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lunes, 17 de marzo de 2014

La organización de las Marchas ha sido un avance en la confluencia de movimientos sociales y políticos. La coordinación de organizaciones sociales, sindicales y políticas diversas.
Jaime Aja Valle
Mundo Obrero

Estos días miles de personas marchan a Madrid desde distintos puntos del país. El 22 de marzo se espera que cientos de miles de personas se reúnan en Madrid para decir no a los recortes y defender la dignidad del pueblo trabajador. Se prepara una movilización histórica, que se espera inicie un cambio de ciclo político y social.
“La Marcha de la Dignidad marca un objetivo concreto social y político que es la movilización de la sociedad organizada, de forma unitaria dentro de su propia diversidad política e ideológica, una organización social desde abajo, que tome las decisiones de forma horizontal para implicar a los afectados en las propuestas y en las acciones”, tal como nos cuenta Ginés Fernández, director de Mundo Obrero y portavoz del Frente Cívico Somos Mayoría (FSCM), organización imprescindible para entender esta movilización.
José Sarrión, coordinador del FCSM en Salamanca y miembro del Comité Federal del PCE, subraya que esta movilización persigue “organizar una respuesta unitaria a los problemas sociales que todos conocemos, en torno a cuatro grandes pilares: lucha contra el paro y precariedad, renacionalización de los servicios públicos y sectores estratégicos de la economía, auditoría de la deuda y cese de la represión”. Confluirían objetivos a corto plazo como “poner de manifiesto la gran mentira (“lo peor ha pasado, volveremos a crecer...”) de la oligarquía y demostrar con la movilización masiva que las personas están por encima de los números”, en palabras de Juan Rivera, también del FCSM; con objetivos a medio y largo plazo, como “un cambio de modelo económico, político y social”, tal como nos explica Jorge Alcazar.
Ginés Fernández, José Sarrión, Juan Rivera y Jorge Alcazar, junto a otros cientos de miembros del FCSM, como José Coy, se han multiplicado estos últimos meses para garantizar el éxito de las marchas y construir espacios unitarios de trabajo. Algunos son militantes del PCE y de IU, otros activistas sociales con muchas luchas ya en la mochila.
Junto a activistas sociales han participado también los militantes comunistas, del PCE y la UJCE, para garantizar el éxito del 22-M. Enrique Santiago, secretario ejecutivo de convergencia social de IU y miembro de la permanente federal del PCE, espera “que toda España sea consciente de que este gobierno, seguidor de las indicaciones de la Troika, está acabando con los derechos sociales, con el estado social y con la dignidad de las personas”. José León, secretario de movimientos sociales de IUV de la Región de Murcia y ex secretario de la UJCE, destaca una doble dimensión de la movilización para “por una lado, visualizar la situación de emergencia social en la que viven cada vez más familias en nuestros país, por otro, porque es imprescindible que señalemos a los culpables de la situación: el capitalismo y sus gestores”. Noemí Ruiz, secretaria de área de movimientos sociales del PCM, también destaca la necesidad de iniciar un proceso de acumulación de fuerzas para “fortalecer las posiciones de los/as trabajadores/as y las clases populares para frenar los recortes, demostrar que la lucha sigue y sirve, y pasar a la ofensiva con reivindicaciones que van más allá de los recortes, como la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía y el no reconocimiento de la deuda”.
Aunque CCOO y UGT no se han sumado como organizaciones a las marchas, sí se ha sumado la Cumbre Social y muchos sindicalistas, protagonistas de las principales luchas laborales de los últimos tiempos. Carlos Vázquez, secretario provincial del PCA en Sevilla, destaca la participación en Sevilla de “más de 60 comités de empresas y secciones sindicales que en nuestra provincia ya han anunciado la adhesión a esta jornada de lucha”. Para los sindicalistas como Paloma López, número 2 en la candidatura de IU al Parlamento Europeo, el 22-M es “un acto de consciencia colectiva que da continuidad a otras movilizaciones sindicales y sociales” en un escenario “donde solo se escucha la voz de la clase dominante que decreta el final de la recesión y el inicio de la salida de la crisis”.
Avance en la confluencia
La organización de las Marchas ha sido un avance en la confluencia de movimientos sociales y políticos. La coordinación de organizaciones sociales, sindicales y políticas diversas, desde su pluralidad, ha supuesto en sí mismo un hito en la necesaria unidad de la mayoría social, en la constitución de lo que desde el PCE hemos llamado el bloque social alternativo. “La propia organización de las marchas marca un avance, un cambio en las formas de confluir colectivos diversos, como organizaciones sociales, sindicatos y partidos pollitos, en la que cada uno juega un papel”, como nos dice Ginés Fernández. Desde el FCSM, Jorge Alcazar destaca la importancia de la confluencia en un proceso que “hemos llamado las tres conquistas: La unidad de las fuerzas activas en la lucha, la unidad social y ciudadana y el poder popular”.
La unidad de organizaciones tan diversas ha sido un hecho histórico. Juan Rivera destaca que “con todos los defectos y fallos que podamos tener en la concreción, tiene un enorme simbolismo político la confluencia en el mismo objetivo de decenas de colectivos dispares y miles de ciudadanos/as que, a título individual, se sienten representados/as por las ideas–fuerza del 22-M”. Para Enrique Santiago “se trata de un amplia confluencia de colectivos sociales, políticos, sindicales y culturales, que vienen trabajando de forma unitaria para garantizar una exitosa movilización”. Las últimas luchas han propiciado esta unidad, ya que “en los últimos meses hemos visto éxitos importantes cuando nos hemos organizado, desde Gamonal al conflicto de las basuras en Madrid. Hay claros ejemplos como la Plataforma de Afectados por las Hipotecas o las redes de solidaridad que están creándose en muchos municipios o barrios”, en palabras de Fernando Jiménez, impulsor de las marchas en la sierra de Madrid.
El éxito de la organización también ha sido cuantitativo, pues como valora José Sarrión “se han superado las expectativas. El plan original era vertebrar siete columnas y han terminado apareciendo ocho columnas peninsulares, más otras dos de las islas e incluso una del exterior”. Pero la organización no ha estado desprovista de incidentes. Carlos Vázquez insiste “en que los cuerpos de seguridad del estado y el Ministerio del Interior están obstaculizando el éxito de las marchas y como ejemplo señalamos lo ocurrido el pasado sábado en la marcha comarcal de Villanueva–Écija, prohibida por la Subdelegación del Gobierno en Sevilla”.
22-M: ¿El inicio de un cambio de ciclo?
Iñigo Martínez, portavoz de Ezker Anitza destaca la importancia del día después, la necesidad de consolidar “una argamasa común; marchas, mareas, PAH, empresas en ERE, sindicalismo, izquierda... Una argamasa con un objetivo claro; acabar con el sistema y construir una sociedad radicalmente diferente”. Para Paloma López “la crisis es una excusa del sistema y las marchas y las mareas y las luchas sindicales, cada uno con sus identidades y sus modelos de organización, son una transfusión de vida en un cuerpo enfermo”. Esta vitalidad plural puede generar “el inicio de un ciclo de cambio en el que la mayoría social tome las riendas de su futuro, un camino que no va a ser fácil, pero que es posible, con esfuerzo, inclusión, amplitud y fuerza”, en palabras de Ginés Fernández. Para ello “debería quedar una sólida organización de colectivos” en lucha por “el estado social, la democracia y todos los derechos humanos, que es lo que niegan las políticas de la Troika”, como explica Enrique Santiago.
El FCSM plantea la necesidad de iniciar un camino en dos fases: En la primera el objetivo principal es la unidad, entorno a estructuras comunes, en la segunda fase se trata de “diseñar y desarrollar una estrategia de lucha continuada” sobre la base de las estructuras unitarias construidas anteriormente. Para esto, como nos cuenta José Sarrión, “el 23 de marzo por la mañana se organizará una asamblea general cuyo objetivo será conformar (si la gente quiere) un movimiento común que emane de las marchas. A partir de esa Asamblea se pretende que el movimiento se vaya descentralizando, que recorra el camino inverso y vuelva a pasar por los pueblos y ciudades que se han implicado en la marcha”.
También Carlos Vázquez, que nos explica el convencimiento del PCA de Sevilla de que “el 22-M no será una gran manifestación más sobre Madrid. Será la Marea de las Mareas, y de su resultado dependerán los días siguientes. (…) Es posible que esta movilización desborde el panorama de las movilizaciones que se han llevado a cabo anteriormente y representa el gran momento de la unidad de todas las mareas”.
Para Carlos Vázquez, “se hace necesario un Partido lo más unido y unitario posible y lo mejor organizados que hayamos estado nunca”. Alberto Cubero, recientemente elegido secretario del Partido en Aragón, en una entrevista reciente, subrayaba que “es muy importante que la militancia comunista, que está en todas estas luchas, haga ver la necesidad de la unidad frente a un sistema político injusto como es el capitalismo que provoca todos estos dramas. El primer paso es el día 22 de marzo con las Marchas por la Dignidad”. Porque, como nos dice José León “algo cambiará para siempre el 22 de marzo de 2014, como algo cambio el 15 de mayo de 2011”.
Publicado en el Nº 270 de la edición impresa de Mundo Obrero marzo 2014

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