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lunes, 10 de febrero de 2020

Crónica de la cuarta jornada de la IV Marcha de la Desbandá por la carretera de la muerte desde Málaga a Almería. Domingo 9 de febrero 2020


Manuel García Morales “Teniente”
Hoy día 9 de febrero salimos del polideportivo de Almuñécar por el paseo marítimo y casi enseguida pasamos por delante de una impresionante estatua de Abderramán 1º; ya lo contamos el año pasado, pero oyendo a una compañera nueva en la marcha decir que era una pena no saber el porqué de esa estatua volvemos a contarlo. Abderramán, fue el único príncipe árabe Omeya que salvó la vida en un golpe de estado en el Califato que gobernaba el mundo árabe desde Damasco; lo salvaron los bereberes o amazig, nuestr@s vecin@s de la orilla de enfrente que no son árabes, aunque los veamos a todos iguales, y es que su madre era amazig. Abderramán, como dice la copla era alto y rubio como la cerveza, desembarcó en Almuñécar en agosto del año 755 y fue recibido por musulmanes y cristianos como el nuevo rey y proclamó el primer Emirato del al-Andalus, que no hay que confundir con Andalucía, ya que ocupó toda la península ibérica excepto Asturias, Cantabria y Euskadi. Al-Andalus se convirtió en referente mundial de la cultura y la ciencia de al-Andaluz, pero, dentro de la miopía del franquismo y el integrismo católico de las dinastías españolas, Austrias y Borbones, está el de no reconocer que España, mejor dicho, la península ibérica, fue durante bastantes siglos, un país mayoritariamente musulmán y de lengua árabe. En vez de reconocer la aportación al mundo occidental y a la humanidad que significó al-Andaluz, y que por ejemplo está impresa en su influencia en la lengua española, lo consideramos como algo ajeno y extraño al concepto de España. Es como si rechazáramos la españolidad (como concepto de habitantes de un territorio determinado) de los íberos porque nunca hablaron castellano y mucho menos fueron cristianos.
La primera parada para la memoria histórica, ha sido al final del paseo marítimo de la playa Velilla de Almuñécar; subiendo un paseo muy empinado se llega a un parque donde hay una placa de recuerdo de las víctimas de la “Desbandá” y de la dictadura franquista, ya que era el lugar habitual donde las fuerzas fascistas fusilaban a la gente. Allí nos esperaban l@s compañer@s que hacen su 14 aniversario de la Desbandá de la zona, agrupando a gente de Motril, Almuñécar y Salobreña, con el recorrido de Almuñécar y Salobreña. La unión de las dos marchas, ha convertido a la de hoy en la más numerosa de las realizadas, con cerca de 400 personas participando en la marcha, con una columna que se extendía a lo largo de algo más de 1 Km. La llegada a la plaza del Ayuntamiento de Almuñécar ha sido muy emocionante. Llenamos la plaza y cantamos el himno de Andalucía: “… a decir paz y esperanza, andaluces levantaos, pedid tierra y libertad…”; se creó un momento de emociones colectivas compartidas que produjo más de una lágrima, después se guardó un minuto de silencio por los dos asesinatos machistas cometidos nuevamente en el día de ayer, uno de ellos en Granada.
De ahí, en una manifestación que ha aglutinado a unas 600 personas, nos hemos dirigido a la desembocadura del rio Guadalfeo, otro sitio de la memoria histórica porque es donde se produjo el gran corte de la Desbandá y donde mucha gente murió ahogada; el 10 de febrero de 1937 llovía, la gente seguía huyendo desesperada de los aviones italianos y los bombardeos de los acorazados franquistas, cruzar el rio Guadalfeo era ya casi llegar a Motril, donde se creía que habría resistencia republicana frente al avance fascista, así que se arriesgaron a cruzar y muchas familias quedaron dividas al pasar unos si y otros no, o perdieron familiares, sobre todo niñ@s, que murieron ahogados. En el acto han hablado representantes institucionales, pero también tres sobrevivientes de la Desbandá, un hombre y dos mujeres.
Después en la gran paella popular guisada por los fabulosos cocineros de la Desbandá, Pedro, Julián y Juanito, a la orilla del mar, Nacho, un compañero vasco de Vitoria, que el año pasado ya participó en la Desbandá con un tío suyo, me desgrana con más detalle su historia en la Desbandá. Su raíz familiar es de Alhama de Granada, de allí huyeron hacia la carretera de la muerte, un matrimonio que son sus bisabuelos con 12 hij@s, una de ellas su abuela; consiguieron llegar a Almería, se instalaron en Baza y con la derrota de la República volvieron a Alhama. El hombre que sería su abuelo, salió de la cárcel a principio de los 40, se unió a su abuela y tuvieron dos hijos; pero el abuelo era guerrero y en 1949, junto a un grupo de compañeros reconstituyeron el Partido Comunista de Alhama; en la reunión debió haber algún confidente ya que la Guardia Civil, al día siguiente intentó detener a todos los del grupo, aunque algunos, consiguieron huir al monte y se unieron al maquis, entre ellos el abuelo de Nacho. Un año más tarde, en 1950, murió en un combate contra las fuerzas franquistas. La abuela de Nacho, fue detenida en 1953, estuvo un año presa y al salir en 1954 se marchó al país vasco con sus dos hijos; allí volvió a casar y tuvo otros cuatro hijos. Así nuestro Nacho, nació y creció en el país vasco en el seno de una familia que es vasco-andaluza, de la cual, la Desbandá de este año se honra en tener a cuatro miembros de ella, Nacho, su padre y dos de sus tíos.
Después de la comida teníamos dos actividades culturales. La visita guiada a la exposición de cuadros de Ramón Urtasun de la que hablamos ayer, e inmediatamente la obra de teatro “La Llanura” de Martín Recuerda. Hay que comentar la exposición de cuadros, que lleva dos días expuestas en la Biblioteca de Salobreña para referirnos al atentado, rayado con un cutex, que ha sufrido el cuadro nº11 titulado “La detención del Juez Luis Elío”. Como todos los cuadros de Ramón Urtasun, la pintura cuenta una historia real, de la represión en Navarra, en este caso de la detención de un rico propietario a la vez que juez, que, traicionando a su clase, dio derechos laborales y sociales a sus trabajadores y repartió sus tierras, al tiempo que su judicatura fue justa en vez de beneficiar a los ricos y poderosos, lo que finalmente produjo su detención inmediatamente después del golpe de estado fascista, salvando la vida por los pelos.
La obra de teatro “La llanura” la escribió Martín Recuerda en 1.947, pero la censura franquista impidió su representación y tuvo que esperar a 1999, 52 años después, para que pudiera ser estrenada. También ha causado gran impacto en l@s marchistas que hemos ido a verla. Es una obra que muestra la represión y las difíciles condiciones de vida de las familias pobres y derrotadas por el fascismo, con el padre fusilado, la madre rapada y escarnecida públicamente, y finalmente la muerte de una hija fruto de las terribles condiciones de represión en la Dictadura.
Mañana, quinta etapa ya, salimos hacia Castell de Ferro, pueblo desde donde retrocedieron las tropas fascistas ante la contraofensiva republicana, y que ya fue el puesto de mando republicano hasta el final de la guerra.

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