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viernes, 7 de febrero de 2020

Crónica de la primera jornada de la IV Marcha de la Desbandá por la carretera de la muerte desde Málaga a Almería. 6 de febrero 2020

Manuel García Mortales “Teniente”
Hace 83 años, el 7 de febrero de 1937, unas 250.000 personas salieron huyendo masivamente y despavoridas de Málaga por la carretera costera que une Málaga con Almería.
Si huyó tanta gente desde Málaga, con una población de unas 300.000 personas, se debe a que previamente Málaga capital había recibido a unas 90.000 personas huidas de las zonas que iban ocupando las tropas fascistas. Gente de Cádiz, de Sevilla, de Córdoba, de Granada, de los pueblos del norte y el este de Málaga, que tenían noticias del salvajismo y la barbarie con la que se comportaban las tropas fascistas con el territorio que iba ocupando.
Como cuentan muy bien Lucía Prieto y Encarnación Barranquero en su libro, “Población y Guerra Civil en Málaga” las primeras personas refugiadas que llegaron, fueron acogidas en casas particulares de personas de izquierdas dispuestas a ayudar y compartir con quienes huían del fascismo. Pronto no quedó sitio y se ocuparon toda clase de albergues, después todos los conventos, y finalmente, todas las iglesias, y la Catedral acogió a miles de personas, o cualquier sitio que pudiera acogerlas como los sótanos de la fábrica de Tabacalera; tamaña acumulación de población desbordó las posibilidades de acogida y las condiciones de vida durante meses se tornó inhumana.
La falta de comida, de agua, de aseo, pronto desencadenó numerosas epidemias que se cebaron sobre las personas más débiles, las recién nacidas y de corta edad. En el libro citado están documentados 1.190 fallecimientos solo de niños y niñas entre Julio de 1936 y febrero de 1937, cuando se produce “la Desbandá”. Bronconeumonía, Gastroenteritis, Sarampión, Difteria, Tifus, Tuberculosis, Raquitismo… provocadas por las condiciones insalubres, el hacinamiento, el desbordamiento de hospitales…
Pero cuando las tropas fascistas ocuparon Málaga, criticaron la ocupación de las iglesias y de la catedral como refugios y contaron otra versión de las desgracias de las personas huidas; el ABC de Sevilla, en su edición del 11 de febrero, decía: “…allí han muerto los proletarios de viruela negra, del tifus, de lo que sea, como si el cielo les hubiese enviado el castigo que se merecían por sus profanaciones y sacrilegios…”. Luis Bolín, miembro de la burguesía malagueña, que jugó un papel importante en el alquiler del avión Dragón Rapide, que trasladó el 18 de julio de 1936 al general Francisco Franco desde las islas Canarias a Tetuán, y que había sido corresponsal de ABC, también escribió el 8 de Febrero, al visitar la catedral y cuando la mayoría de la población huía hacia Almería: “…El espacio interior estaba ocupado en su casi totalidad, por una horda repugnante hacinada en la mugre y la porquería, con las capillas laterales infectadas y los míseros petates tirados por el suelo. Un niño muerto yacía al pie de una columna; un hedor insoportable –el clásico olor a rojo- se extendía por las naves…”.
La salida de Málaga la han hecho unas 150 personas, y han sido despedidas con un acto donde han tomado la palabra representantes de Unidas Podemos, entre ellos el eurodiputado Manu Pineda. Un saludo especial ha sido de Ana Pomares, una mujer de 92 años que participó en la huida con 9 años, y que sigue teniendo una gran fuerza y energía vital impresionante. Se acaba de publicar un libro con la vida de esta mujer que se llama “Los 4 exilios de Ana Pomares”.
La primera parada de Memoria Histórica se ha hecho al final del Paseo de los Canadienses, donde una placa recuerda al doctor Norman Betune y sus compañeros; ellos nunca llegaron a Málaga, pero vinieron a socorrer a la gente que huía de Málaga y llegaron hasta la zona de la costa de Granada, desde donde evacuaron en sus furgonetas sanitarias durante varios días a cientos de niños; gracias al grupo sanitario de los canadienses tenemos los únicos testimonios gráficos de la huida hacia Almería.
La marcha ha llegado hasta el municipio del Rincón de la Victoria. Antes del Rincón, está la localidad de la Cala del Moral. A la entrada de la Cala nos esperaban 2 cursos de 4º de ESO, un@s 50 jóvenes quinceañeros; justo en ese sitio, hay un monolito recordando el hundimiento del submarino republicano C3, por parte del submarino U32 de la Marina alemana nazi, en la que perdieron la vida unos 37 marinos, cuya mayoría eran de Cartagena. L@s estudiantes, nos han acompañado un trozo del camino hasta el comienzo de los túneles del antiguo tren por donde pasó la huida y donde hay, señalado como lugar de memoria histórica, un boquete que atraviesa la roca, producido por los disparos de los tres destructores franquistas que fueron persiguiendo por mar a l@s huidos disparándoles por todo el camino.
En la marcha ha participado una mujer venida de Francia, Annie Flores, cuya madre participó en la huida con 10 años en un grupo que salió del pueblo de Arenas, cercano a Vélez Málaga. Después de llegar a Almería, siguieron huyendo hasta un pueblo limítrofe entre Aragón y Cataluña. La huida siguió después y cruzaron los Pirineos instalándose definitivamente en Francia; la niña, acabó casándose con un miliciano, almeriense de Garrucha, doce años mayor que ella, que estuvo en el campo de prisioneros de Argelés en Francia. Ella conoció la historia de sus padres hace menos de 10 años y su madre, la niña que huyó con 10 años, murió a finales de 2017, año en el que estuvo en Málaga y participó en el acto anual que hacen todos los años las organizaciones memorialistas malagueñas en el Paseo de los Canadienses. Annie está empeñada ahora en reconstruir la historia de sus padres y de conocer su familia de Málaga y Almería.
Después de comer el exquisito “guisaillo” de patatas que nos han hecho los cocineros de la marcha, hemos tenido tres actos en Torre del Mar. El primero el homenaje al farero de Torre del Mar, el gallego Anselmo Vilar, de familia de fareros, cuyo abuelo lo fue del famoso faro de la Torre de Hércules de la Coruña. En la noche del 7 y del 8 de febrero, apagó el faro para que los aviones italianos y alemanes, así como los destructores franquistas no pudieran ver y ametrallar y bombardear a la inmensa muchedumbre que pasó la noche en las grandes explanadas de cañaverales que había a la entrada a Torre del Mar.
El día 9 que entraron las primeras tropas fascistas, Torre del Mar y a Vélez, estaban prácticamente desiertas porque su población se sumó a “la Desbandá”, pero el farero no huyó, fue apresado y pocas horas después fusilado, sin ningún tipo de juicio. Cuando murió tenía 51 años, su acción salvó la vida quizás de miles de personas que pudieron descansar, comer (caña de azúcar) y beber agua (del río de Vélez) y continuar la huida. Sin embargo, Anselmo, desconocido y olvidado, fue enterrado en una fosa común de donde aún no ha podido ser rescatado al igual que miles de personas asesinadas por el fascismo. La Asociación de la Desbandá sumará su esfuerzo junto con las asociaciones memorialistas de Vélez, para que Anselmo tenga el recuerdo que se merece.
Después del Faro hemos visitado el parque de la Memoria de Torre del Mar, donde nos han saludado representantes institucionales de Adelante Andalucía y Unidas Podemos y de ahí hemos ido al salón de actos de la Mancomunidad. Allí se nos ha presentado el libro La Caja Roja; el libro es una colección de más de 5000 fotos que estaban guardadas en dos cajas rojas y enterradas en un sótano de la casa del fotógrafo catalán Antoni Campañá. En ellas hay una serie de fotografías, que en los negativos están reseñadas como refugiados malagueños. Estas fotos podrán acompañar desde ahora a las que teníamos de la marcha por la carretera y las de los refugiados en Almería. El libro, se presenta el 7 de febrero en Málaga, coincidiendo con la fecha del éxodo.
El ánimo de los marchistas es excelente, la mayoría somos jubilados, aunque hay también gente más joven que han hecho un alto en su trabajo para acompañar la Memoria de la Desbandá. Algun@s somos veteranos en la marcha que disfrutamos la alegría de reencontrarnos; también, se han sumado nuev@s compañer@s que, con seguridad, disfrutaran de la marcha y se enriquecerán con los conocimientos y los sentimientos que vamos adquiriendo por el camino.
Mañana, día 7 de febrero salimos de Torre del Mar con llegada a Nerja.

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