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viernes, 10 de febrero de 2023

"El esfuerzo nos pasa factura". 6ª Etapa de la Desbandá del 2023. Crónica del camarada Manolo "Teniente". 7 de febrero


Salimos de Castell de Ferro haciendo la marcha memorialista, 79 mujeres y 72 hombres, un total de 151 personas. Pero estas son las que marchan, además va un equipo de apoyo siguiendo la marcha permanentemente.
Hay cuatro personas en cocina, tres hombres y una mujer. Hay dos hombres que se encargan del avituallamiento. Hay otro hombre que se encarga de transportar el equipaje y de alimentar las redes sociales con las noticias de la Desbandá, hay dos hombres en coches de apoyo para aquellas personas que tienen algún problema en la marcha y no pueden continuar, hay dos mujeres que están pendientes del alojamiento de los participantes de la Desbandá y de coordinar sus charlas en Institutos por donde vamos pasando, hay otro hombre que se encarga de trasportar a personas que vienen invitadas a los actos de la Desbandá, hay otro hombre y otra mujer que también ayudan en la gestión de las infraestructuras, hay otras cuatro personas que coordinan alojamientos y contactos con las autoridades y la gestión de compras, es decir, y si no me olvida de nadie, al menos 16 personas que no están andando, aunque a ratos si, que están procurando que la marcha cuente con la estructura necesaria para que sea posible.
Una de ellas, José Antonio Berenguer, natural de esta zona, vive cerca de La Rábida, y que además interviene activamente en la organización de la marcha y de los actos cuando pasa por su tierra, sufrió anoche un infarto en el corazón. Está hospitalizado y parece fuera de peligro, aunque le van a implantar un marcapasos. José Antonio es un hombre tranquilo, afable, muy comprometido con la causa republicana, y un maestro ya jubilado, a quienes los jóvenes del pueblo saludan con mucho cariño constantemente, cuando paseamos por sus calles. Quizá es casualidad, pero creo que todo el equipo de organización está sometido a una fuerte tensión, para que todo salga bien en la marcha, que acaba pasando factura.

En el trayecto de Castell de Ferro hacia La Rábita, seguimos recibiendo muestras de apoyo por la carretera. Realmente nos causa sorpresa. Creo que es la marcha donde más veces estamos escuchando el grito de ¡¡Viva la República a nuestro paso!! A la altura de Castillo de Baños, pasó un coche con un hombre ya mayor al volante, y nos saludó con el viva la República, siguió rodando, pero de pronto frenó el coche, paró en mitad de la carretera, se bajó, y empezó a tirarnos besos con la mano. Debía estar realmente emocionado.
Cuando hemos salido de Castell de Ferro, al comienzo del pueblo, en un edificio ha aparecido una bandera republicana, a la que estamos acostumbrados, ya que todos los años, cuando pasa la Desbandá aparece en la terraza, este año, además, casi al final del pueblo ha aparecido otra en un balcón, donde una mujer y un hombre nos animaban a la marcha.
Con la marcha vienen bastantes mujeres francesas, también algún hombre francés. Pero a pesar del apelativo de francés, son las que más sienten la Desbandá porque son las descendientes de las personas que, derrotadas, perseguidas y exiliadas, acabaron rehaciendo su vida en Francia. Muchas son de raíces andaluzas, pero otras de diferentes partes del estado. Es el caso de Bea, su abuelo José Mur Cascarra, era originario del valle de Gistau, de la zona pirenaica de Huesca. Combatió con el ejército de la monarquía en Cuba y en Marruecos. Su padre, José Mur Mur, hizo la mili en Marruecos y combatió con el ejército republicano en la 43 División, participando en la batalla de la bolsa de Bielsa que se desarrolló entre el 14 de abril y el 15 de junio de 1938. Durante esos dos meses, el ejército republicano que había venido retrocediendo hacia el alto Aragón, se hicieron fuertes en Bielsa, a los pies del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Contaba con algo más de 7.000 soldados y solo cuatro cañones, frente al asedio de 14.000 soldados, 30 cañones y el apoyo aéreo de la aviación alemana e italiana. Bielsa fue reducida a escombros, y la noche del 16 de junio, los soldados y más 4.000 civiles cruzaron la frontera hacia Francia. La mayoría de los soldados, 6.889, regresaron a Cataluña por Francia para seguir defendiendo la República, uno de ellos el padre de Bea. Después cayó prisionero en 1939, juzgado y condenado a 12 años de cárcel y un día. Pasó sólo 4 años en la cárcel y le dieron la libertad condicional, con la obligación de presentarse periódicamente ante la autoridad franquista. Entonces vivía en un pueblo de Cataluña cerca de la frontera francesa. Tenía un hermano más joven que alistaron para hacer el servicio militar en el nuevo ejército franquista. En un permiso que le dieron en la mili, se fue a ver a su hermano y decidieron juntos pasar clandestinamente la frontera hacia Francia. Así se refugiaron en casa de un amigo del padre de Bea, que era de María, una localidad de Almería y que vivía en el sur de Francia. Los nazis todavía ocupaban Francia en alianza con el gobierno colaboracionista de Vichy. Ocurrió entonces que, por un chivatazo, el amigo almeriense del padre de Bea fue detenido por colaboracionista con los comunistas, pero a su padre y a su tío no lo encontraron en el registro de la casa, así de bien escondidos estaban. Poco después Alemania abandonaba derrotada Francia, el almeriense puesto en libertad y los hermanos Mur rehicieron su vida en la Francia libre.
Durante toda la marcha de hoy hemos tenido riesgo de lluvia. A la izquierda de la marcha, llena de nubes oscuras, estaba la Sierra de la Contraviesa, y más arriba la Sierra Nevada. A nuestra derecha el mar donde, al fondo, hacia Almería se veía el cielo despejado. El viento de levante que venía de Almería, soplaba fuerte. Así que Antonio, un hombre de 75 años que viene realizando la marcha de la Desbandá desde el primer año, y que es vecino de Balerma, una pedanía del Ejido a la que llamaron Rusia la Chica (un mote destinado en Andalucía a los pueblos de izquierdas) nos dio su pronóstico, no va a llover, porque las nubes, el levante las mueve y el poniente las llueve. Y sopla fuerte de levante. Acertó al 98%, en el descanso que hicimos en el pueblo de la Mamola, llovió ligeramente, pero cuando nos pusimos los chubasqueros y reemprendimos la marcha, cesó la lluvia.

Antes de llegar a la Rábita, recordamos un sitio de la Memoria que está relacionada con la playa del ruso, que está debajo de unos acantilados antes de llegar al pueblo. Se llama así, porque en 1921, un marino ruso llamado Basilio Lukianov, que desertó de un buque soviético, en el puerto de Málaga junto con dos compañeros, y que iban andando camino de Valencia, al pasar por aquella playa, decidió quedarse a vivir en una cueva del acantilado que cae en la playa y que tiene un pequeño manantial de agua dulce. Efectivamente allí vivió hasta su muerte siendo considerado en el pueblo como un vecino más, tanto, que decidieron darle el nombre a la playa.
Pero hay otra historia más trágica que la del ruso. Al paso de la huida de la Desbandá, una mujer se puso a parir de noche, lo cual no fue un caso aislado, mientras la riada de gente seguía la marcha; pero este caso acabó en tragedia, ya que nada más tener al niñ@, ella lo arropó como pudo y se echó otra vez a andar, pero enseguida se dio cuenta que no lo llevaba, que se le había escurrido; desesperada volvió sobre sus pasos y encontró al bebé muerto, pisado sin querer por la gente. Destrozada y desesperada se tiró por el barranco y se mató ella también; a madre e hija no las mataron las balas ni las bombas, pero fueron también víctimas del terrorismo fascista.
Desde la Rábita salimos en autobuses hasta Albuñol donde nos han cedido un local cultural llamado “La era del gitano”. Es una nave amplia con un escenario de teatro. Ahí, después de comer, celebramos Asamblea General de la Asociación de la Desbandá donde se aprueba el informe de actividades de 2022 y el plan de trabajo para 2023.
Mañana volvemos en autobús a la Rábita desde donde se iniciará la marcha hacia Adra.

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