Ecologistas en Acción denuncia que el gobierno use
argumentos ambientales para justificar el nuevo conflicto con Gibraltar ya que
considera que importantes problemas ambientales como el "bunkering"
sigue sin corregirse.
El bunkering debe ser definitivamente prohibido: es
potencialmente un peligro inaceptable que se permita suministrar combustible
libre de impuestos desde buques nodriza anclados en la bahía de Algeciras a los
barcos que cruzan el estrecho de Gibraltar. Un negocio en el que el mismo
ministro de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha tenido intereses por ser
durante un tiempo el presidente de una de las compañías, Petrolífera Ducar S.L.
firma dedicada al almacenamiento y suministro de combustibles a buques, con
base en Ceuta.
Ante la polémica creada en torno al lanzamiento de bloques
de hormigón en las aguas que rodean el peñón de Gibraltar, hay que decir que se
trata de una práctica habitual en el litoral peninsular y se ha hecho en
distintas zonas de Andalucía para crear arrecifes artificiales que regeneren el
fondo marino y los caladeros locales, además de impedir la pesca de arrastre
que es agresiva para la conservación del fondo marino. Por esto los bloque no
son los detonantes reales del conflicto, aunque la forma y el sitio escogidos por
las autoridades de Gibraltar no hayan sido negociados.
El LIC (Lugar de Interés Comunitario) que protege las aguas
de la Bahía de
Algeciras tiene que garantizar que se practica una pesca sostenible. Otra
práctica intolerable ha sido la retirada masiva de arena de la duna de
Valdevaqueros para la construcción de un relleno en la costa oriental de
Gibraltar: una acción ilegal con severos impactos ambientales.
Ecologistas en Acción solicita sensatez y respeto en el
conflicto.
Sensatez a las partes en conflicto para que no manipulen
sentimientos ni encubran intereses bajo el manto de la soberanía. Respeto no
solo para las personas atrapadas en la frontera, sino también para un medio
ambiente en peligro. Para la gestión de Gibraltar, independientemente de lo que
dijera el tratado de Utrecht, es necesario alcanzar un acuerdo entre Gran
Bretaña, los llanitos y España. No se pueden usar a los trabajadores y
visitantes como rehenes de los conflictos de la frontera.
Por encima de la pertenencia de la Roca a uno u otro país, está
la imperiosa necesidad de proceder a una desmilitarización y desnuclearización
urgentes, de forma que ni el armamento ni los submarinos de propulsión nuclear
amenacen al Campo de Gibraltar.
Gibraltar no será un paraíso fiscal, pero sí es un limbo
fiscal, donde se blanquean fortunas y se practica un mercantilismo vergonzoso.
Los privilegios fiscales no pueden amparar conductas ilícitas. La
descontaminación de la Bahía
de Algeciras es también un asunto de los gibraltareños: el estudio epidemiológico
y un genuino plan de calidad del Campo de Gibraltar ha de contar son su
participación.
El Medio Ambiente debe defenderse al margen de banderas y
rencillas políticas. No debe en ningún caso convertirse en un arma arrojadiza
entre países, ni ser utilizado como cortina de humo para desviar la atención de
urgentes problemas ambientales, políticos, económicos y sociales que afectan a
toda la población de la Bahía
de Algeciras.
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