Pedro Moreno Brenes
Portavoz municipal de IULV-CA en Ayto. de Málaga
1. Yan son muchas, por desgracia, las ocasiones en las
cuales algunos ciudadanos nos reunimos para testimoniar nuestro pesar y repulsa
por los muertos y heridos en accidentes laborales, y lo hago en las
concentraciones que convocan los sindicatos en las puertas de la Delegación de Empleo y
los amigos de la HOAC
en la Plaza del
Obispo los viernes siguientes a cualquier siniestro laboral; cuando termina la
concentración siempre tengo la íntima convicción de que será el último, pero
no, siempre viene otro y otro….
Alberto Menjíbar Menéndez, 53 años, casado y con cuatro
hijos, moría ayer en Benalmádena; era trabajador del servicio de recogida de
residuos urbanos de la ciudad y hacía tareas de mantenimiento de un contenedor
soterrado del municipio.
El pasado día 20, su compañero Javier Pérez, de 32 años,
perdió tres dedos de la mano derecha al quedar atrapado haciendo el mismo
trabajo.
¿No había razones para incrementar las medidas de
seguridad?; más bien, ¿porqué no funcionaron las mismas que están recogidas en
la normativa y planes de prevención?
¿No es hora de que los paladines de tantas reformas
laborales, con tanta flexibilidad y movilidad funcional, reflexionen sobre sus
efectos en un mercado de trabajo donde la formación y la seguridad se ven como
un lujo?
Hay que recordar que CC OO desde hace tiempo había
denunciado fallos en las medidas de seguridad del mantenimiento de las
instalaciones.
2. Lo peor de lo acontecido es que casi seguro que era
evitable, como la mayor parte de los accidentes laborales; no es fuerza mayor
ante la que nada cabe hacer y el exacto cumplimiento de las normas de
prevención de Riesgos Laborales puede evitar la inmensa mayoría de los riada de
muertos y heridos que para nuestra vergüenza siguen poblando las estadísticas.
Confío en el buen hacer de la Inspección de Trabajo
para que su investigación depure las correspondientes responsabilidades, pero
también reclamo más medios humanos y materiales para que nuestros inspectores
de trabajo eviten por la vía preventiva estas desgracias que tanto dolor causan
a la sociedad, y en especial a familiares y allegados.
Las empresas no pueden reducir costes por la vía del
debilitamiento de sus sistemas de seguridad en el trabajo, y si alguna no tiene
escrúpulos en poner en peligro la vida e integridad de sus trabajadores, que
sientan todo el peso de la Ley
por la vía administrativa y en su caso la penal, y ante todo espero que reciban
toda la repulsa de una ciudadanía que no debe permanecer impasible ante estos
despropósitos.
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