Antonio Tellado
Secretario de
Cultura del PCA de Málaga
Cuando en la
famosa Transición se recordaban las célebres palabras del Dictador de que todo
estaba atado y bien atado, los que queríamos una España con democracia plena,
pensábamos en lo engañado que estaba Franco cuando lo dijo, porque creíamos –o
queríamos creer- que se estaba construyendo un sistema político verdaderamente democrático.
En nuestros días, casi a los treinta y cinco años de la Constitución , nos
hemos topado con la triste realidad de que una parte muy importante de la
población se encuentra en niveles de pobreza similar a los que se padecían en los
años cuarenta o cincuenta del pasado siglo, en los años en que el franquismo
decía aquello de que España es diferente y otras lindezas por el estilo; el
retroceso en cuestiones como los derechos ciudadanos, las libertades, la igualdad
de oportunidades, etcétera, no es menos preocupante, lo que inevitablemente
tiene que hacernos pensar que no era el dictador el que estaba equivocado, sino
la gran masa de demócratas que nos tragamos aquella supuesta democracia sin ser
conscientes de lo que estábamos engullendo.
Claro que todo
estaba bien atado. Continuaron ejerciendo los jueces del Tribunal de Orden
Público que habían condenado injusta e ilegítimamente a decenas de miles de personas
que luchaban por la democracia así como los policías que los habían torturado
salvajemente. En ambos casos no sólo siguieron en sus puestos, sino que fueron
ascendidos y condecorados. Los viejos políticos escondieron su camisa azul con
el cangrejo rojo bajo una nueva camisa blanca, afirmando – algo novedoso para
ellos- que eran demócratas de siempre. Todo fue como un gigantesco y
espectacular juego de magia. Nada por aquí, nada por allá. Alejop. Todo había
cambiado.
Pero no, todo
no había cambiado, como en el famoso Gatopardo sólo habían cambiado las
apariencias para que todo siguiera igual que siempre. Ahora, en nuestros días, cuando
los que de verdad detentan el poder nos aprietan las clavijas a la gran masa de
la población exprimiéndonos para seguir obteniendo pingües beneficios y los
corruptos y evasores nos sangran, nos damos cuenta de que seguimos manejados
por las mismas familias que con sus caciques oprimieron a los sufridos
españoles, las que se sublevaron contra la República , las que asesinaron a cientos de miles
de españoles o los mantuvo entre rejas. De esas castas y de los que se les
incorporan, padecemos explotación, represión y enormes sufrimientos. De todo
ello hay unos responsables, en primer lugar los que nos dejamos engañar tan
fácilmente cegandonos por lo inmediato y confiando en la buena fe de los que a
lo largo de la historia nunca la tuvieron, y también, por qué no decirlo,
líderes a los que en su día dimos nuestra confianza. Hay que referirse,
naturalmente, a Felipe González y Santiago Carrillo que consiguieron que se
aceptara la Monarquía
arrinconando el recuerdo de la
República por la que tantos habían dado su vida y sobre todo
dejando en el olvido a las víctimas de la represión fascista.
¿Habremos
aprendido la lección? ¿Seremos capaces de cortar el nudo gordiano de los
poderes heredados del franquismo o nos dejaremos engañar por nuevos felipes
gonzález y santiagos carrillo ¿Juzgaremos ahora a los nuevos líderes con un
mínimo de exigencia crítica para evitar una nueva transición tramposa o
volveremos a ser tan ingenuos como en nuestra más reciente historia? El tiempo
lo dirá, pero no olvidemos que nuestras desgracias no son el fruto de una
maldición divina, sino de los errores y deficiencias que como pueblo
arrastramos los españoles.
http://palabbbras.blogspot.com.es/
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