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viernes, 21 de febrero de 2020

“Si el campo no produce, la ciudad no come”


Guzmán Ahumada
Coordinador Prov. IU de Málaga y diputado de Adelante Andalucía
Nos encontramos en unos momentos en los que se están sucediendo en toda España, y por supuesto en Málaga, una oleada de movilizaciones en defensa del sector primario. El campo se ha echado a la calle a pedir soluciones a problemas históricos y estructurales que no pueden esperar más.
Ante el falso debate, intencionado de la ultraderecha y grandes terratenientes, sobre fijar el problema que atraviesa la agricultura en la subida del SMI, el sector reclama algo que para la izquierda es fundamental: es necesario y urgente que las distintas administraciones intervengan en la economía.
¡No!, que un trabajador/a del campo cobre un salario digno no es lo que lleva al sector al abismo. ¡No y mil veces no! Es la especulación de las grandes empresas multinacionales que se aprovechan de sobremanera de la ausencia de leyes y políticas de control en los precios y la regulación de los mercados.
Consumidores y agricultores/ganaderos pagan las consecuencias de que actualmente seis grandes grupos de inversión se queden con el 55,4% de mercado. Los consumidores adquieren productos, en muchos casos, a más de un 500% de lo que se paga en origen, mientras agricultores/ganaderos se ven obligados a vender en pérdidas para poder obtener unos ingresos mínimos que les permitan volver a producir la próxima cosecha. Esta cuestión, de volverse cíclica, terminará arruinando al agricultor y por eso el campo andaluz ha dicho ¡basta!
Esa es la primera reivindicación que debe ponerse encima de la mesa, intervención en los precios para que a los que producen se les pague según los costes de producción. Fijar por ley precios en origen. Además, se deben establecer medidas de regulación de mercados que integren propuestas de transparencia y justicia de la cadena alimentaria, con mecanismos eficaces de actuación ante posibles crisis de precios y que impidan que unos pocos grupos de inversión, con claros intereses especulativos, controlen el mercado.
Frente a la uberización del sector, hay que apostar por favorecer la agricultura familiar, social, sostenible y ligada al territorio, es decir, una estructura empresarial cuyo objetivo sea la generación de rentas del trabajo, favoreciendo la renovación generacional del sector.
Una apuesta perentoria para, dentro de la próxima reforma, que se está debatiendo ahora, de la Política Agraria Común, se consiga de una vez por todas una PAC social, sostenible que favorezca a quien produce y genera empleos de calidad y rompa con las multimillonarias subvenciones a las pocas familias terratenientes sin aportar nada y que se llevan la mayor parte del pastel.
El lema de “si el campo no produce, la ciudad no come”, nos deja claro que el sector es que eso de ser el sector primario, lo es con todas las consecuencias. Si nos fijamos en tres grandes debates que hay actualmente encima de la mesa, el sector agroalimentario es fundamental para poder superarlos.
El cambio, necesario, del modelo productivo debe pasar por un sector primario fuerte, que además de producir-recolectar nuestros productos sea capaz de transformarlos a través de la incorporación de la agro-industria, generando mayor valor añadido, riqueza hacia dentro.
Defender nuestra agricultura y ganadería, la tradicional, es la mejor herramienta para combatir el cambio climático en un momento de emergencia. Al tiempo que el futuro de un sector que fija población, es lo que decantará si seguimos o no vaciando nuestra Andalucía, España, rural y de interior.
Porque no hay otra, porque si el campo no produce, no hay vida. Yo apoyo las movilizaciones del sector. ¿Y tú?

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