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sábado, 24 de octubre de 2020

José Luis Centella, Presidente del PCE: “La Asamblea de IU como oportunidad para poner en valor un proyecto de nuevo país”


José Luis Centella Gómez

Presidente del PCE

Vamos a celebrar la XII Asamblea de IU (15 y 16 de enero de 2021) en momentos excepcionales, cuando coincide nuestra presencia en el gobierno de coalición con la emergencia sanitaria que está sufriendo el planeta, provocada por la extensión del COVID19, y la crisis por la paralización de la actividad en la economía.
Es importante realizar una reflexión colectiva sobre cómo afrontar desde el PCE este proceso asambleario para asumir el reto de presentar un proyecto de Nuevo País, con medidas y propuestas que sean útiles para conseguir que esta crisis no la vuelvan a pagar la clase trabajadora y las capas populares como ocurrió en 2008.
Un proyecto que sea la base para defender que los recursos del Estado se pongan de manera prioritaria al servicio de rescatar a las personas que ven su vida gravemente afectada por la crisis, marcando diferencia con las medidas que impusieron los poderes económicos en 2008-2010, cuando se priorizó el rescate de la banca y el gran capital, sin importar los problemas y perjuicios que causaban en millones de personas que veían perder su empleo y su vivienda, al tiempo que privatizaban y deterioraban los servicios públicos.
De esta manera la XII Asamblea debe avanzar en una propuesta republicana federal que empiece por recuperar el carácter pacifista de la Constitución de la II República que proclamaba que España renunciaba a la guerra como instrumento de política exterior, defendiendo un nuevo orden internacional de carácter multipolar que confronte activamente las intenciones del imperialismo de llevarnos a una nueva situación de guerra fría, construyendo una Comunidad Internacional de Destino Compartido que termine con las sanciones que Estados Unidos impone a Cuba, Venezuela y Siria, apostando por unas relaciones basadas en el beneficio mutuo.
Una propuesta que plantee un nuevo modelo productivo para España que permita terminar con la situación de dependencia de nuestro país, que se ha puesto de manifiesto en la crisis sanitaria, y se adquiera una soberanía alimentaria y económica, desmontando el patriarcado para construir una sociedad igualitaria que combata la violencia machista.
Un nuevo sistema que recupere la presencia del servicio púbico en sectores estratégicos como la banca, la energía y la comunicación, y fortalezca la sanidad y la educación que han sido duramente atacadas por las políticas neoliberales dictadas por la Unión Europea.

Frente Amplio

La asamblea está marcada por nuestra presencia en el gobierno de coalición, siendo el objetivo que la actual situación de emergencia no se utilice como excusa para enterrar el acuerdo de investidura sino que, al contrario, toda acción gubernamental esté marcada por la recuperación de los derechos sociales, laborales y ciudadanos que suprimieron los gobiernos del Partido Popular.
Cada vez es más evidente que la política que no se organiza no sólo no existe sino que se convierte en un elemento de frustración para la militancia, por lo que, junto con la discusión y aprobación de una propuesta política, resulta imprescindible debatir cómo organizar mejor nuestro trabajo para que sea más eficaz.
Para empezar a organizar nuestra respuesta, considero que en este momento, cuando nos jugamos el futuro de muchas generaciones, el PCE tiene que situarse en el camino que nos enseñaron Pepe Díaz y Dolores Ibárruri cuando abanderaron la Política de Frente Popular impulsada por la III Internacional para aplicar una política de alianzas sociales y políticas.
Solamente desde la construcción de un Frente Amplio se puede disputar la hegemonía a las políticas reaccionaras. Una política de alianzas que no significa ni disolución ni pérdida de perfil sino saber identificar bien al enemigo y tener claro, tal y como aprobó el Comité Central del PCE, que la presencia en el gobierno de coalición no es un fin en sí mismo sino un instrumento para tratar de mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, mitigando las consecuencias de la crisis.

Esta política de alianzas necesita conjugar la estrategia aprobada en nuestros congresos con una táctica adecuada que nos permita avanzar en la acumulación de fuerzas en favor del bloque rupturista y ayude a la construcción de unidad popular que se referencie en una convergencia social y política organizada en formato de Frente Amplio en el que puedan confluir fuerzas populares diversas con métodos de funcionamiento democráticos y participativos, en el que ninguna se disuelve, pierde su perfil, su estructura orgánica o sus relaciones internacionales.
En este sentido, tanto el XX Congreso del PCE como la Conferencia Política recientemente celebrada apuntan propuestas relacionadas con la necesidad de seguir avanzando hacia una IU organizada como Movimiento Político y Social que potencie los instrumentos de participación, elaboración y acción colectiva, Áreas o Redes, apostando por configurar la Asamblea Política y Social como un espacio que, al tiempo que valore anualmente el desarrollo de nuestro trabajo, sirva para el encuentro, la cooperación y el intercambio de ideas y experiencias entre los pilares social, territorial y político del Movimiento Político y Social para avanzar en la configuración de un potente Movimiento Popular que dispute la hegemonía a las fuerzas de la reacción.
Pero no nos engañemos, el debate sobre la política de alianzas no es una cuestión teórica, ni mucho menos burocrática, sino que es un proceso de confluencia de diversas fuerzas y colectivos en torno a luchas concretas. Por eso, la mejor forma de consolidar en la práctica una amplia Convergencia es acompañar el debate asambleario con la implicación de todas las organizaciones del Partido en la movilización que impulsa Unidas Podemos desde la campaña “Codo a Codo” en defensa de una salida de la crisis que garantice el trabajo digno, la vivienda, los servicios públicos y las libertades públicas individuales.

La lealtad del PCE con la actual dirección de IU

He dejado para el final referirme a la campaña con la que desde algunos medios tratan de presentar esta XII Asamblea como un enfrentamiento entre la dirección del PCE y la de IU, llegando incluso a insinuar que el PCE está preparando una candidatura alternativa a la que presente la actual dirección de IU, situándonos como el Caballo de Troya que trata de disolver la propia IU para entregársela a Podemos.
Pues bien, sentiremos una vez más defraudar a quienes llevan años anunciando la disolución de IU. El PCE ni va a defender su disolución en Unidas Podemos como paso previo para su integración en Podemos ni mucho menos vamos a confrontar con la actual dirección de Izquierda Unida, entre otras cuestiones porque formamos parte de la mayoría que se configuró en la XI Asamblea.
Pueden ahorrarse el esfuerzo quienes quisieran una asamblea de enfrentamiento y ruptura de la actual mayoría para pescar en ese río revuelto, porque se van a encontrar con un PCE decidido a implicarse en este proceso desde la lealtad al proyecto que la actual dirección de Izquierda Unida estamos construyendo para una salida social, ecológica, feminista y plenamente democrática a la situación de emergencia sanitaria y económica. En la mejor continuidad histórica del PCE de Pepe Díaz y Pasionaria, nuestro partido es consciente del valor de la unidad de la clase trabajadora, siendo por tanto el momento de poner en primer plano lo mucho que nos une y de superar desde la síntesis dialéctica las lógicas diferencias que en toda organización plural tienen que existir.
Publicado en el Nº 338 de la edición impresa de Mundo Obrero octubre 2020

sábado, 17 de octubre de 2020

Alberto Garzón reafirma la apuesta “inquebrantable” de IU por “mejorar la unidad política y por reforzarse” mucho más frente al “asedio de la extrema derecha y de la derecha radicalizada”


El Coordinador Federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha asegurado esta mañana que en medio del actual clima político, caracterizado por el recrudecimiento de las estrategias de confrontación política y el “asedio de la extrema derecha y de la derecha radicalizada”, no cabe otra situación “que no pase por mejorar la unidad política y por reforzar Izquierda Unida” para hacer frente a esta ofensiva con garantías de éxito.
Garzón abrió con su intervención la reunión por medios telemáticos de la Coordinadora Federal de IU -máximo órgano ejecutivo de esta formación-, que durante buena parte del día de hoy debatió y votó los distintos documentos que componen la Ponencia de cara a la XII Asamblea Federal, que culminará el fin de semana del 15-16 de enero próximo. Documentos que fueron ampliamente apoyados por el 88’5% de los miembros del Consejo, con apenas el 10% en contra y el 7’5% de abstenciones.
Al también ministro de Consumo le ha correspondido hacer un balance de la gestión de la dirección de IU que ha encabezado durante los últimos cuatro años, pero también desarrolló algunos de los contenidos del documento ‘Avanzando hacia la República. Una IU para un nuevo país’, uno de los que hoy debaten y votarán los/as miembros de la Coordinadora Federal. Este documento será también a partir de mañana la base del proceso asambleario que acabará en enero.
Alberto Garzón ha reafirmado la idea que defiende desde hace años de que “el compromiso de esta organización con la unidad política es inquebrantable”, lo que unido a la actual situación política general “lo hace inevitable y absolutamente necesario”.
“La unidad -detalló- no debería ser solo electoral, sino también política, social y sindical, para trabajar así desde todos los ámbitos con la sociedad civil y no solo desde las instituciones y el Estado”.
Del mismo modo, explicó que “reforzar Izquierda Unida” pasa por “reconocer el trabajo y mérito de nuestra gente” por hacer posible todo el trabajo realizado y por “mejorar los mecanismos” para poder seguir trabajando en la mejor dirección.

Garzón insistió en la necesidad de “consolidar” todo el proceso de unidad, que hasta ahora sí ha tenido una “realidad electoral” en el marco de la coalición de Unidas Podemos, pero que hay que ampliar. En ese camino hacia la unidad popular, que hasta ahora “ha costado mucho” y también “falta mucho para estar en esa línea”, hay que seguir “venciendo dificultades” para responder a la “ola reaccionaria” que se vive tanto en España como a nivel internacional.
Valoró a nivel interno que durante los cuatro años que lleva al frente de IU se ha “consolidado” el proceso de unidad política por el que se trabaja, pero no eludió la autocrítica al reconocer que “para construir el movimiento político y social” que IU busca conseguir “necesitamos trabajar con más gente “y no es sencillo”.
Alberto Garzón aseguró que el espacio transcurrido desde 2016 y, muy especialmente, el 2019 con cinco elecciones, “simboliza un tiempo volátil y frenético” y señaló con vehemencia que “han sido cuatro años que parecen veinte”.
De todo este tiempo, se mostró especialmente “orgulloso” del Gobierno de coalición al que pertenece y de que en él esté representada la “izquierda transformadora” de la que forma parte IU. Celebró que antes se pudo construir una “mayoría de investidura heterogénea y plural”. Ésta no solo sustenta al Ejecutivo en el Congreso, sino que es la “cristalización” de la alternativa y la “otra forma de concebir España y buscar soluciones” frente a la “alternativa centralista y reaccionaria” que representa la “derecha política y sociológica de este país”.
El máximo responsable de IU y ministro de Consumo llamó explícitamente a “cuidar a esa mayoría”, dado que “la derecha tiene miedo de que este Gobierno triunfe y demuestre que se pueden hacer mejor las cosas” a nivel económico, social y político. Advirtió también de que si “somos capaces de sacar adelante los Presupuestos Generales, de gestionar adecuadamente los fondos europeos y si somos capaces entre todos los países europeos de vencer por fin a la pandemia y encontrar una vacuna, todos los excesos verbales de la derecha quedarán en el vacío”.

Esta es la mejor forma de cerrar el espacio a ese “bloque reaccionario, movido por el rencor”, con una extrema derecha sustentada en “valores de odio y que demuestra actitudes muy preocupantes en la calle”. Puso el ejemplo de los “actos vandálicos contra la Memoria Histórica” o los ataques a los más vulnerables, como en el caso de los menores migrantes.
Garzón avisó también de que no se debe “banalizar” el crecimiento de la extrema derecha y su “capacidad de influir en otros partidos”. Por eso ya es “muy difícil diferenciar a PP y a Vox”, que coinciden en hacer declaraciones “neofranquistas y neofascistas” como que los gobiernos de la dictadura fueron mejores que el actual.
El Coordinador federal de Izquierda Unida puso en primera línea de la acción de esta formación para los próximos años “seguir protegiendo a la clase trabajadora, nuestra gente. Esa es nuestra fortaleza”.
IU impulsará también de forma más decidida aún su apuesta por una “República federal y descentralizada”, por el feminismo y por las políticas medioambientales, todo ello mientras se trabaja por una clara mejora económica y por un país más justo e igualitario. Todo ello es objeto del debate que hoy se desarrolla en la reunión de la Coordinadora Federal.

jueves, 15 de octubre de 2020

El PCA de Málaga ante el acto de extrema derecha realizado en la antigua cárcel provincial del pasado 25 de septiembre


“En este maldito lugar de horror fascista, juramos ante el mundo entero que no abandonaremos la lucha hasta que el último responsable haya sido condenado.
El exterminio del nazismo y sus raíces es nuestro lema.
Nuestro ideal es la construcción de un mundo nuevo en paz y libertad.
Se lo debemos a nuestros compañeros muertos y a sus familias.
Levantad las manos para jurar que estáis dispuestos para esta lucha y repetid conmigo:
¡¡NOSOTROS LO JURAMOS!!"

Estas palabras son la parte final del Juramento de Buchenwald, pronunciado hace 75 años y que removió las conciencias del mundo entero. 75 años y, por desgracia algunos se han propuesto reescribir la historia poniendo al mismo nivel a víctimas y verdugos; a los prisioneros y a los carceleros; a los que luchaban por un mundo libre y a los que no permitían soñar.
El ignominioso acto que el 25 de septiembre se celebró a las puertas de la antigua cárcel provincial de Málaga, encabezado por Antonio Nadal y un representante de la Iglesia católica, es un suma y sigue en eso que la extrema derecha ha venido en llamar batalla cultural y no es más que un intento de borrar la historia de crueldad, asesinatos y felonías que el franquismo desarrolló en nuestro país durante cuatro décadas.
Seguramente acusarán a estas líneas de equiparar nazismo y franquismo, y en efecto lo hacen, porque fueron expresiones de la misma idea de impedir el libre desarrollo del pueblo; el franquismo sumió a España en 40 años de oscuridad y aislamiento con la complicidad de algunas potencias occidentales, para las que permitir la dictadura española era un mal menor para frenar el avance del marxismo en Europa ¡Qué le pregunten a los asesinados, a los exiliados, a los represaliados si realmente mereció la pena!

Se dirá también que asesinatos hubo en los dos bandos, y también es cierto, la Guerra de España trajo consigo demasiadas muertes, demasiada brutalidad. Pero permitidme que os diga que los muertos, los asesinados, todos, los de uno y otro bando, se los apunten los que dieron el primer tiro, los que no aceptaron las reglas democráticas y dieron un golpe de estado que perdieron y desembocó en la Guerra de España, que, por cierto, solo ganaron gracias al apoyo de las potencias fascistas, Italia y Alemania. Y fíjense que se cuenta que hasta los soldados extranjeros estaban aterrados por la brutalidad demostrada por el bando rebelde.
40 años han sido suficientes para reivindicar la memoria de los caídos del bando franquista, todos los fallecidos que se quisieron recordar tuvieron homenajes, enterramientos dignos y todo lo que se consideró; pero los defensores de la República desaparecieron durante 40 años, la muerte del dictador parecía que iba a dar la vuelta a aquello, pero no fue así, los muertos siguen en las cunetas y desde las instituciones no se ha reconocido su papel en defensa de la Democracia.
Y por acabar, solo señalar una última cosa: No lo conseguirán; las personas que luchamos por la libertad y la igualdad no tenemos nostalgia, tenemos memoria; porque la justicia es también una memoria de elefante. No olvidamos los crímenes del franquismo, no olvidamos los años que le robaron a gente buena y honrada solo por no pensar como ellos. Somos los hijos e hijas de los luchadores por la libertad que no consiguieron matar y que hoy seguimos luchando como ayer por un mundo de paz, justicia e igualdad social.
Efraín Campos
Secretario Político Provincial del PCA en Málaga

viernes, 9 de octubre de 2020

La Conferencia Política del PCE aprueba consolidar y ampliar Unidas Podemos para construir un nuevo instrumento político de la unidad popular


La Conferencia Política del PCE sobre unidad popular y convergencia aprobó el documento, con el apoyo del 76.32% de las delegadas y delegados, que contiene las líneas políticas que marcarán la actividad del Partido de cara a su política de alianzas. En concreto, se ha avanzado en la definición de la posición del PCE de cara a la próxima Asamblea de Izquierda Unida, así como para el proceso de desarrollo de Unidas Podemos (UP).
La fase final, pospuesta desde el pasado abril en atención a cumplir con las medidas preventivas frente a la pandemia de Covid-19, se desarrolló mediante una votación telemática celebrada entre las 17 horas del viernes 2 y las 17 horas del lunes 5 y que contó con una participación de cerca del 90% de los 236 delegados y delegadas llamadas a participar.
Nuestro objetivo de configurar un espacio político unitario como reflejo de la unidad popular solo será creíble si combina ser una fuerza plural, Democrática y cohesionada con la puesta en marcha de soluciones para los problemas de la gente, dando certidumbres y seguridad a la clase trabajadora. El PCE mantiene la apuesta por la unidad actual en torno al espacio de Unidas Podemos y propone su ampliación, trascendiéndolo de una mera alianza electoral a un proyecto de convergencia política donde quepan todos los actores que se reclamen de izquierdas y suscriban un programa de garantía de los derechos de los trabajadores frente a las políticas neoliberales.
Izquierda Unida sigue siendo el instrumento político a través del cual el PCE realiza su política de convergencia con todos los que se proponen la ruptura con el régimen del 78 para conseguir la mayor unidad popular posible.

Izquierda Unida debe seguir avanzando en su caracterización como movimiento político y social pero resulta necesario construir un nuevo instrumento político que, recogiendo a la actual militancia y las experiencias de IU, la supere de una manera dialéctica y no burocrática.
La militancia comunista debe participar activamente en Izquierda Unida, haciéndolo compatible con la participación en las plataformas o espacios unitarios más amplios. Solo con la participación de los comunistas se podrán sintetizar de manera dialéctica nuestras propuestas con las del resto de integrantes de Izquierda Unida así como dirigir y hegemonizar el proceso para su superación. Necesitamos estructuras más flexibles, órganos más ágiles, más coordinación y menos dirección y mayor participación de las bases en la toma de decisiones.
Afrontamos el objetivo de la reorganización de la izquierda desde el convencimiento de avanzar hacia una consolidación estratégica de la unidad popular y con el reconocimiento de que no somos el actor hegemónico en el actual espacio que padece además de acusadas debilidades organizativas y sociales.
La propuesta de convergencia tiene que sostenerse en la construcción de alianzas con otras organizaciones políticas, con los sectores más avanzados del movimiento sindical, con los movimientos sociales y con el ecologismo y el feminismo para construir una alternativa común.
Para forzar la ruptura democrática y abrir un proceso constituyente, se necesita la más amplia convergencia social, política y cultural que tenga una clara y unitaria referencia institucional basada en alianzas estables y organizadas democráticamente.

Hay que organizar el respaldo popular al gobierno de coalición
, empezando por asegurar el cumplimiento efectivo y puntual del programa pactado, para impedir que las contradicciones que surjan en su gestión se resuelvan en el campo de las relaciones institucionales por falta de presión social.
Nuestro objetivo de configurar un espacio político unitario como reflejo de la unidad popular solo será creíble si conseguimos una fuerza plural, democrática y cohesionada que ponga en marcha las soluciones para los problemas de la gente, dando certidumbres y seguridad a la clase trabajadora.
El PCE asume dos tareas inmediatas: impulsar y facilitar los espacios de convergencia y participar activamente en la elaboración de cómo debe ser ese nuevo instrumento político que represente a la unidad popular.
Documento aprobado en la Conferencia Política del PCE (Del 2 al 5 de octubre de 2020): “Un Partido para la unidad popular: nuestras alianzas en la nueva fase política”:
https://www.pce.es/media/uploads/2020/10/05/93c92ebde0aa45e499fef6cb2ac6db33.pdf 
 

sábado, 3 de octubre de 2020

Enrique Santiago, Secretario General del PCE: “La crisis de la monarquía, expresión de la crisis de régimen”


El PCE hace de la reivindicación republicana uno de los ejes centrales de nuestra apuesta política por un nuevo modelo de país más democrático

La crisis de la monarquía es una manifestación más de la crisis de régimen que atraviesa nuestro país como consecuencia a su vez de la crisis económica que comenzó en 2008 y que ha puesto en cuestión la utilidad actual de los consensos construidos durante la transición.
El PCE lleva más de dos décadas denunciando que esos pactos fueron rotos por la oligarquía al incumplir la obligación de garantizar a nuestro pueblo los derechos económicos y sociales incluidos en la Constitución gracias fundamentalmente a la lucha y al sacrificio de los demócratas y en particular de la clase obrera. Pero no ha sido hasta hace poco más de una década que comenzó a verse de manera más nítida la fragilidad democrática del sistema que los poderes fácticos de nuestro país han construido en las últimas cuatro décadas. Un sistema político con un alto grado de corrupción, un modelo productivo dependiente incapaz de garantizar la seguridad humana, una articulación territorial inacabada y un modelo social neoliberal fruto, en buena medida, de un modelo de integración europea donde la soberanía política fue usurpada por los poderes financieros.
Huye pero deja a su hijo reinando
No es la primera vez en la historia de nuestro país que la monarquía borbónica experimenta una crisis de legitimidad que desemboca en la fuga del monarca. Cada vez que los anhelos democráticos del pueblo español quebraban el mantenimiento de la monarquía parlamentaria borbónica, la república de personas libres e iguales se erigía como alternativa a un sistema corrupto por definición y como garante de los derechos ciudadanos vinculados a la justicia social. Sin embargo, es la primera vez que un Borbón huye de España como rey emérito, dejando atrás a su sucesor ejerciendo como jefe del Estado. Y esta anomalía histórica no ha sido sino el intento de una institución decadente de aferrarse a sus privilegios sin rendir cuentas ante el pueblo soberano de sus repetidos crímenes.
Este último escándalo venía precedido por el espectáculo de una monarquía que ya no podía mantener el simulacro de imagen pública propiciado por el pacto de silencio de los medios de comunicación y de los principales partidos políticos españoles.

Tanto la abdicación como el intento de mostrar que la decadencia de la monarquía era una cuestión personal achacable al ciudadano Juan Carlos, se han mostrado a todas luces insuficientes para ocultar lo que ha sido una característica estructural de la monarquía borbónica española: la corrupción y el latrocinio. Las previas denuncias de lo que ahora nadie se atreve a cuestionar sin sonrojarse han sido objeto de persecución y motivo de condena a muchos y muchas demócratas en nuestro país. Muchos y muchas comunistas han visto su derecho a la libertad de expresión cercenado por hacer lo que todo patriota debería hacer: denunciar a la monarquía borbónica como uno de los principales obstáculos para un desarrollo político y económico democrático de España.
España necesita culminar una transición democrática deficiente que consiguió trasladar el mando de la Jefatura de Estado franquista a una Jefatura de Estado también fuera del control de la soberanía popular y con mando único y no removible sobre las Fuerzas Armadas. Hoy la izquierda transformadora ha vuelto a sentarse en el Consejo de Ministros, ochenta años después del derrocamiento militar de la II República. Y son instituciones como la judicatura o las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado las que aparecen en demasiados casos comportándose como fuerzas de oposición política, sin duda por no haber sido renovadas con la suficiente profundidad desde el fin de la dictadura y en especial por no existir mecanismos constitucionales que garanticen un profundo control de la soberanía popular sobre ellas.
No olvidemos que la segunda restauración borbónica se planeó por Torcuato Fernández Miranda como una operación de transito de la legalidad franquista a la legalidad democrática a través del mantenimiento de la jefatura del Estado en la cabeza del Borbón como sucesor de Franco.
Juan Carlos “el comisionista”
Lo que vino después ha sido una continua operación de lavado de imagen, tratando de ocultar los sucesivos desmanes perpetrados por una institución monárquica que, como reconocía Adolfo Suarez en una entrevista con Victoria Prego, no habría soportado una consulta popular sobre su continuidad. Así, con el tiempo se ha ido destapando el más que cuestionable papel que el rey emérito ha desempeñado en los sucesivos gobiernos de nuestra más reciente historia democrática. Su papel en el golpe de Estado del 23F, del que estuvo informado con antelación sin ocultar sus vínculos con varios protagonistas del mismo, no es sino una muestra del verdadero pensamiento del monarca. Como suele ocurrir al investigar organizaciones criminales, es el rastro del dinero mal habido lo que supone mayores quebraderos de cabeza para garantizar la impunidad de los delitos económicos y la corrupción. La gota que ha colmado la paciencia de la opinión pública ha sido su íntima relación con los regímenes autoritarios árabes para los que actuaba como un conseguidor a cambio de presuntas comisiones ilícitas de suculentas cuantías económicas
Ya en los años 80 del pasado siglo, el empresario José María Ruiz-Mateos denunció que el emérito habría recibido una comisión pagada por él con el fin de revertir la expropiación de RUMASA. Lo reprochable para Ruiz Mateos no era haber percibido el maletín repleto de billetes, sino que el entonces Jefe de Estado no habría realizado eficazmente el servicio para el que fue contratado. Lo que en su momento fue presentado como otra excentricidad del peculiar empresario, ahora no suena tan descabellado.

Una impunidad inconcebible en Europa

Pero el problema no es solo la histórica reiteración de corruptelas por los borbones. El problema es que el sistema democrático de nuestro país ha mirado para otro lado, les ha permitido campar a sus anchas actuando impunemente por encima de la ley. Incluso entre el resto de las monarquías europeas, la actual impunidad del monarca sería inconcebible. Al igual que es inconcebible en términos democráticos que el rey jefe de Estado, y no los órganos elegidos democráticamente, ostente la jefatura del ejército y que no pueda cesarse ni removerse. Es inédito entre las democracia europeas que un jefe de Estado sea inviolable, es decir, que no esté sometido a control judicial alguno incluso por actos que no son propiamente de gobierno sino de la esfera de actividad personal. Como es inconcebible en una democracia que no sean las instituciones civiles depositarias de la soberanía popular las garantes constitucionales de la soberanía, independencia e integridad territorial y que nuestra Constitución otorgue esta función a unas Fuerzas Armadas que son dirigidas por un personaje sustraído a cualquier control democrático.
La anacrónica monarquía borbónica nunca entendió lo que habría de ser una verdadera monarquía parlamentaria y ha seguido actuando como si fuera, en su fuero interno, una corona que conserva buena parte de los privilegios propios de las monarquías absolutas.
El PCE hace de la reivindicación republicana uno de los ejes centrales de su apuesta política por un nuevo modelo de país. La monarquía simboliza toda la estructura de poder que termina lastrando el desarrollo de España en términos económicos, políticos y sociales. La necesaria democratización de la Jefatura del Estado no es solo una cuestión de justicia histórica sino el primer paso para un nuevo ordenamiento jurídico capaz de enlazar con los anhelos democráticos y republicanos que el pueblo español lleva expresando siglos y por los que ha sido sometido muchas veces a sangre y fuego.

Juicio al rey

Nuestro partido sigue liderando la ofensiva jurídica contra el comportamiento delictivo del rey emérito, solicitando la admisión a trámite de la querella inadmitida por el Tribunal Supremo en 2018. Todo ello a la vista de las nuevas revelaciones que no hacen sino confirmar y reiterar los elementos probatorios e incriminatorios que ya aportamos a los tribunales hace dos años.
Es una vergüenza para nuestra democracia que la justicia suiza este investigando y arrojando más luz sobre la corrupción borbónica que nuestras propias instancias judiciales.
Pero nuestro trabajo jurídico penal será insuficiente si no va acompañado de la articulación del movimiento social y político por una república federal, plurinacional y solidaria, donde se garanticen todos los derechos sociales, civiles y políticos para todas las personas. Solo así seremos capaces de implantar un Estado republicano en el que todas las instituciones sean expresión de la soberanía popular y estén sometidas al debido control democrático.
Como viene recogido en los documentos de nuestro XX Congreso, la reivindicación de la III República no es una reivindicación atemporal basada en lo preferible o no de la elección por sufragio universal del Jefe del Estado sino que resulta una cuestión fundamental del programa de nuestro partido y como tal es transversal a todas las reivindicaciones para un nuevo proyecto de país más democrático, igualitario y con justicia social.
No caigamos en la trampa
Es nuestro deber histórico avanzar en el proyecto republicano para España. No caigamos en la trampa de creer que la corrupción borbónica es algo que puede ser achacado a un comportamiento personal del emérito que será compensado por el hijo. La monarquía es por definición corrupta porque transmite el poder sobre las instituciones del Estado de padres a hijos de una misma familia sin control ni decisión democrática. Es un lastre estructural para el desarrollo de nuestro país y no solo en términos políticos sino también en términos sociales y económicos, pues la monarquía es una parte inherente a la configuración de un poder político que ha resultado letal para los intereses de las familias trabajadoras. Sería imperdonable que pasaran otros cuarenta años para que empezasen a aflorar otros delitos imputables entonces al ciudadano Felipe. Sería imperdonable que pasaran otras cuatro décadas sin que hiciéramos todo lo posible para cambiar las bases que llevan siglos frenando nuestro desarrollo.

Publicado en el Nº 337 de la edición impresa de Mundo Obrero septiembre 2020