Bajo el título “Que (Bancos, Troika, Gobierno) no nos roben
las pensiones” el Partido Comunista de Andalucía inicia la movilización contra
la reforma de las pensiones emprendida por el gobierno del Partido Popular y se
marca como objetivo parar esta reforma a través de la movilización “por abajo”
con la generación de bloques sociales de oposición a esta reforma “barrio a
barrio y pueblo a pueblo”.
Así lo ha señaló ,el pasado jueves 3 de octubre, el
secretario general del PCA, José Manuel Mariscal, acompañado del presidente de
honor del Partido, Antonio Romero en la que ha informado sobre la campaña que
puede consultarse en www.pcandalucia.org/pensionazo y con la que el PCA va a
“inundar” Andalucía junto a la Juventud
Comunista (UJCE-A), con la que organizará actos y asambleas
en centros de día y en hogares de pensionistas y centros de mayores porque
según Mariscal “son los primeros afectados” aunque también y a través de la Unión de Juventudes
Comunistas de España se trabajará en las facultades y centros de estudio, y con
la organización en los institutos de charlas para “explicar nuestros argumentos
porque creemos que tenemos razón”.
Hablar con las centrales sindicales, con asociaciones de
mayores, juveniles, con colectivos vecinales, consumidores, pequeños y medianos
comerciantes, “barrio a barrio y pueblo a pueblo” es la tarea que esta tarde
aprobará el comité ejecutivo del Partido en Andalucía y con la que se pretende
constituir plataformas unitarias para la denuncia de esta reforma para así
“tumbarla desde la movilización”.
Para Mariscal, esta reforma, como la laboral, “forma parte
del memorando firmado entre el Gobierno de España y la Troika ” y supone, una vez
más, un elemento de “terrorismo social por parte del gobierno de señor Rajoy”.
Para Mariscal se trata de “terrorismo basado en mentira y engaño a la
ciudadanía con argumentos falaces”. Esta campaña pretende “desmontar esas
mentiras, con argumentos y pedagogía” y ha denunciado que el PP venga a decir que
“la longevidad es un riesgo financiero” en lugar de un elemento de desarrollo y
progreso de un país sino que “mayor esperanza de vida es mayor riesgo
financiero que pone en peligro los beneficios de unos pocos lo que les lleva a
atacar a las pensiones públicas para fomentar las privadas”.
La campaña contará, además de la cartelería que se ha
presentado hoy, con una página web donde se pretende desmontar con argumentos
las mentiras sobre la situación de las pensiones, que también han sido editadas
en un cuaderno por la
Fundación Memoria y Cultura y por materiales de agitación
para redes sociales.
¿Por qué esta
campaña?
La nueva reforma de las pensiones planteada por el PP, aún
en versión de anteproyecto, es un nuevo ataque a las conquistas sociales
logradas por la clase trabajadora. Se trata de un proyecto promovido por la
troika, englobado bajo el marco de las “reformas estructurales”, y que ya tuvo
su fenómeno más cercano en la reforma de las pensiones llevada a cabo por el
Partido Socialista. Aquella última reforma amplió la edad de jubilación a los
67 años, mientras que la actual se centra en la reducción del poder adquisitivo
de los pensionistas en el corto plazo y en la reducción de las cuantías totales
en el medio plazo.
Tanto esta como la anterior reforma se justifican de acuerdo
a las previsiones demográficas que plantean un envejecimiento muy elevado de la
población y, en consecuencia, una elevada tasa de dependencia. En vez de
afrontar el problema financiero que de ello se deriva por la vía del aumento de
los ingresos, el Gobierno opta por la reducción de los gastos.
El objetivo real que se persigue es promover el desarrollo
de los planes de pensiones privados, que son un negocio para los bancos. El
sistema privado es un sistema insolidario, individualista y además mucho menos
seguro porque depende de la especulación financiera. Sin embargo, es un sector
en crecimiento por el miedo instigado por parte de los Gobiernos y la Troika , además de que
cuenta con ventajas fiscales también puestas a disposición por parte del
Gobierno.
Por otra parte, es importante centrar el argumento también
en el fondo ideológico que subyace a la reforma. A saber, la sociedad puesta al
servicio de la economía y sus indicadores pretendidamente asépticos. La
evolución demográfica no es un problema como tal, sino un rasgo de las
sociedades modernas. El incremento de la esperanza de vida no puede ser
entendido como un problema, sino como una conquista. Así, hay que hablar de
calidad de vida y no de términos economicistas. Por eso es útil romper el
debate con indicadores alternativos como los años de vida saludable.
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