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martes, 9 de agosto de 2016

Diputados comunistas de Andalucía exigen en el Congreso la nulidad de la sentencia franquista contra Blas Infante en el 80 Aniversario de su asesinato

Los diputados y diputadas comunistas andaluces, en el Grupo Parlamentario de Unidos Podemos, coincidiendo con el 80 aniversario del asesinato de Blas Infante, solicitarán al Congreso de los Diputados la nulidad de la sentencia franquista contra el padre de la patria andaluza.
Miguel Ángel Bustamante, Eva García Sempere y Alberto Garzón, Coordinador Federal de IU, y militantes del PCE, presentan mañana en el registro de la Cámara baja una proposición de ley en la que piden al Gobierno de España que tome las medidas oportunas para anular la sentencia a Blas Infante y a todas las víctimas del franquismo; restituir los bienes incautados a las víctimas republicanas; y devolver el reconocimiento a la figura de Blas Infante.
El 11 de agosto de 1936 Blas Infante, el padre de la patria andaluza, era fusilado por los franquistas en el Km. 4 de la carretera de Carmona. Cuatro años después, en 1940, un tribunal montado por los fascistas dicta una condena y la envía a su viuda e hijas.
En aquellos días los generales golpistas junto a los falangistas organizaban “sacas” en todos los pueblos y ciudades donde triunfó la sublevación fascista y fusilaban a los representantes de las instituciones republicanas, a los militantes de los partidos de izquierda, de los sindicatos y a los simpatizantes de la República. Se trataba de sembrar el terror. Se asesinaba sin juicios previos. Más tarde se celebraron farsas de juicios sumarísimos sin derecho a la defensa y sin garantías. Con estas sentencias el franquismo quería dar cobertura jurídica al golpe al tiempo que asentaba un régimen fascista.
El Parlamento Andaluz aprobó, a iniciativa de IULV-CA, exigir la anulación de la condena a Blas Infante, pero ni Zapatero, ni Rajoy, ni los presidentes anteriores, han hecho nada para que se anule dicha sentencia. Es una grave contradicción que Blas Infante figure en el Estatuto de Autonomía como padre de la patria andaluza y al mismo tiempo exista una sentencia condenatoria por actividades andalucistas y republicanas.
Aquellas condenas no solo fueron ilegítimas sino también ilegales y si no se anulan por seguridad jurídica dando los hechos como cosa juzgada, la democracia actual se asienta en una malla de legajos con sentencias anegadas en sangre de los que defendieron a la Segunda República frente al golpe fascista. Si esta democracia reconoce en el Estatuto de Autonomía, que es una Ley Orgánica del bloque constitucional, a Blas Infante como padre de la patria andaluza y ello convive con una sentencia franquista que le condena, esta democracia no es una verdadera democracia real.
No puede convivir con esta sentencia el Estatuto de Autonomía. Lo que dice dicho Estatuto y lo que dice la sentencia contra Blas Infante Pérez son cuestiones incompatibles. Pero también lo es con la Constitución española, con los convenios europeos e internacionales, y con los protocolos en defensa de los derechos humanos, civiles y políticos firmados por España.
Blas Infante es la figura más destacada de la lucha histórica por la autonomía de Andalucía. Sus libros y escritos son la base del Andalucismo político y él impulsó y presidió las asambleas en las que se crearon las señas de identidad del Poder Andaluz, la bandera, el escudo y el himno. Pero sobre él pesa aún una injustificable condena a muerte, hoy plenamente vigente.
Es más pesado para la memoria de los fusilados el hecho de que las sentencias continúen en vigor, que las toneladas de tierra que les cubren desde hace 80 años en los olivares, cunetas y tapias de los cementerios de España. Si nuestra democracia permite una sentencia franquista que condena a Blas Infante, entonces, una vez más esta democracia nos indigna. Si el Estado de derecho da por buenos los juicios sumarísimos, este Estado de derecho se asienta en una herencia jurídicamente podrida. Si los gobiernos solo dan diplomas a los descendientes de aquellos héroes, esta democracia está enferma. Si quedan a efectos jurídicos legalmente juzgados como rebeldes y desleales a España los defensores de la legalidad republicana y los golpistas y traidores como tribunales que establecían el orden jurídico, esta democracia nos da vergüenza. Ni Blas Infante, ni Lluís Companys, ni García Lorca, ni los miles de hombres y mujeres del pueblo necesitan que nadie les rehabilite. Ya les ha rehabilitado la historia, individual y colectivamente.
Un año más, y la sentencia continúa sin ser anulada. Es preciso exigir una verdadera defensa justa en recuperación de la memoria a Blas Infante, que no es otra que la anulación de las sentencias a los defensores de la República por una dictadura fascista instaurada tras la derrota del sistema constitucional republicano. Para el Pueblo Andaluz es especialmente importante preservar su memoria en el largo camino que le ha llevado a sentarse en pie de igualdad con los demás pueblos del Estado español.
Las instituciones democráticas, representantes del pueblo, tienen una importante deuda con todos/as aquellos/as que por causa de su compromiso con la libertad, fueron víctimas de asesinato, torturas, desapariciones, encarcelamientos, trabajos forzados,… Es por todo ello por lo que se hace necesario la creación de un marco legislativo contra la impunidad de los crímenes cometidos, por la verdad, justicia y reparación de las víctimas, como garantía de no repetición.
“Las heridas aún no están cerradas, su único tratamiento es la verdad, y luego, la justicia. Solo así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente y así como Don Quijote limpiaba sus armas hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado”. Palabras sabias del poeta Juan Gelman, premio Cervantes de literatura y víctima él también de aquella barbarie sin razón.
La modélica Transición del 78 ha fracasado pues hizo que se olvidara la recuperación de la memoria histórica. Los pseudos-jueces que condenaron a Blas Infante no han tenido antecedentes penales ni sufrieron manchas en su conducta cuando Blas Infante fue condenado injustamente cuatro años después, y esto es algo insólito.
Y así como recitaba el poeta Miguel Hernández:

“Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños”.

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