José Manuel Luque
Secretario Político del Comité Local del PCA de Málaga
Lo que viví el 22M
Llegamos a Madrid a acompañar la última etapa de las 6
columnas finales de las marchas de la Dignidad. Estábamos
seguros de que íbamos a ser cientos de miles. Tal vez no tendríamos la
movilización más grande pero sí la más ilusionante, unitaria y esperanzadora.
300.00, 400.000 personas hubieran sido suficientes para confirmar que no
habíamos llegado para irnos, que habíamos venido para quedarnos, para hacer de
esta demostración no un final sino un principio.
Llegué a Plaza de España refunfuñando la directriz de
confluencia en ese punto de Izquierda Unida y el PCE para incorporarnos a la
marcha a la altura de Cibeles (si confluíamos tod@s las columnas y mareas se
iban a quedar huérfanas de nuestra presencia). Y allí nos congregamos unos
10.000 afiliados y simpatizantes. Llegamos a Cibeles a las 16:00, una hora
antes del inicio de la manifestación. Miré a mi derecha, al Paseo del Prado y a
pocos cientos de metros se divisaba una masa humana compacta. Volví a mirar el
reloj, sí, eran las 16:00. Llamé a un camarada que estaba en la pancarta de
cabecera y le pregunté que por qué habían salido una hora antes. No habían
salido y les iba a ser difícil hacerlo, un kilómetro y medio de personas
estaban ya delante de ellos. Miré a mi derecha y también Recoletos hacia Colón
estaba llena y se incorporaban por miles desde Alcalá. El recorrido iba a
quedar pequeño.
Fuimos, sin duda muchos más de un millón de personas. Una de
las manifestaciones más grandes de la historia de este país y, desde luego la
más grande realizada contra las políticas de este Gobierno.
De fuera de Madrid, pagando el precio del transporte y
aportando para que algunos otros pudieran llegar no podíamos ser más de
100.000. Esta vez Madrid había respondido y era reflejo del estado de opinión
general del país.
Se ha abierto un
nuevo camino
El éxito de esta movilización y de las redes que se han
tejido para su continuidad abre un nuevo camino, una forma de organizar la
lucha que puede conducirnos a la victoria. Hasta ahora las movilizaciones, que
no habían conseguido este tamaño,
provenían:
a) de la iniciativa sindical, dirigida por CCOO y UGT que
parecía la única de articular contestación masiva.
b) de convocatorias "blancas" con pretensión de
que sólo la "ciudadanía desorganizada" tenía capacidad de respuesta
atrayente para los indignados con este sistema.
Ha quedado claro que no, que hay un camino posible en la
confluencia de todos y todas los que estén dispuestos. Llenamos Madrid de
personas y banderas, de ciudadanos y colectivos marchando por la dignidad.
Ahora sabemos que podemos articular una respuesta social con
capacidad de enfrentarse a este sistema que se ha reconstituido eliminando la
democracia real y poniendo los bolsillos de todos al servicio del capital
financiero y especulativo.
Nos queda por ganar para esta batalla a unas estructuras
sindicales aún muy pendientes de su protagonismo, de su papel institucional e
indecisas en articular un enfrentamiento real con el gobierno y sus sicarios.
Con ellos, que siguen siendo la mayor estructura de la clase obrera de este
país será más fácil, pero sin ellos ahora sabemos que es posible. En sus manos
está dar un aldabonazo importantísimo a esta lucha o retardarla. La afiliación
crítica de UGT y CCOO tenemos que ganar este pulso y ganarlo pronto.
El miedo ha cambiado
de bando
El boicot a la información previa, la desinformación durante
los días de la movilización en Madrid y la actuación policial desmedida no han
tenido, en este grado, precedentes. Y no podía ser de otra manera, era esta una
movilización real, alternativa, antisistema. En su intento de negarla y
tergiversarla se ha llegado al extremo de dar 36.000 participantes en un mundo
como el actual en que internet permite difundir fotos donde se muestra el tamaño
real de la movilización, en un mundo donde sin dinero, sin apoyo mediático
podemos estar millones unidos y movilizados.
Y este es otro muro que ha caído. Nuestras fuerzas son
suficientes para poder comunicarnos con buena parte de la ciudadanía y
organizarla. En nuestras manos está seguir acertando y jugar el papel de
organización de la rebelión.
En lo político hay
alternativa y se llama Izquierda Unida
Otra de las imágenes que más me impresionó de la
manifestación de la tarde del 22M fue la
presencia del PCE e Izquierda Unida. A pesar del importante tamaño del cortejo
propio en todas las columnas, mareas, en cada espacio de la manifestación
estaban presentes nuestras banderas. Muchas de ellas llevaban guardadas en las
casas años y volvieron a cogerse. Y muchos más las buscaban y ya no quedaban.
Somos el gran referente político de la dignidad de este país. Y lo hemos hecho
desde la perseverancia, y la humildad, sin querer usurpar espacios, trabajando
para el proyecto común, respetando el protagonismo de las organizaciones
sociales, aceptando críticas a nuestras deficiencias, las compartamos
enteramente o no. Sabemos que es más lo que nos une que lo que nos separa y
tenemos la obligación de construir lo que hay y aportar a que se amplíe.
Tenemos que construir la
Alternativa política al PP y al PSOE porque ambos son siervos
de nuestro enemigo real: la troika.
Va a haber un antes y un después, sin duda del 22M. Va a
haber proceso constituyente y va a haber Republica otra vez.
Proxíma Estación: 14 de Abril.
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