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viernes, 14 de febrero de 2020

Crónica de la octava jornada de la IV Marcha de la Desbandá por la carretera de la muerte desde Málaga a Almería. 13 de febrero

Hoy 13 de febrero, salimos de Adra en dirección a el Ejido, manteniendo el número de algo más de 100 participantes; la salida la hacemos por la famosa alameda de plátanos de sombra, inmortalizada en una foto de Hazen Size, uno de los compañeros de Norman Bethune que fue quien realizó las fotos de la Desbandá. En la foto que acompaña a este texto, vemos la antigua foto de 1937 con los peligrosos rojos armados de cañas de azúcar a los que había que seguir bombardeando y junto a esa foto, la nuestra esta mañana pasando casi por el mismo sitio, pero por un lateral de la carretera, ya que por el centro pasa ahora bastante circulación. Hay que volver a recordar que, los extensísimos sembrados de caña de azúcar, presentes en toda la costa mediterránea de entonces, fue lo que permitió sobrevivir a miles de personas que iban sin nada que comer.
Pasando Adra, recorremos ya kilómetros de invernaderos pegados a la playa, con la indignación de la mayoría de l@s marchistas cada vez que veíamos montañas de residuos de plásticos, ya usados y rotos, amontonados en escombreras que hay entre invernaderos. Para llegar a Balanegra, el primer municipio que linda con Adra, tenemos que atravesar más de 2 Km de playa, cubierta de chinos y guijarros, que nos produce bastante cansancio; hasta el perro que lleva un compañero en la marcha se ha agotado; lo peor es que un compañero, Jorge, ya con sus 69 añitos se ha caído y se hizo una pequeña herida en la pierna por donde empezó a sangrar mucho; finalmente, lo hemos curado bien y ha quedado el caso en un pequeño susto.
De Balanegra, que es un pequeño municipio, nos impresiona el nombre. No hay constancia oficial de donde procede, pero Antonio López, un compañero de la zona nos cuenta la versión más popular. Resulta que un cabrero de la zona, cuando aquello no era ni pueblo, y que llevaba al ganado por la zona, repetía habitualmente: Ahí va la negra, refiriéndose a un animal, y el dicho se hizo popular para nombrar el lugar, solo hay que cambiar la v por la b y juntar las letras. Yo me creo la versión porque en Málaga, la zona del final del paseo marítimo de poniente, antes de la desembocadura del Guadalhorce, se llama oficialmente Sacaba Beach. Este era un nombre, que en mi juventud me resultaba enigmático; luego me enteré que el origen del nombre era: se acaba la playa (porque empezaba la desembocadura del río); en Málaga se acaba es sacaba y por alguna razón, que en Málaga no es novedoso, se le añadió el final en inglés, Beach, en vez de playa.
Pero el momento más interesante de la marcha ha sido al llegar a Balerma, que ya es una pedanía de el Ejido, pero que tiene mucha más antigüedad como núcleo urbano. El municipio original de la zona era Dalías al que pertenecían Balerma y el Ejido. En los años 30, el Ejido no era nada, y todavía en los años 50, su población no llegaba a 3.000 personas. Sólo a partir de 1961, cuando empezaron los primeros cultivos de enarenado bajo plástico, empezó a crecer la población, constituyéndose como municipio en 1981. Un hombre de Balerma, nos recibe a la entrada con un grupo de personas que han venido a animarnos y a felicitarnos, pero él quiere contar su historia. Se llama Jesús “el de la cripta”, lo que quiere decir que a su madre le decían “la cripta” y él es su hijo. Su historia es muy sencilla, cuando pasó la Desbandá por Balerma, su madre acogió en su casa a una familia que iba con 6 hijos, con la particularidad que estuvieron allí acogidos, no un día ni dos, sino un año entero. Lógicamente, la familia malagueña estuvo agradecida toda la vida, y más adelante se crearon vínculos de amistad entre las dos familias; pero también nos cuenta que en Balanegra, unos propietarios mataron a tiros a 4 personas que venían en la Desbandá porque le habían robado una perdiz; los mataron y los dejaron en una cañada con unas piedras por encima para taparlos.
Siguiendo la marcha, el compañero Antonio López que es de Balerma me cuenta que “la Cripta”, que se llamaba Rosalía, era una mujer inmensa, enorme, de ahí el mote, pero que lo más enorme que tenía era el corazón; siempre ayudaba a todo el mundo y su casa siempre estaba abierta para quien lo necesitara; siempre alegre, siempre dispuesta, todo el mundo la quería. Su marido era Frasco “el Montellino”, aunque el mote de él no me lo han contado; “el Montellino”, que al contrario que su mujer era un hombre delgado, fue el principal organizador de reparto de alimentos en el pueblo en el periodo de la guerra; su lema es que no se podía tolerar que nadie pasara hambre cuando a otros le sobraba, de manera que se garantizó la alimentación de todo el pueblo a través de un sistema de reparto. Balerma fue uno de los muchos pueblos en Andalucía, me estoy acordando de Teba en Málaga, que se renombraron por los vecinos de otros pueblos como Rusia la Chica, por su ejemplo de aplicación de medidas igualitarias en los años que duró la República.
En el Ejido nos alojamos en el IES Santo Domingo, donde nuestros cocineros que tienen varias estrellas Michelin en comida popular nos preparan el almuerzo en una explanada, donde podemos dormir en la cancha deportiva y además usar el Salón de Actos para un concierto que nos da la cantante Sensi Falan a las 7 de la tarde. El concierto se llama “Más allá de la Memoria” y se subtitula “Canto al exilio republicano”, ella canta y toca la guitarra y está acompañada por Carlos, otro guitarrista y una compañera que va proyectando imágenes de época que ilustran y acompañan las canciones de Sensi; ella tiene una bellísima y potente voz, un gran talento musical y sobre todo una gran conciencia de clase e identidad antifascista. Nacida en la Chanca de Almería, que fue el barrio más pobre, se enorgullece de su origen de las luchas de su barrio y está siempre dispuestas a colaborar en causas como la de la Desbandá. Ahora sabéis por qué no la conocéis, y es que los artistas e intelectuales que choquen en su arte contra los intereses de las clases dominantes son silenciados e ignorados en el modelo de democracia capitalista que disfrutamos. El concierto ha sido inenarrable, junto a las canciones habituales republicanas como Santa Bárbara, Ay Carmela, Si me quieres escribir, La patria son mis hermanos, etc., ha cantado también a Machado en la versión de Serrat, Se hace camino al andar, verso a verso, golpe a golpe, o Mediterráneo. Otras canciones basadas en poesías de exiliad@s, o en referentes como María Teresa León, no podíamos tararearlas acompañándola, pero si la hemos disfrutado por su letra, por la música y por su voz.
Este concierto, como acto de la Desbandá, ha sido uno de esos momentos que se recuerdan toda la vida; mucha gente ha llorado y la canción recordando a Antonio Machado, caminante no hay camino, que la hemos cantado tod@s junt@s fue uno de los momentos más emotivos. Pero no sólo nos han cantado, también nos ha contado, el guitarrista, Carlos, vecino de el Ejido, refiere que sus bisabuelos también vieron pasar la Desbandá y para ayudar a la gente que iba en las últimas hicieron un gran caldero de migas; mucha gente comió y agradeció aquellas migas; uno de ellos llegó en su huida hasta Francia y al final de la segunda guerra se quedó instalado allí. Al tiempo, el Abuelo de Carlos, hijo de quien había hecho las migas emigró a Francia, como tanto otros a trabajar, con la suerte de que el hombre que había comido migas y al que encontró en Francia le ofertó trabajo, porque seguía agradeciendo aquellas migas.
Mañana salimos, en la penúltima etapa, para Roquetas.

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