Intervención del
portavoz económico de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ante el Pleno del Congreso en defensa
de esta iniciativa que será votada hoy jueves
"Parafraseando a dos grandes, podríamos decir perfectamente
que ‘un fantasma recorre Europa’. En este caso es el fantasma de Chipre y el
fantasma de Grecia. Chipre está siendo en estos días un laboratorio, un
experimento de las políticas económicas más neoliberales, de ese liberalismo
existente que consiste en socializar las pérdidas y privatizar las ganancias,
en dar prioridad absoluta a los bancos por encima de cualquier otro tipo de
sujeto, incluidas las personas, por encima de cualquier derecho y de cualquier
conquista social.
La prioridad en el pago de los intereses de la deuda, la
prioridad en el pago a los grandes acreedores del sistema financiero
internacional es lo que está marcando la política de la Europa de la periferia (de
España, Portugal, Grecia, Italia y Chipre). Es una política absolutamente suicida.
Hemos tenido ocasión de debatirlo en esta Cámara en numerosas ocasiones,
siempre con el rechazo del Partido Popular a nuestra interpretación pero
siempre, desgraciadamente, con los datos corroborando que tenemos razón. La
tenemos cuando decimos que esta política nos lleva a mayor crisis, a mayor
desigualdad, a mayor desempleo, a mayor miseria y a más estallidos sociales que
pueden ser canalizados por la extrema derecha, como estamos viendo en los
países vecinos.
Fruto de esta prioridad surgió la reforma constitucional del
Partido Popular y del Partido Socialista de agosto de 2011, en la que se
priorizaba el pago de los intereses de la deuda, en este caso de la deuda
pública, los intereses de las entidades financieras. Como decía, estas medidas
no solo nos parecen absolutamente equivocadas, sino que además nosotros venimos
a plantear una alternativa.
La moción que hoy presentamos aquí marca los puntos
fundamentales, cruciales, de nuestra alternativa para servir un debate sano,
sereno y necesario pero, sobre todo, urgente, porque urgente es la situación en
que nos encontramos y desesperada es la situación de las familias.
Hay que apoyar una cuestión que creo que es fundamental
-hemos tenido oportunidad de hacerlo-, que es el papel de la deuda pública.
Parece que dicho papel no se entiende del todo bien, porque cuando nosotros
decimos que es impagable no sólo lo decimos por una cuestión de tipo moral, de
que no es nuestra deuda y nosotros no la pagamos -que evidentemente-, sino que
lo decimos también por una cuestión de tipo económico, porque pensamos que
económicamente es impagable la deuda pública, tanto en España como en Grecia,
en Italia o en Chipre. Esta constatación es la que llevó a una reestructuración
de la deuda en Grecia, a una reestructuración dirigida en este caso por las
instituciones supranacionales.
Así que no hay que alertarse de nada cuando decimos que no
se puede priorizar el pago de la deuda pública por encima de cualquier otro
tipo de pago o de gasto social. Además, esto es fruto de no entender que el
sistema financiero es parasitario, que gravita sobre la estructura productiva
y, por tanto, priorizar todos los pagos al sistema financiero conduce a echar
dinero en un agujero negro que carcome todos los recursos y que va destrozando
la economía productiva. No sirve de nada si no hay una economía productiva y si
no hay una economía real y nosotros proponemos recuperar esa economía
productiva, recuperar esa economía de las personas, de las pequeñas y medianas
empresas en vez de seguir sirviendo al ‘lobby’ de las entidades financieras y
en vez de seguir siendo el consejo de administración de los grandes bancos
especulativos internacionales como son los Gobiernos actualmente de la
periferia europea, incluido el Gobierno de España.
En este sentido, es claro que sólo se puede salir de la
crisis y sólo podemos generar empleo a través de planes de estímulo
suficientemente fuertes que consigan romper la dinámica de desapalancamiento
financiero en la que estamos inmersos. Esta es una cuestión obvia que la
experiencia histórica refleja perfectamente en el Japón de los años noventa.
Sólo influyendo, sólo poniendo dinero en la economía productiva se pueden
devolver las deudas y sólo de esa forma se puede evitar el alto nivel de
desempleo actual. Para eso necesitamos dinero y para tener dinero necesitamos
una reforma fiscal altamente progresiva y no esas reformas fiscales que hace
este Gobierno con las instituciones supranacionales que permiten, toleran y
promueven los paraísos fiscales, que permiten, toleran y promueven instrumentos
que sirven para eludir impuestos y que permiten que el Estado del bienestar,
los servicios públicos fundamentales de los que nos beneficiamos como sociedad
sean cada vez de peor calidad y de peor estatus.
Es obvio que hay que hablar del Banco Central Europeo.
Proponemos que se defienda con toda la fuerza posible la reestructuración del
Banco Central Europeo. Necesitamos tener una política monetaria al servicio de
la economía productiva, al servicio de las personas y no al servicio de los
grandes bancos que es actualmente lo que el Banco Central Europeo hace. En este
sentido necesitamos que se financie la economía productiva, los planes de
estímulo, pero necesitamos esa política monetaria por parte del Banco Central
Europeo, porque acudió a esta Cámara, a este Congreso y todos recordamos su
‘comisión clandestina’, su comparecencia infame en esas formas y, sobre todo,
lo peor de todo, es que recomendaba la reforma laboral, esa reforma laboral que
nosotros pedimos derogar. Porque no es una reforma laboral para crear empleo,
pero sí es una reforma laboral que está funcionando. Es una reforma que está
funcionando porque su objetivo real, el que se explicita por los organismos
internacionales, incluido el Banco de España, es reducir los salarios.
Ese es el objetivo real del Banco de España y ese es el
objetivo real del Gobierno de España. Obviamente lo enmascaran con retórica,
con márquetin y con todo tipo de recursos metafóricos para decir que se va a
crear empleo, pero estamos viendo que no sirve y por eso hay que derogarla,
porque hay que dar un cambio radical en la forma de entender el mercado
laboral, en la forma de entender la economía productiva.
No sólo somos no competitivos por una cuestión de
tecnología, sino que tampoco lo somos
por una cuestión de estructura productiva. Si no se entiende esto, no
podremos construir ninguna Unión Europea sólida. Si no se entiende que Alemania
tiene una estructura productiva muy diferente y mucho más tecnológica y mejor
desarrollada que nosotros, si no se entiende que la salida es no bajar
salarios, si no se entiende que la salida tiene que ser redistribuir la renta,
la riqueza y cambiar el modelo productivo, entonces seguiremos esta senda
totalmente absurda y de suicidio económico, como insistía antes.
Por eso nuestra moción tiene una serie de puntos amplios que
vamos a pedir que se voten por separado para que puedan servir para un debate
sereno sobre cuestiones fundamentales y, como decía antes, urgentes y
necesarias. Muchas gracias."
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