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domingo, 6 de octubre de 2013

El Partido Comunista de Andalucía presenta su campaña de movilización “Que no nos roben las pensiones”, contra la brutal reforma del PP

Bajo el título “Que (Bancos, Troika, Gobierno) no nos roben las pensiones” el Partido Comunista de Andalucía inicia la movilización contra la reforma de las pensiones emprendida por el gobierno del Partido Popular y se marca como objetivo parar esta reforma a través de la movilización “por abajo” con la generación de bloques sociales de oposición a esta reforma “barrio a barrio y pueblo a pueblo”.
Así lo ha señaló ,el pasado jueves 3 de octubre, el secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, acompañado del presidente de honor del Partido, Antonio Romero en la que ha informado sobre la campaña que puede consultarse en www.pcandalucia.org/pensionazo y con la que el PCA va a “inundar” Andalucía junto a la Juventud Comunista (UJCE-A), con la que organizará actos y asambleas en centros de día y en hogares de pensionistas y centros de mayores porque según Mariscal “son los primeros afectados” aunque también y a través de la Unión de Juventudes Comunistas de España se trabajará en las facultades y centros de estudio, y con la organización en los institutos de charlas para “explicar nuestros argumentos porque creemos que tenemos razón”.
Hablar con las centrales sindicales, con asociaciones de mayores, juveniles, con colectivos vecinales, consumidores, pequeños y medianos comerciantes, “barrio a barrio y pueblo a pueblo” es la tarea que esta tarde aprobará el comité ejecutivo del Partido en Andalucía y con la que se pretende constituir plataformas unitarias para la denuncia de esta reforma para así “tumbarla desde la movilización”.
Para Mariscal, esta reforma, como la laboral, “forma parte del memorando firmado entre el Gobierno de España y la Troika” y supone, una vez más, un elemento de “terrorismo social por parte del gobierno de señor Rajoy”. Para Mariscal se trata de “terrorismo basado en mentira y engaño a la ciudadanía con argumentos falaces”. Esta campaña pretende “desmontar esas mentiras, con argumentos y pedagogía” y ha denunciado que el PP venga a decir que “la longevidad es un riesgo financiero” en lugar de un elemento de desarrollo y progreso de un país sino que “mayor esperanza de vida es mayor riesgo financiero que pone en peligro los beneficios de unos pocos lo que les lleva a atacar a las pensiones públicas para fomentar las privadas”.
La campaña contará, además de la cartelería que se ha presentado hoy, con una página web donde se pretende desmontar con argumentos las mentiras sobre la situación de las pensiones, que también han sido editadas en un cuaderno por la Fundación Memoria y Cultura y por materiales de agitación para redes sociales.
¿Por qué esta campaña?
La nueva reforma de las pensiones planteada por el PP, aún en versión de anteproyecto, es un nuevo ataque a las conquistas sociales logradas por la clase trabajadora. Se trata de un proyecto promovido por la troika, englobado bajo el marco de las “reformas estructurales”, y que ya tuvo su fenómeno más cercano en la reforma de las pensiones llevada a cabo por el Partido Socialista. Aquella última reforma amplió la edad de jubilación a los 67 años, mientras que la actual se centra en la reducción del poder adquisitivo de los pensionistas en el corto plazo y en la reducción de las cuantías totales en el medio plazo.
Tanto esta como la anterior reforma se justifican de acuerdo a las previsiones demográficas que plantean un envejecimiento muy elevado de la población y, en consecuencia, una elevada tasa de dependencia. En vez de afrontar el problema financiero que de ello se deriva por la vía del aumento de los ingresos, el Gobierno opta por la reducción de los gastos.
El objetivo real que se persigue es promover el desarrollo de los planes de pensiones privados, que son un negocio para los bancos. El sistema privado es un sistema insolidario, individualista y además mucho menos seguro porque depende de la especulación financiera. Sin embargo, es un sector en crecimiento por el miedo instigado por parte de los Gobiernos y la Troika, además de que cuenta con ventajas fiscales también puestas a disposición por parte del Gobierno.

Por otra parte, es importante centrar el argumento también en el fondo ideológico que subyace a la reforma. A saber, la sociedad puesta al servicio de la economía y sus indicadores pretendidamente asépticos. La evolución demográfica no es un problema como tal, sino un rasgo de las sociedades modernas. El incremento de la esperanza de vida no puede ser entendido como un problema, sino como una conquista. Así, hay que hablar de calidad de vida y no de términos economicistas. Por eso es útil romper el debate con indicadores alternativos como los años de vida saludable.

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