de Hanin, que el pasado
mes de noviembre perdió una hija con menos de un año, la primera y única hija
que tenían. El padre también resultó herido, y ha quedado como invalido con
incapacidad absoluta. Al lado de la casa, vemos el cráter que hizo la bomba de
media tonelada lanzada por un F16. Aunque la bomba no cayó sobre la casa, las
tierras y rocas que desplazó la explosión si cayeron sobre esta, destrozando el
techo del dormitorio y aplastando a la niña que dormía en la cuna, que murió
pocas horas después en el hospital e hiriendo al padre.
La segunda visita es a la casa de una familia de pescadores,
que nos explican las dificultades económicas que están pasando porque las
patrulleras de Israel, les impiden faenar. Nos cuentan que en los últimos 8
meses, la ya muy reducida flota pesquera de Gaza, ha sufrido unos 1.000 ataques
de las patrulleras sionistas, deteniendo además a más de 60 pescadores y
habiendo herido a unos 55 de ellos. La casa donde tenemos la reunión se ve muy
pobre y superpoblada por niños y niñas de entre 1 y 12 años. Nos cuentan que
prácticamente se alimentan de pan y te, y que su suerte cambiaría si los
dejaran de faenar en el radio de 20 millas , y no de las 2 en la que
prácticamente están pescando por imposición del gobierno israelí.
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