Camaradas,
en estos primeros días del año, muchos son los retos que tenemos por delante,
son tiempos difíciles que debemos de afrontar desde la certeza de que en los
próximos meses nos jugamos mucho, y que deberemos asumir la responsabilidad de
poner lo mejor de cada uno/a de nosotros/as al servicio de un proyecto
colectivo, y hacerlo desde la máxima confianza en nuestra capacidad para
resolver las situaciones conflictivas desde la confianza y la camaradería.
Noticias
como la aparecida hoy en el diario El País y otras son verdaderas provocaciones,
siguiendo la tónica de los últimos años, que tienen el único objetivo de
dividirnos, enfrentarnos y debilitarnos porque tampoco han podido acabar con
nosotros en las pasadas elecciones y saben que mientras se mantenga en pie un
referente anticapitalista y coherente como ha demostrado ser en estas
elecciones Izquierda Unida-Unidad Popular, seguirá habiendo posibilidades de
que las cosas cambien de una vez en favor de la mayoría social trabajadora que
está pagando la crisis.
Por
eso, de nuevo, se intenta debilitar y dañar la imagen de un Alberto Garzón que
ha conseguido despertar ilusión y confianza en cientos de miles de personas. Y
se hace de la peor manera, difamando y enfrentándolo con su propia gente. Es
una trampa muy burda para que caigamos en ella. Sólo debemos recordar la
ofensiva de algunos medios de comunicación de los últimos meses para
comprobarlo.
El
leitmotiv de esta campaña difamatoria consiste en situar dos bandos en la
organización: los que la pretenden mantener a toda costa y aquellos/as que
buscarían la disolución de IU en Podemos encabezados por Alberto Garzón y donde
también sitúan al Partido, y de forma muy directa a mí mismo. Da igual lo que
se diga en los órganos, da igual que el tiempo no les haya dado la razón en las
pasadas elecciones generales que la mentira sigue repitiéndose, con la clara
intención provocar un falso debate que tape el debate necesario, el debate
urgente e imprescindible, que no es el de SI o NO a Izquierda Unida, sino el
CÓMO situamos al PCE y a IU en una confluencia que permita construir la máxima
unidad popular para hacer posibles las políticas de ruptura democrática y
social que la mayoría social trabajadora demandan.
Frente
a esta campaña, frente a este debate estéril, interiorizado e idealista de lo
que tenemos que hablar es de repensar la izquierda, de cómo reforzar la
organización y actualizar su funcionamiento para que sea ágil, participativa,
permeable, de cómo implicar en la acción política, al millón de personas que
han confiado en las candidaturas de Izquierda Unida-Unidad Popular.
Hablamos
de mantener el perfil propio de una izquierda anticapitalista, republicana,
ecologista y antipatriarcal, que confronta con la OTAN y reclama la ruptura de
la Europa del Euro, porque en la UE del Euro y la OTAN es imposible una salida
democrática y social de la crisis en beneficio de la mayoría, no de disolver IU
en el vacío ni de diluirnos en ninguna otra organización,
Hablamos
de mantener nuestro rechazo a cualquier acuerdo que suponga legitimar por
activa o por pasiva una reforma pactada de la Constitución que mantenga los
pilares del llamado régimen del 78, la monarquía, el neoliberalismo que
consagra el art. 135 de la Constitución o una ley electoral tramposa, no de
acomodar el discurso buscando la centralidad. Por eso defendemos la necesidad
de abrir un proceso, que de forma participativa, construya un nuevo marco
institucional que también permita tanto el derecho de autodeterminación de los
pueblos como decidir entre republica y monarquía.
Seguimos pensando que el camino es la
confluencia de las fuerzas que creen en una salida social a la crisis, no en
entregar nuestra historia y nuestro futuro en manos de nadie, sino plantear
directamente lo que venimos diciendo desde hace más de un año, que la suma de
las candidaturas de Podemos, IU-UP, las Mareas, En Común, Compromis y otras
fuerzas podrían haber ganado las pasadas elecciones generales y sobre todo
podrían ganar las próximas si estás se repiten, Esta es la clave, esta es la
razón por la que algunos se ponen, más que nerviosos, histéricos, porque se ha
demostrado que se pueden ganar las elecciones con la unidad, construida desde
el respeto a cada formación política, desde un programa de mínimos que asegure
la ruptura democrática y el proceso constituyente.
Todo
esto lo saben, quizás mejor que nosotros, los poderes dominantes, el IBEX 35,
la Troika y quienes tratan de mantener unas políticas de austeridad y recortes que
tanto dolor y sufrimiento han provocado en millones de personas, por eso
quieren desviarnos de nuestro necesario debate y meternos en un debate falso e
inútil, pero precisamente por ello la respuesta debe ser, ahora más que nunca,
trazar nuestro propio camino, anteponiendo el interés del colectivo y
defendiendo a quien ha sido un magnífico candidato con el que nos hemos sentido
plenamente referenciados.
La
batalla fundamental hoy sigue siendo en favor de una salida social
anticapitalista y democrática de la crisis, y para ganarla debemos empezar por
un debate valiente, que afronte el reto de repensar cómo debe ser una
organización que implique en la política activa a sindicalistas, feministas,
activistas sociales, jóvenes, pacifistas, y hacerlo en torno a un programa y
una acción común, esto no es ni más ni menos que recuperar los objetivos
originales de la Izquierda Unida que planteó una nueva forma de hacer política.
Por eso en estos momentos tenemos que aislar y combatir a quienes nos quieran
dividir, tenemos que evitar perder el tiempo en batallas internas que sólo
favorecen al sistema.
Una
Izquierda que priorice la acción al debate estéril, que entienda que sólo la
concienciación, la movilización y la lucha puede cambiar las cosas, una
izquierda que se refuerza abriendo nuevas formas de participación y de
organización, una izquierda en definitiva que sea capaz de asumir el reto de
construir la máxima Unidad Popular como expresión de un Bloque Social y
Político de carácter alternativo que en la calle y en las instituciones dispute
la hegemonía política, social, cultural y económica al liberalismo más
reaccionario, patriarcal y explotador que ha conocido la historia.
Estoy
convencido que lo mejor del PCE, lo mejor de IU, lo mejor de otras formaciones
de izquierdas y colectivos sociales se pondrá al servicio de este ilusionante
reto de repensar la izquierda para reforzarla y construir la máxima unidad
popular en favor de los intereses de la mayoría social trabajadora para acabar
con las políticas autoritarias, patriarcales, basadas en los recortes y la
austeridad. Que nadie dude que el PCE y su Secretario General se van a dejar la
piel en ello.
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