Desde el 15 de septiembre hasta el 25 de octubre, se expone en nuestra ciudad, en la sala de Unicaja en Italcable (C/ Calvo, s/n) quince obras, fundamentalmente tapices, esculturas y relieves de cerámica, de Fernánd Léger (1881-1955), bajo el título de “El cubista afable”.
Léger nacido de una familia campesina de la Normandía francesa es considerado todo un clásico de las vanguardias del siglo XX y uno de los renovadores del cubismo, con un estilo propio fruto de su visión socialista del arte y la política. Léger es un artista comprometido, cuya opción de clase, por los más desfavorecidos, por los trabajadores, es parte esencial de su visión del mundo y de la plástica.
Su vida transcurrió en difíciles circunstancias: padre muere cuando apenas tenía dos años y el padrastro con que se crió lo hacía trabajar hasta la extenuación en la granja donde vivían. Alos 17 años decidió abandonar la granja y estuvo a punto de morir de tuberculosis. Intentó ingresar en la escuela de Bellas Artes de París, pero fue rechazado. Participó como soldado en la I Guerra Mundial siendo herido y durante la II Guerra Mundial emigró a los EE.UU.
Esta experiencia vital, lejos de alejarlo del mundo que lo rodea, le hace integrarse más con los que sufren, buscar lo colectivo frente a lo individual, aferrarse al combate implacable contra las desigualdades que genera el capitalismo e intentar sacar el arte de los museos para exhibirlo en la calle, aquello que nuestro camarada Segundo Castro define como: "dejar de ser simples receptores de eventos culturales para ser intérpretes del curso histórico de su propia cultura".
Su visión plástica integrada en el cubismo primeramente y después de la I Guerra Mundial la utilización de simbología industrial, al que denominan periodo mecánico, que influyó tanto en el constructivismo soviético, así como la utilización profusamente de la naturaleza siguiendo, quizás, su ascendente campesino nos da una visión alejada, de otras miradas de la época, más pesimistas y oscuras del mundo que le tocó vivir, de las perspectivas de futuro de la clase obrera. Su mirada es limpia y clara, desde la conciencia del sufrimiento de los de abajo, expresa vitalidad y optimismo, recurre a la vida sencilla, a la naturaleza, a la compañía de los amigos, a la solidaridad como futuro colectivo de la Humanidad, eso que algunos llamamos Socialismo.
Esta interesante, aunque escueta, exposición consta de una obra en tinta china sobre papel, Composition mecánique (1927); un gouache, acuarela y mina de plomo sobre papel, Fenme au vase (1925); los tapices Les trois musiciens (1944) y Les Loisir sur fonde rouge y las cerámicas policromadas realzadas sobre piedra artificial esmaltada en fuego que evocan principalmente animales, flores y plantas que recuerdan sus años infantiles en la granja y que son: Le tournesol (1952), La Branche R, Jardin d’Enfants, Le gran Coq y Le petit Coq. Para finalizar con los relieves realizados con sus alumnos que recogen motivos de escenas campestras, animales domésticos o de bañistas como Le Bagneuse y Composition aux fruits.
Desde Los Comunistas de Málaga no podemos más que aconsejar la visita a esta emotiva exposición donde podremos sumergirnos una representación del mundo donde los elementos identificativos de un tiempo, que intentó plasmar Léger, siguen estando vigentes y donde el reflejo de lo social, la opción de clase y el optimismo por un porvenir de felicidad para todos y todas, que algunos llamamos Socialismo está aún por llegar.
Son tiempos de Crisis, y lo peor avisan que llegará pronto, aunque ya hay quienes tienen un anticipo en forma de paro, precariedad, desahucios, etc., pero también lo mejor estará por llegar, solo, y nada menos, que hay que construirlo. Esto es, que hay que lucharlo, no podemos dejar en manos de los que nos arruinan la vida la solución a los problemas que ellos mismos crean. A eso al combate, desde la unidad de las izquierdas, de los trabajadores y trabajadoras, es a los que convocan los comunistas permanentemente, los de ayer como los de hoy. Con la voz y la palabra o con el pincel, el martillo o la pluma, con un panfleto o un verso, con un cartel contra la crisis o un cuadro como los de Léger.
Eduardo
Eduardo
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