“Me llamo Julián
Grimau, soy miembro del Comité Central del PCE y me encuentro en
España cumpliendo una misión de mi partido”.
Con estas palabras el
camarada Julián responde una y otra vez a las terribles torturas que
estaba padeciendo. Mientras un policía- médico, llamado Vicente,
con un puño de hierro golpea fuerte y le hunde una parte de su
frente. Cuando piensan que lo han matado lo tiran por una ventana de
la Dirección General de Seguridad. Lo recogen y lo llevan para que
lo atiendan los médicos. En el hospital de la prisión de Yeserías
ingresa, precisamente donde el tal Vicente, es decir el doctor
Sentis, era el jefe de Traumatología. Hay intentos de asfixiarlo
pero Julián está alerta día y noche. En febrero de 1963 es
trasladado a la cárcel de Carabanchel donde se le aísla en la
enfermería.
Son las últimas semanas
de Julián, aquel joven, nacido el 18 de febrero de 1911, que en el
Madrid heroico de la guerra civil decide ingresar en las filas del
Partido Comunista y sirve en los organismos de la Seguridad de la
República. Que tras la derrota pasa por el campo de concentración
de Argelés-sur-Mer y posteriormente embarca, en el puerto de
Burdeos, en el buque Lasalle, hacia Santo Domingo y México. Después
La Habana, donde pasó siete años, y regreso a Francia (1947) donde
era el responsable del Servicio de Pasos, aparato del partido para
introducir activistas, prensa y materiales necesarios para la acción
clandestina.
En el V Congreso del PCE,
celebrado en Praga en 1954, fue elegido miembro del Comité Central.
Tres años después comienza Julián a pasar clandestinamente a
España, primero a Barcelona, después a Sevilla hasta que acabó
asentándose en Madrid. Allí tras la caída de Simón Sánchez
Montero se responsabiliza del aparato clandestino del Partido en
Madrid, era 1959.
En 1962 se producen
numerosos conflictos obreros, en Asturias, Cataluña, Madrid,
Puertollano, etc. El Gobierno de la dictadura trataba de parar por
todos los medios estas acciones, aumentando las detenciones y
deportaciones tanto de trabajadores como de intelectuales. Es
precisamente en este ambiente de lucha antifascista que, un triste 7
de noviembre, es detenido y conducido a la DGS.
Finalmente en la
madrugada del 20 de abril de 1963 Julián Grimau caía fusilado.
Grimau, como otros muchos
camaradas, decidió luchar a favor de la libertad y por la democracia
en nuestro país y pagó con dureza su empeño. En él debemos
encontrar la lucha y el sufrimiento de todas las víctimas del
franquismo. Y exigimos, como para todas y todos aquellos
antifranquistas, el reconociendo social y político que por justicia
debe acometer un estado de derecho real, anulando la sentencia, todas
las sentencias, de los que lucharon por la vuelta a la libertad y
decididas por unos procesos cuanto menos ilegales y fuera de derecho.
Hoy nuestro Partido a
realizado un sencillo acto en el Cementerio Civil de Madrid a la que
asistió nuestro Secretario general del PCE, Enrique Santiago, que
rindió homenaje a tan heroica figura, ejemplo de revolucionario y de
comunista.
Nuestro PCE nunca lo
olvidará y seguirá por siempre su espíritu de lucha y entrega a la
causa por la República y el Socialismo, a favor de la liberación de
la Humanidad de todo tipos de opresiones y explotaciones.
Núcleo “Julián
Grimau” del PCA de Málaga
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