Luis Felip
Consejo Municipal de IULV-CA
¿Por qué la subida del agua impuesta por EMASA y por el
alcalde de Málaga es un frente donde tenemos que estar y donde no debemos ceder
ni un solo palmo de terreno? En este texto quiero explicar algo de lo que ha
sucedido desde que empezamos a organizarnos y hasta el momento presente, cuando
tenemos una fecha de movilización. Y quiero dejar claro por qué este es un
episodio de lucha de clases más allá de lo obvio (de la agresión a la mayoría,
encareciendo los servicios básicos para financiar gastos que interesan a una
minoría), también en las formas y en los métodos de construcción de una
herramienta organizativa.En Por quién doblan las campanas de Hemingway el
protagonista se decía a sí mismo “si ganamos aquí ganaremos en todas partes”.
Si algo nos enseñó la novela es que el ideal de toda aquella generación
antifascista en los años 30 podía concretarse en la locura de acabar
combatiendo en un país extranjero para defender un palmo de terreno o para
volar un puente de una importancia insignificante. Todo esto no significa sino
la plasmación literaria de una convicción materialista muy profunda: que los
ideales abstractos no se pelean en lo abstracto, que la lucha de los
antifascistas o de los anticapitalistas se desarrolla en la práctica en los
espacios más concretos y a veces en apariencia más insignificantes. El buen
materialista histórico no desecha un conflicto cualquiera, soñando con que la
única lucha que vale es “la lucha final” y que para ganarla hace falta imprimir
muchas pegatinas y coser un montón de banderas. El buen materialista histórico
es el que reconoce que los ideales abstractos existen en el mundo de manera
inseparable de las luchas concretas, a veces más o menos invisibles. El buen
materialista histórico procura siempre distinguirse del loco que sólo
interpreta la realidad a partir de sus delirios o de sus dogmas de fe, y que en
consecuencia es incapaz de darse cuenta de que la bandera más roja que existe
es el pueblo organizado que se moviliza por sus propios medios, sin delegar en
tribunos ni reyes, y en defensa de sus intereses concretos. Por eso cuando
escribas por las redes sociales que la gente está sumida en la apatía, harías
bien en mirar a tu alrededor por si acaso lo que sucede es que tienen sus
intereses muy claros, y que tú eres el único que no es capaz de ver en cada
costura del sistema y en cada demanda concreta razonable el resquicio por el
que se cuela una razón revolucionaria.
Primera fase de la batalla del agua: romper la hegemonía de
las organizaciones políticas y abrir la Iniciativa
En Málaga, la batalla del agua no empezó por una respuesta
espontánea que habría podido desembocar en otro Gamonal. Aquí las cosas fueron
más complicadas, y es muy necesario que todos los que estamos en organizaciones
y movimientos reflexionemos sobre nuestras fuerzas reales y sobre si nos
tomamos en serio las necesidades concretas de la gente en lugar de nuestras
convicciones ideológicas prediseñadas. Todo se jugaba pues, al inicio, desde
las posiciones que teníamos institucionalmente. El grupo municipal de IU en el
ayuntamiento de Málaga consiguió a última hora que el PSOE, que tenía números
para pedir por sí solo la celebración de un pleno extraordinario, no nos
marginara y aceptara una petición conjunta del pleno. El modo en que
conseguimos arrancar esta concesión, que hizo posible que el PSOE perdiera el
protagonismo exclusivo de la oposición a la iniciativa, fue recomendando ir
conjuntamente a una “iniciativa ciudadana contra el tarifazo”, con la presencia
de más organizaciones: sindicatos, federaciones de vecinos y asociaciones de
consumidores (solo FACUA aceptó la oferta). La primera fase de esta batalla se
desarrolló de manera positiva: al constituirse una especie de “plataforma”,
conseguimos aislar al PP de la sociedad a la vez que conseguimos que no se
desarrollara todo el conflicto bajo el protagonismo exclusivo de una
organización política (el PSOE). Esto no se traduce en términos de robar
protagonismo, ni hay que evaluarlo negativamente porque IU podría haber actuado
de otro modo para ser ella la que protagonizara la oposición; consideramos que
en nuestro ideario figura ir creando poco a poco espacios de participación
donde cupiesen más sujetos que las meras organizaciones políticas, cediendo el
protagonismo a las organizaciones de la sociedad civil. La primera fase
concluyó, por tanto, en una Iniciativa donde estábamos varios agentes que, sin
embargo, nos movíamos todavía en términos de representantes que disponían de
libertad absoluta para determinar lo que debiera hacerse en nombre del pueblo
malagueño.
Segunda fase: del plataformismo cerrado a la asamblea
abierta
El día 23 de enero, tuvo lugar la primera de una serie de
reuniones de lo que sería la “Iniciativa ciudadana contra el Tarifazo del
Agua”, con la incorporación también del colectivo de yayoflautas gracias a la
presión que realizó en este sentido el portavoz de IU Eduardo Zorrilla. Desde
la primera reunión, la posición de IU fue la de dar el impulso a una gran
movilización ciudadana. Sólo Yayoflautas nos apoyaba, ante las dudas inciales
de Facua y la oposición frontal de los representantes de PSOE, UGT, CCOO y las
federaciones de asociaciones de vecinos Unidad y Solidaridad. El tema de la
movilización quedó, pues, en suspenso por el bloqueo inicial de la mayoría de
integrantes de la plataforma. Se consensuó tan sólo una presencia, que fue
bastante exitosa, a las puertas del Ayuntamiento en el día del pleno ordinario
del 30 de enero donde se debatieron las mociones contra el tarifazo y donde se
contó con la presencia de numerosos representantes vecinales. Un segundo pleno
monográfico sobre el agua, el que se solicitó por parte de los grupos de la
oposición, marcó el final de la vía institucional: estaba claro que el alcalde
no iba a rectificar.
El debate sobre la movilización seguía dentro de la Iniciativa , que en
realidad era una plataforma donde las decisiones debían tomarse por unanimidad
de las organizaciones presentes, según un modelo representativo ajeno a la
participación de los afectados. La movilización seguía posponiéndose, y se
propuso dar inicio a una campaña de recogida de firmas para “pulsar la voz de
la calle”. Siempre dijimos desde Izquierda Unida que nosotros somos calle y no
necesitamos pulsar nada. Pero asumimos que la campaña podía tener un fin
didáctico, así que nos volcamos en ella. Otra propuesta que se hizo, que
entraba también en el ámbito de lo didáctico, fue la de convocar asambleas
vecinales, organizadas por las asociaciones de vecinos, con un representante de
la asociación de consumidores Facua para explicar la realidad de las nueva
tarifa por habitante y el engaño con los tramos del agua. Para este momento,
desde IU ya habíamos arrancado una concesión importantísima: que Facua
ostentara la portavocía de la
Iniciativa , pasando los grupos políticos a un segundo plano.
En lo que respecta a las firmas, se han recogido miles. Las
asambleas han sido fructíferas, pero el terreno del que partíamos era de una
gran debilidad del tejido asociativo malagueño. En este respecto, la batalla
del agua nos ha permitido reactivar el espíritu más contestatatario de muchas
de ellas, en un momento histórico en el cual el movimiento vecinal ha sido muy
desarticulado y dista mucho de lo que fue en otras épocas.
Tercer fase: cómo conseguimos que hubiera movilización
Por fin se consideró que, para tener legitimidad entre los
colectivos y entre los malagueños a los que decimos representar, sería
conveniente celebrar una asamblea con ellos para que decidieran qué estrategia
debíamos seguir. Fue el jueves 13 de febrero cuando por fin se celebró. Todos
llamamos a nuestros contactos, y se hizo un buen trabajo por nuestra parte para
asegurar la presencia de muchas asociaciones y organizaciones. En el debate,
las tesis que defendimos desde el principio sobre la movilización, minoritarias
en el seno de la plataforma, se trocaron en mayoritarias dentro de la asamblea.
Así que podría decirse que ganamos el debate con nuestros argumentos, y por el
simple medio de asegurar la mayor participación posible. Sin embargo, la
“comisión ejecutiva” que recibió el mandato de la asamblea de poner fecha a la
movilización seguía reticente. Se debatió si antes de convocar se iba a hacer
la entrega de las firmas para “dar ocasión al alcalde de rectificar”, y demás
iniciativas que sólo contribuian a retrasar la fecha definitiva de la
movilización. Tras varias largas, se cerró internamente una propuesta que era
la de una manifestación el día 30 de marzo, que hubo que adelantar al día 23 de
marzo para alejarla de otra convocatoria de los sindicatos para inicios de
abril. Se resolvió por tanto que habrá una manifestación el domingo 23 de
marzo, la cual saldrá a las 12:00 de la plaza de la Merced. Esta ha sido
la convocatoria definitiva, con dos meses de retraso desde que la reclamamos
desde IU, y que ayer 10 de marzo se refrendó de nuevo en asamblea ciudadana,
hoy se ha anunciado en rueda de prensa, y hace un par de horas ya estábamos
difundiendo folleto en mano.
Conclusiones
Habrá quien piense que la movilización llega tarde, cuando
el calor mediático parece haberse enfriado. La consecuencia de ello ha sido,
claramente, la desconfianza inicial en la capacidad del pueblo malagueño para
indignarse y movilizarse. Es la vieja historia de batallas que casi se pierden
porque dejados llevar por el pesimismo, los representantes creen que sólo ellos
están en la lucha y la gente está desmovilizada. Pero todos debemos luchar
contra esa filosofía pesimista y elitista. Este 23 de marzo tenemos una cita
importantísima, una nueva lucha concreta donde realmente se miden nuestras convicciones
morales y donde estaremos todos los que nos comprometemos por frenar el expolio
del pueblo malagueño. Muchos de nosotros podemos decirnos que en efecto, la
movilización llega tarde. Aquí no deja de llegar gente, sin embargo, para dejar
pliegos de firmas y para llevarse folletos. Cuando la gente se mueve por los
intereses reales (que en este caso son claramente intereses de clase,
colectivos y revolucionarios) la actualidad mediática no nos marca el paso,
sino que el paso se lo marcamos nosotros. Nos vemos el 23.
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