José Antonio Carmona
Secretario
Político del Comité Local del PCA de Málaga
Fue en 2015
cuando eldiario.es publicaba unas
declaraciones de la médico cordobesa Victoria López con las que se ponía de manifiesto, con una
sola frase, una realidad que resulta evidente en las grandes ciudades:
"cuando hablamos de salud, es más importante el código postal que el
código genético"
Señalar esta
realidad resulta útil para mostrar las desigualdades que encontramos en las
grandes ciudades, como por ejemplo Málaga. Y es que dependiendo del barrio en
el que se viva, la esperanza de vida puede tener una diferencia de hasta varios
años, como indicaba el OMAU (Observatorio de Medio Ambiente Urbano) en marzo de
2019.
Según este
informe, en la capital de la Costa del Sol, podíamos ver cómo los vecinos y
vecinas de algunos barrios, tenían una esperanza de vida muy distinta a la de
los vecinos de otros barrios de Málaga, así, en La Malagueta-Limonar, esta
esperanza se situaba en 84'4 años, mientras que en Campanillas-Puerto de la
Torre, lo hacía en 78'6 años.
Y es que la
"salud colectiva" de una ciudad, puede tener múltiples factores, como
son los medio ambientales, sociales y económicos. En estos, podemos destacar
cuestiones como la tipología de la vivienda, la tasa de desempleo, los metros
cuadrados de zonas verdes por habitante y cómo no, la renta disponible.
Podemos
observar, cómo según el Observatorio, la renta disponible en La
Malagueta-Limonar, es de 36.001€ mientras que la de Campanillas-Puerto de la
Torre es de 15.980€, menos de la mitad. Así pues, encontramos una Málaga
altamente desigual, donde otros barrios como Cerrado Calderón, Centro Histórico
o Pedregalejo, tienen unos niveles de renta mucho más altos que por ejemplo
Vistafranca, La Roca, Palma-Palmilla, etc, y cómo esta desigualdad que muestra
el OMAU afecta de forma directa a la salud, y también a la mortalidad, como
señala el mapa de "razones de
mortalidad por secciones censales" de la Junta de Andalucía.
Obviamente,
lo que se puede observar es una cuestión de clase, como también lo son las cada
vez más habituales caceroladas. Ayer, se produjo la enésima cacerolada pidiendo
la dimisión del Ejecutivo por su supuesta mala gestión de la emergencia
sanitaria provocada por el COVID-19, y lo hacía con el lema "por una
España libre de mordazas" que deja pocas dudas de quienes podían estar detrás
de la misma. No deja de ser curioso, cómo esta cacerolada se dejó oir en unos
barrios más que en otros, como apunta un artículo del Diario SUR (Ignacio Lillo, 25-4-20).
En este
artículo, se señala que fue en los barrios de Centro, La Malagueta, Cerrado
Calderón y El Limonar, en los que más y
mejor se dejó escuchar esta cacerolada. Es decir, la cacerolada contra el
gobierno, se produce con mayor intensidad en los barrios de la ciudad que
tienen una renta disponible más alta, lo que no es una cuestión baladí, pues la
desigualdad va por barrios y la conciencia de clase también.
En esta
"guerra de balcones", vemos cómo en barrios obreros puede llegar a
escucharse el "Bella Ciao" (en C/ Góngora del barrio de El Bulto)
como recoge el mismo artículo o por otro lado gritos de "Sánchez
dimisión" en barrios de renta alta. Y esto pone sobre la mesa una de las
preguntas que más estamos escuchando en los últimos días: ¿la España que saldrá
de la pandemia estará más unida o más dividida?
El Jueves
En mi
opinión lo hará con menos caretas pues muchas se están cayendo a lo largo de
todo este proceso. Desde las caretas de representantes políticos como Abascal o
Casado, que están realizando un política de acoso y derribo al gobierno, a las
caretas de los vecinos que actúan como vigilantes desde sus balcones. Y esa
España con mascarillas pero sin máscaras pondrá de manifiesto (una vez más) que
la clase social importa y nos diferencia. Aquellos de rentas altas, defenderán
sus intereses de clase, y lo harán unidos, de eso no hay duda. Aquellos con la esperanza
de vida más baja debieran hacer lo mismo.
La situación
que vivimos no tiene precedentes en nuestra historia reciente, como tampoco lo
tienen las medidas sociales que están aplicándose desde el gobierno de
coalición progresista (Unidas Podemos-PSOE) para tratar de impedir que nadie se
quede atrás. Un gobierno, que a diferencia de los anteriores y de los que
gestionaron otras crisis, como la de 2008, se posiciona con esa mayoría social
con renta y esperanza de vida más baja, con la mayoría social del "Bella
Ciao", frente a la que defiende una oposición reaccionaria e inútil, la de
las rentas y esperanza de vida más altas y el "Sánchez dimisión".
Tras esta
pandemia, no espero que España salga más unida, pues la clase dominante, la
élite económica, velará por sus intereses como ha hecho siempre, y lo harán a
toque de corneta si fuese necesario. Lo que sí espero es que sea la clase a la
que pertenezco, la clase trabajadora, la que sí lo haga pues nos va la
esperanza, la renta y la vida en ello.
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