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viernes, 22 de mayo de 2020

Un gran Pacto por Málaga


La pandemia del coronavirus ha supuesto una crisis sanitaria, pero también una crisis económica y social sin precedentes. En Málaga, con altos índices precedentes en desempleo y precariedad, esta crisis puede tener un efecto destructor del tejido económico y un impacto brutal en las condiciones de vida de muchas personas, agravando aún más las desigualdades sociales.
Tras el estado de alarma y el confinamiento, la vuelta progresiva a la normalidad y la reactivación paulatina de la actividad económica van a entrañar gravísimas dificultades, máxime por nuestra enorme dependencia del turismo, un sector que tardará meses en arrancar.
En Adelante Málaga (confluencia de Izquierda Unida y Podemos) estamos convencidos de que en este contexto la prioridad de todas las fuerzas políticas, sociales y económicas debe ser conseguir un amplio acuerdo para la reconstrucción económica y social que Málaga necesita.
Por ello, el pasado 24 de abril propusimos por escrito al resto de grupos políticos municipales que el Ayuntamiento liderara ese gran Pacto por Málaga, mediante una amplia convocatoria a los agentes políticos y sociales de la ciudad: las fuerzas políticas con representación municipal, los sindicatos y asociaciones empresariales más representativos, los principales colectivos sociales y vecinales de la ciudad, las organizaciones de consumidores, los colegios profesionales y los representantes de los sectores turístico, cultural y deportivo. Porque sólo desde la cooperación y el compromiso sincero de todos los agentes políticos, económicos y sociales de la ciudad lograremos la recuperación económica de la ciudad tras la crisis y la superación de sus consecuencias en todos los ámbitos.
Esta crisis nos está dejando muchas enseñanzas. Una de ellas es el valor de la cooperación frente a la competencia descarnada, como ha ocurrido a lo largo de la Historia de la humanidad, en la que las sociedades que mejor resistieron todo tipo de cataclismos fueron las que más y mejor cooperaron.
Otra enseñanza es que la excesiva dependencia económica de un sector tan vulnerable como el turismo nos deja indefensos en un contexto de crisis mundial. Tenemos el reto de intentar aprovechar esta crisis para reequilibrar nuestra estructura productiva, haciéndola menos dependiente de un sector tan frágil. No se trata de acabar con el turismo, sino de buscar un turismo sostenible y de más calidad, que genere más valor añadido y redistribuya mejor los beneficios con empleos más estables y salarios dignos. Y, al mismo tiempo, apostar por la educación y la investigación como bases para una industrialización local en sectores punteros, con un uso sostenible de los recursos.
La crisis también nos ha revelado el papel insustituible del sector público en la protección de bienes comunes y la cobertura de derechos. Ha destapado las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales de recortes de los servicios públicos esenciales, que convierten en meras mercancías derechos básicos como la salud o la atención a personas dependientes. Y ha evidenciado el papel esencial de la sanidad pública como base no sólo de la justicia social sino de la seguridad nacional, y de la escuela pública como equilibrador de las desigualdades sociales de las familias. También lo público se ha revelado como la garantía para un ingreso vital a las personas o incluso para la ayuda a pequeñas empresas y autónomos que el mercado abandona a su suerte.
En el ámbito de las políticas municipales, la crisis nos enseña la necesidad de unos Servicios Sociales fuertes y bien dotados como garantía de la cobertura de los derechos básicos de las personas más vulnerables; lo esencial de un urbanismo más humano, con espacios públicos suficientes para el esparcimiento de las personas; lo indispensable de una movilidad más segura y sostenible y, por tanto, menos dependiente del coche privado; el necesario apoyo municipal al tejido cultural, etc.
La crisis también ha hecho descubrir a muchas personas lo difícil que es conciliar el empleo y el trabajo de cuidados, algo que las mujeres llevan denunciando hace años.
Y ha realzado también el valor social del trabajo. Nunca como hoy, han estado tan valorados los trabajadores y trabajadoras de la sanidad, de la limpieza, de la alimentación, de la seguridad, del transporte o del comercio. Muchas de estas personas se encuentran en situación laboral de explotación, precariedad y bajos salarios, especialmente mujeres que trabajan en tareas domésticas y de cuidados que, en muchas ocasiones, ni tan siquiera tienen reconocida su condición de trabajadoras. Como les ocurre también a los trabajadores y trabajadoras de las llamadas empresas de plataforma a quienes se les niega la relación laboral y los derechos inherentes.
Por ello, es imprescindible que ese gran Pacto por Málaga aborde la situación de falta de reconocimiento laboral, explotación, precariedad y bajos salarios que afectan a tantas trabajadoras y trabajadores en Málaga.
En definitiva, este Pacto por Málaga deberá tener dos objetivos esenciales e indisolubles: proteger a las personas y reconstruir el tejido productivo malagueño. Salir de la crisis sin dejar a nadie atrás y mejorando la calidad de vida de la gente en todos los barrios de Málaga.
Fdo.: Eduardo Zorrilla Díaz, Paqui Macías, Nicolás Sguiglia
Concejales de Adelante Málaga (IU y Podemos)

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