En el día de ayer recibimos la
desafortunada noticia del fallecimiento de nuestro querido camarada Cristóbal Criado.
En primer lugar queremos solidarizarnos con su hija Cristina y toda su familia en estos
momentos dolorosos. Pero también queremos recordar que son 93 años de lucha
por la vida, de un hombre sencillo, de carácter tenaz y firme, cordial y
siempre comprometido con la causa de los trabajadores y trabajadoras de nuestra
maltratada España. Dedicado a la entrega a su partido, el PCE y su ejemplar trayectoria
comunista queremos reproducir un escrito que realicé para su lectura en el
Consistorio cuando el Ayuntamiento de Málaga lo nombró hijo adoptivo y medalla de
la ciudad.
Eduardo J. del Rosal Fernández
Secretaría de Memoria Histórica del PCA de Málaga
UNA VIDA DE LUCHA
Cristóbal vio la luz en la localidad de Marbella, un día
de febrero de 1920, en una familia numerosa de humildes trabajadores del campo.
Por tanto, desde muy niño vivió los avatares de su padre para conseguir el
famélico jornal, el ir de campo en campo, de trabajar de sol a sol, de los
periodos de paro forzoso, de hambre. Esa era la vida del jornalero andaluz.
Siendo muy niño, a la edad de 8
años, se ve en la necesidad de ayudar en el sostenimiento de su casa y empieza
a realizar faenas agrícolas, teniendo que vivir fuera del hogar familiar. Esa
vida del jornalero español, que venía arrastrándose durante lustros y que en
plena dictadura de Primo de Rivera y con la República se hizo
insostenible e insoportable para la masa de trabajadores, es el caldo de
cultivo para que Cristóbal empiece a ser consciente de la explotación inhumana
de que eran objeto. Empezaba a adquirir conciencia de clase.
Cuando Cristóbal tenía 15 años
trabajaba de auxiliar de las cuadrillas de obreros acarreando agua y haciendo
otras faenas ligeras. Era 1935 trabajaba en una constructora en Fuengirola que
realizaba unas obras de conducción de agua y fue reprendido y amenazado de
despido por un capataz. Todo ello por no ser capaz de acarrear más agua para
sus compañeros de trabajo. Y fue allí donde aprendió la primera lección de
solidaridad obrera, cuando un delegado de la UGT le exigió al patrón que contratara a otro
chaval para el trabajo que hacía Cristóbal y las cuadrillas se negaron a
trabajar hasta que consiguieron el compromiso del capataz de que contratarían a
otro joven.
Esta lección sindical provocó en
Cristóbal una admiración profunda por este sindicalista que “leía en voz
alta, solemne y grave” un periódico que hablaba de Rusia, de socialismo y
del peligro fascista. Y él que apenas sabía leer y escribir decidió ir a la
escuela nocturna, a varios kilómetros de su domicilio, porque quería leer estos
periódicos que hablaban de cambio y de lucha.
Las elecciones del Frente
Popular, en febrero del 36, las vivió con la mayor de las esperanzas, no se
perdía ni un solo acto, era el momento en que la juventud se creía capaz de
construir su futuro, ellos mismos serían capaces de vencer al fascismo y de
construir un mundo nuevo donde la justicia social imperara sobre la histórica
voluntad de oligarcas y caciques. Ese protagonismo de la juventud republicana,
socialistas, anarquistas, comunistas, lo vive Cristóbal ingresando, junto a
otros tres amigos, en las Juventudes Comunistas, que en aquel momento
proyectaban su unidad con los jóvenes socialistas para crear las JSU.
A la euforia de la victoria del
Frente Popular, de sacar de las cárceles a los presos políticos y sociales del
periodo de dominio de las derechas, el denominado “bienio negro”, de la
recuperación de las libertades perdidas, de los centros obreros que volvían a
abrir, de la recuperación de la legislación social del primer bienio y en
definitiva de recuperar el proyecto de futuro que las izquierdas encarnaban.
Pronto Cristóbal empieza a ser consciente de las dificultades, así ve como los
patronos comienzan a negar nuevamente el trabajo a los obreros, ve como algunos
incluso prefieren arrancar hectáreas de vides completas antes que le obligaran
las autoridades a laborear sus fincas. Era la intransigencia despótica de
quienes siempre habían dominado la vida de los trabajadores y se negaban a
perder su status de poder y entonces soltaban como un puñetazo: “Que te dé
trabajo la República
o el Frente Popular”.
Otro hecho vivido por Cristóbal y
que le conmocionó profundamente fue el asesinato del concejal comunista del
Ayuntamiento de Málaga, Andrés Rodríguez, apenas un mes antes de que se
produjera el Golpe militar que lo arruinaría todo, asistiendo al multitudinario
entierro del tan querido dirigente comunista lo que le influyó decisivamente
para que una vez superado el siniestro periodo de la dictadura franquista
propusiera a su Agrupación comunista de Carranque el nombre del histórico
dirigente y a profundizar en el estudio de su vida y lucha, para ejemplo de las
generaciones futuras.
Cuando el Golpe fascista, del 18 de julio, y el capitán
Huelin con una Compañía del Ejército recorre las calles de Málaga, al son del
tambor, Cristóbal ocasionalmente se encuentra en la capital junto a su camarada
Cuevas y es espectador privilegiado de los primeros disparos y de la
movilización de la juventud para abortar la rebelión militar y permanecerá en la Casa del Pueblo hasta bien
entrada la noche en que pudo volver a su pueblo.
La guerra se había abierto paso
en nuestra España, todas las esperanzas e ilusiones se empezaron a congelar
ante la sangre de tantos inocentes muertos, pero también nuevas expectativas se
abrían en medio de la tragedia, era la disyuntiva: República o barbarie.
Cristóbal nunca lo dudó, optó por defender al Gobierno legal y democráticamente
constituido, al lado de su Partido, el PCE e intenta alistarse en una de las
Compañías de Milicias que se organizaban para hacer frente al fascismo, con más
ilusiones que medios. Pero dada su juventud no se lo permitieron sus camaradas
viendo frustradas sus expectativas de combatir también.
Cuando se produce la pérdida de
Málaga, por el abandono del Gobierno de entonces y también por la manifiesta
indisciplina de algunos sectores malagueños, Cristóbal se ve abocado, junto a
sus familiares, a salir por la carretera que lleva a Almería, que él llama “de
la muerte” . Esta trágica experiencia, sin duda, lo marcó definitivamente
en su vida, aquella marea humana que horrorizada huía siguiendo la línea de
costa y que era hostigada por la siniestra escuadra franquista y la aviación
italo-alemana, con sus continuos y estremecedores bombardeos y
ametrallamientos. Cristóbal lo reconoce en uno de sus libros diciendo: “Aquella
marcha llena de horror y muerte dejaría en mí una huella imborrable; el mundo
no sería igual para mí a partir de aquella espantosa experiencia personal”. Aún
hoy el recuerdo de estos fatídicos hechos le turba hasta hacerle asomar alguna
lágrima, expresando su inmensa capacidad para conmoverse con el sufrimiento de
sus semejantes, algo imprescindible en un buen comunista.
Cristóbal no consiguió llegar a
Almería al ser alcanzado por las tropas italo-fascistas y obligado a volver a la Málaga ocupada, la Málaga de las ejecuciones
en masa, de los campos de concentración de la Aurora y de Torremolinos, de los perseguidos, de
las torturas. En este estremecedor escenario buscó su familia refugio en una
chabola próxima a los Guindos donde estuvo unos meses y sin apenas salir a la
calle por temor a la feroz represión de los “vencedores”. Había llegado el
periodo más negro de la historia de España, la dominada por los aliados del
nazismo alemán y del fascismo italiano, con la inmensa capacidad de horror y
deshumanización de que eran capaces y también “los años del hambre” recordadas
por todas las familias humildes de nuestro país. Es en los comienzos de ese
periodo que Cristóbal es llamado a filas y tiene que incorporarse al ejército
que más repudiaba y que él considera como una etapa que consideraba más dura y
humillante que la que ya había pasado.
A mediados de 1945 es licenciado
y rápidamente se incorpora al trabajo clandestino del PCE, aunque ya había
contactado con el Partido mientras era soldado, y en poco tiempo, lleno de
entusiasmo organiza tres células en distintas barriadas de la capital y
dedicándose de lleno a impulsar el Socorro Popular Pro-Presos, manteniendo
contactos con los familiares de detenidos y encarcelados y recolectando ayudas
para ellos, los que más lo necesitaban. Eran tiempos en que realizar algunas
pintadas o repartir unas pocas octavillas comportaban un riesgo, a veces
mortal, y que ocasionaban en muchas ocasiones detenciones, torturas y cárcel.
Los órganos de dirección del Partido frecuentemente eran desmantelados por la
policía franquista y los contactos se perdían y una de las veces se decidió
constituir un Comité provincial suplente de jóvenes y sin antecedentes
políticos y con los contactos necesarios para que una vez caído el órgano de
dirección se retomaran los enlaces. En este Comité fue encuadrado Cristóbal y
desde este vive la detención del heroico guerrillero Ramón Vía, que fue
brutalmente torturado durante quince días en los calabozos de la Comisaría , y su
posterior escapada junto a otros camaradas el 1º de mayo de 1946 y que
posteriormente fueron asesinados por la Guardia civil.
Apenas un mes y medio de estos
trágicos hechos Cristóbal es detenido por primera vez, así como a otros de sus
camaradas, por la
Brigada Político-Social y conducido a Comisaría y durante
días interrogado con suma dureza y es enviado a la Prisión Provincial
de Málaga , donde estaría unos meses, los suficientes para impregnarse de una
nueva manera de organizarse dentro de la cárcel. Allí el Partido defendía la
dignidad de los presos políticos, se preocupaba de mejorar la alimentación de
los enfermos, se repartían los recursos existentes para sobrevivir al inhumano
trato carcelario de la dictadura y no dudaba en realizar plantes para exigir
mejoras en el trato y la alimentación. Y por otro lado el Partido vivía
preocupado por la formación política y cultural de los militantes dando
cursillos y buscando los medios para entrar y sacar noticias clandestinamente
del presidio. Así cuando le dieron le dieron la libertad atenuada en octubre de
1946 realiza la peligrosa tarea de sacar un documento con un informe del
Partido en la prisión, de manos de Antonio Álvarez Cabeza, responsable político
del interior.
Cristóbal nada más de salir de la
cárcel nuevamente se reintegra en la lucha clandestina lo que le ocasiona que
apenas diez meses después sea nuevamente detenido, el 16 de noviembre de 1947,
por la guardia civil y en el cuartel de Nateras tras tres días y tres noches de
monstruoso interrogatorio, de terribles torturas, teniendo que ser trasladado a
rastras, ya que no se podía sostener sobre sus piernas, a la Prisión Prov. En la
causa vista por el Juzgado Militar fueron procesados numerosos camaradas entre
ellos cuatro fueron penados a muerte, entre ellos Alfredo Cabello Gómez de
Acebo, jefe de la guerrilla en Málaga, dos obreros de RENFE y un jornalero del
campo. Cristóbal sale en libertad el 31 de julio de 1948.
Cuando sale de la cárcel se
encuentra con el Partido prácticamente desmantelado por lo que junto a
camaradas veteranos como Silva Medina lo reorganizan de nuevo en la provincia
llegando a ocupar en distintas ocasiones los cargos de secretario Político del
Comité provincial del PCE clandestino. Es un periodo que avanza la organización
obrera del Partido en RENFE y en la S.A. VERS se mantienen contactos con el Comité
Central mediante las figuras de José Benítez Rufo y Félix Cardador. Y cuando el
PCE lanza, en 1956, la política de Reconciliación Nacional, hecho que ocasiona
incomprensiones internas de los militantes, Cristóbal es un decidido impulsor
de la misma intentando convencer a sus camaradas de la gran importancia que
esta nueva política tenía para el futuro, demostrando su amplia capacidad de
apertura y de reconocer cuando es el momento de renovar las políticas para
impulsar las luchas por la libertad y la democracia. El 9 de enero de 1961 es
nuevamente detenido en la
Campaña por la
Amnistía , padeciendo tres días de brutales interrogatorios en
los calabozos de Comisaría, era su tercera detención y tras cuatro meses es
enviado a la prisión de Carabanchel y a mediados de agosto de 1961 trasladado al Penal de
Burgos del que salió el 24 de diciembre de 1963. Tras de lo cual pide al
Partido un largo “descanso” en la actividad clandestina, no asumiendo
responsabilidades, para rehacer la economía y la vida de su familia, pero
siempre manteniendo el contacto con su Partido.
Cuando se inicia la transición
Cristóbal ve el momento de reincorporarse
a la lucha y organiza una agrupación comunista en la barriada de
Carranque y cuando llega la legalización del PCE, en abril de 1977, esta
organización la componían doscientos militantes, fundando la Agrupación “Andrés
Rodríguez” en la cual milita actualmente y siendo miembro del Comité provincial
del PCA de Málaga. Y además a dedicado un esfuerzo titánico a intentar dotar a
las nuevas generaciones de memoria histórica, de lo que fue la lucha
democrática por la República ,
por derribar a Franco y sus asociados que expoliaban a España y la corrompían,
por hacer conocer la historia de su Partido, el partido de Dolores, de Pepe
Díaz, de Enrique Lister, de Cayetano Bolívar, Andrés Rodríguez y Rodrigo Lara,
y de tantos luchadores fusilados, torturados, encarcelados y exiliados. Ahí
están sus libros: “Mi juventud y mi lucha”(1993) y “El PCE que viví
en Málaga”(2004), “Penal de Burgos.
1940-1965” (2006) y también el escrito “Breves apuntes históricos del PCE. 1920-1977” (1997). Así como
sus colaboraciones en trabajos de investigación de historiadores de la Universidad y en
documentales periodísticos sobre los acontecimientos acaecidos durante la
guerra y la represión franquista.
La trayectoria vital de Cristóbal Criado Moreno es un ejemplo de tesón en la lucha contra la tiranía y representa como nadie un conjunto de valores: el coraje, la dignidad, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la entrega a los demás, la coherencia en los principios, la renuncia a una vida personal y la lealtad a la causa de la libertad y el Socialismo.
La trayectoria vital de Cristóbal Criado Moreno es un ejemplo de tesón en la lucha contra la tiranía y representa como nadie un conjunto de valores: el coraje, la dignidad, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la entrega a los demás, la coherencia en los principios, la renuncia a una vida personal y la lealtad a la causa de la libertad y el Socialismo.
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