Seguimos asistiendo a la cita ineludible del 5 de agosto en
el Cementerio del Este de Madrid hoy conocido como de la Almudena para intentar
combatir el riesgo de que el olvido se cierna sobre los 56 compañeros
asesinados aquí en estas tapias hace 74 años, 13 mujeres y 43 varones todos
ellos militantes de las JSU.
El panorama que vivimos hoy no puede ser más desolador: el
paro, la corrupción, déficit democrático, desmantelamiento de lo público a
favor del capital,...,etc., hacen que los valores por ellos defendidos, y que
les costó la vida, sean más vigentes que nunca. Los convocantes de este acto
estamos convencidos que nunca dejaron de estarlo, pero hoy rompemos el silencio
de nuevo y gritamos que la memoria colectiva es necesaria y que la hace ser
imprescindible para la convivencia democrática y normalizada.
Cuando la crisis aviva la creencia de la desaparición de las
ideologías, la ineficacia de la política, nosotros, afianzándonos en su memoria
y en la memoria de todas las víctimas del franquismo, decimos que la política
es tan necesaria como siempre lo ha sido y que las ideologías las dan por
muertas aquellos que, hoy como entonces, siguen apoyándose en la desigualdad y
en la carencia de libertad para llenar sus cuentas y sus bolsillos a costa del
trabajo de otros, de los trabajadores, de la mayoría.
El fascismo y la intolerancia vuelven a ser discursos
posibles en la actualidad política y frente a aquellos que nos tacharan de
nostálgicos y trasnochados volvemos a gritar ¡No pasarán! recogiendo el sincero
lema antifascista y asumiéndolo como una necesidad de las fuerzas de izquierda
en la actualidad.
No queremos dejamos pasar hoy por alto el trabajo realizado
desde la Dirección
General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía para
entregar restos humanos encontrados en fosas comunes del barranco de Viznar a la Justicia ; por fin, una
administración pública favorece que se abra de una vez la vía judicial para que
se investigue las desapariciones en este país, como requiere un verdadero
estado de derecho ante los signos inequívocos de asesinato violento. Y mucho
más execrable y denunciable si se trata de un asesinato por motivos ideológicos
y premeditado, ya que esto lo convierte en un crimen contra la humanidad.
Debemos superar el uso por de la memoria como un fin
humanitario y nostálgico que se cubre con anónimos esfuerzos, ya esta
iniciativa de la institución andaluza demuestra que hay otra forma de hacer
política y no todas las políticas, y los políticos que las ejecutan, son
iguales.
Queremos, y exigimos, memoria como un bien necesario de las
sociedades democráticas, una memoria institucional, pedagógica y verdadera.
¡Vivan las Juventudes Socialistas Unificadas!
¡Viva la
República !
¡Verdad, Justicia y Reparación!
• Carmen Barrero
Aguero (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de
su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más,
4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable
femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
• Martina Barroso
García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la
organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria
a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de
las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.
• Blanca Brisac
Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No era
militante de ningún partido, es más era católica y votante de. Fue detenida por
relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una
carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por
su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva y es
esta:
“En estos últimos
momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es
un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres.
Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo hijo, no me
recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.
Voy a morir con la
cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas
muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor
a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan
rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de tu
papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? Quédate con mi
adorada Cuca y sé siempre para ella y mis hermanas un hijo. El día de mañana,
vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte el deber de velar por ellas cuando
seas un hombre. No te digo más. Tu padre y yo vamos a la muerte orgullosos. No
sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia
ante el piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te
borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero
bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te
seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de
todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe después de una infinidad de besos
el beso eterno de tu madre”.
• Pilar Bueno Ibáñez
(27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como
voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de
milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del
radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en
ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
• Julia Conesa Conesa
(19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos
hermanas. Una de ellas murió de pena (por la muerte de su novio en las
guerrillas) estando ella detenida. Se afilió a las JSU por las instalaciones
deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la
monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su
familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo
de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La
detuvieron cosiendo en su casa, entre los motivos de la acusación era que Julia
que había sido "cobradora de tranvías durante la dominación
marxista". Julia Conesa también escribió una carta a su madre:
"Madre,
madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten
presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para
siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar... Que no me lloréis.
Que mi nombre no se borre de la historia".
• Adelina García
Casillas (19 años). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil viudo.
Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un
interrogatorio rutinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a
su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.
• Elena Gil Olaya
(20 años). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar
en el grupo de Chamartín.
• Virtudes González
García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años,
perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se
afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio.
Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo
tortura.
• Ana López Gallego
(21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín
durante la Guerra. Su
novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió
quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo,
pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no
murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es
que a mí no me matan?".
• Joaquina López
Laffite (23 años). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le
encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue
denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18
de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La
acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina
reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida
a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.
• Dionisia Manzanero
Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938
después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un
descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas
en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.
• Victoria Muñoz
García (18 años). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de
Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del
sector de Chamartin de la
Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.
• Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años,
sastra). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear
un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la
detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En
abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar
en la prisión.
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