Mucho más temprano que
tarde
se abrirán las grandes
alamedas…
Después de varios intentos fallidos, el pueblo chileno
consiguió con sus votos elevar a la
Unidad Popular y a Salvador Allende al gobierno de la nación.
Todo el mundo tuvo claro que aquellas no habían sido unas elecciones más, sino
que con ellas se estabaabriendo en Chile un camino ilusionante hacia el Socialismo
de forma pacífica. La suerte de su gobierno, con avances y dificultades se
convirtió en una esperanza no sólo para los trabajadores y las clases populares
chilenas, sino también para los de otros muchos que veían en él un camino a
seguir.
Por remarcar algunos hitos del gobierno de Allende: promulgó
una nacionalización total del cobre y otras 91 industrias básicas, entre ellas
la banca; la reforma agraria que llevo a que en 18 meses se eliminaran los
latifundios en el país (ninguna persona podía tener más de 80 hectáreas de
tierra); gratuidad total de la universidad; aumento de las pensiones mínimas al
doble de la inflación; se construyo un centro de salud cada 40.000 habitantes…
Sin embargo la emancipación de los oprimidos siempre lleva
aparejada la reacción de los opresores, la burguesía del país y sobre todo las
multinacionales de los Estados Unidos, que siempre consideraron a Latinoamérica como su
patio trasero en el que podían hacer lo que les viniera en ganas. Como en otras
muchas ocasiones el Imperio no tuvo ninguna dificultad para encontrar a un
militar felón dispuesto a vender a su patria siguiendo los dictados del amo.
Pinochet, inspirándose en Franco, según confesó en numerosas ocasiones, dio un
golpe de Estado sangriento el 11 de septiembre de 1973, acabando de esa forma
con las esperanzas populares y con la vida del Presidente Allende y de miles de
sus compatriotas.
El asesinato, la tortura, el secuestro y el robo de niños se
apoderó de Chile. Todo lo que con Allende había sido esperanza en algo limpio y
luminoso se convirtió en sangre y terror con el régimen de los militares traidores.
Desaparecieron miles de personas a los que aún hoy siguen buscando incansablemente sus
familiares. Sin embargo, aunque sea insoportable su opresión, los dictadores no
pueden ser eternos y Pinochet tuvo que dejar el gobierno, no sin antes
asegurarse cargos y prebendas y la impunidad ante la Ley para él y sus cómplices.
La lucha de la izquierda transformadora, no la
socialdemócrata complaciente con el Imperio, sino la heredera de lo que fue y
representó Allende no ha dejado de reclamar el juicio a los culpables.
Los comunistas malagueños nos solidarizamos con la lucha de
nuestros hermanos chilenos y estamos seguros que tarde o temprano conseguirán
que se haga justicia. Hoy a los 40 años de aquel suceso honramos la memoria de
nuestro camarada –porque para nosotros lo será siempre- Salvador Allende.
La experiencia chilena de la construcción del socialismo a
través de la vía pacífica sirve de ejemplo para los procesos de transformación social
que se están dando a lo largo de toda Latinoamérica. Si bien los anhelos del pueblo
de Chile fueron truncados por la fuerza de las armas de los militares traidores a su
país y vendidos al imperialismo norteamericano, su ejemplo pervive en el pueblo
venezolano, boliviano, ecuatoriano… que ansían un mundo justo y democrático
donde todos podamos vivir con dignidad.
En esta fecha del 11 de septiembre no rememoramos el golpe
contra el gobierno de la
Unidad Popular , si no la reconstrucción de la alegría de
luchar por un mundo mejor que empezó a construirse ese mismo día, porque
recuperar la alegría era también una decisión política, una forma de ganarle a
la dictadura y de pervivir en la memoria. Como decía una hermosa canción:
Yo volveré a pisar tus calles nuevamente/ de lo que fue Santiago
ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada/ me detendré a llorar por los
ausentes.
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