Luis Felip
Secretaría Local de Formación del PCA de Málaga
El pasado 13 de febrero, la Secretaría de Formación
del PCA de Málaga organizó una charla del economista Alberto Montero Soler,
bajo el título “El Euro y la crisis de España”, en el Centro Social “Marcelino
Camacho” (C/Cerrojo, 44). Alberto Montero es profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Málaga.
Lleva años analizando la construcción europea y la moneda única, y
advirtiéndonos acerca de la
Europa construida por el capital en beneficio de sus centros
económicos y en perjuicio de las economías periféricas y, por consiguiente, de
sus pueblos.
Alberto Montero se define como uno de los economistas
críticos que (junto con Pedro Montes) niegan que existan alternativas dentro
del Euro, el cual constituye un proyecto económico inviable para la periferia
europea, y un corsé para cualquier movimiento político alternativo (pues impone
excesivos límites a la política monetaria y fiscal, por ejemplo). La actual UE
y su moneda única sólo dejarían espacio para políticas meramente paliativas, no
transformadoras. En este aspecto, nos advirtió de que evitásemos caer en la
trampa de un “cuanto peor mejor” que consideraría, falsamente, que esta
situación insostenible traería consigo un deterioro institucional que jugara en
favor de la alternativa política de izquierdas encarnada por IU.
Para Alberto Montero, la crisis del Euro es la derrota de un
proyecto internacionalista. Pero la izquierda no debe hacer suyo cualquier
proyecto internacionalista (ni el Euro, ni la OTAN , ni la Europa del capital). La crisis del Euro está en
su propio código genético. Lo único que evitaba el estallido era una
determinada circulación de capitales dentro de la UE , entre una periferia importadora y un centro
económico que exportaba y a la vez financiaba a los países deudores. Esto se
hace explosivo, por un fallo de diseño de la eurozona: con la creación del
mercado único, no se dan las estructuras que permitirían controlarlo.
El Euro era un proyecto alemán, que le beneficiaba en
extremo. A la hora de exportar al interior de la UE , el Euro quita a todas las economías un
instrumento de proteccionismo al no tener moneda propia que devaluar. Al
exportar fuera de la UE ,
Alemania juega con una ventaja: el precio del Euro se determinó como una media
del precio de las monedas de la zona Euro, y esto de facto supuso una
devaluación del marco alemán.
¿Qué posición adopta aquí la izquierda? El discurso de que
“no hay que decir no al Euro sino que hay que construir más Europa”, falla
según Alberto Montero porque lo cierto es que se están proponiendo para Europa
unos presupuestos recortados (un recorte en Europa) precisamente para salvar al
Euro.
El problema es que las élites económicas y políticas están
viendo los errores manifiestos de su proyecto europeo, pero no son capaces de
cambiar su voluntad política para hacer frente ni siquiera a la lógica
económica más básica. Por ejemplo, no quieren asumir la obviedad de que es
imposible un mundo donde todos los países crezcan por medio de las exportaciones
al exterior. Asimismo, en España estamos viendo cómo las exportaciones no
aumentan al ritmo con que caen los salarios. Se están hundiendo el consumo, el
ahorro y está perdiéndose tejido productivo, con una pequeña mejora en nuestra
balanza comercial que es consecuencia simplemente del hecho de que somos más
pobres e importamos menos.
Según Alberto Montero, para que la situación en la zona Euro
se estabilizase, sería necesario que Alemania asumiera un incremento salarial
con una mayor inflación, lo que supondría una recuperación de la competitividad
en el resto de Europa. Pero ¿acaso Merkel o el SPD van a acometer esas
políticas que perjudicarían la posición de Alemania en Europa? Al contrario,
cuando la crisis toque a Alemania, lo que sus gobiernos harán será volver a
presionar a la baja los salarios, para mantener la competitividad de sus
empresas.
Para Alberto Montero, una solución suave sin rupturas es
inviable. Las opciones parecen ser:
Opciones suaves, dentro del Euro:
1. Una reestructuración parcial de la deuda (como se ha
hecho parcialmente en Grecia).
2. Articular una contestación a nivel europeo, con la
formación de un “club” de países deudores. Esto es complicado, porque hoy por
hoy la mayor parte de la deuda no está en manos de los Estados, sino en manos
privadas. Sería necesario, antes, una socialización de la deuda privada por los
Estados (la deuda de las pequeñas empresas y las familias) tras lo cual habría
que sentarse a negociar.
3. Otra solución suave, pero improbable, es que el BCE inyectase
dinero en la economía.
Opciones rupturistas: que la tensión te eche del Euro, o que
decidas irte. Es una posibilidad sobre la cual ya se empieza a hablar por parte
de economistas y personalidades públicas en Holanda, Finlandia o Alemania. Hay
quien propone una expulsión temporal de los países deudores, como es el caso de
Grecia. Algo que en este caso de es soportable, porque los acreedores han
amortizado las consecuencias posibles del impago, asegurándose contra las
consecuencias negativas que conllevaría. En cambio, en España, que tiene el
tamaño del 10% del PIB europeo, los niveles de deuda son excesivos. En este
caso, la alternativa de la ruptura sería más amenazante para Europa, puesto que
una salida de España sería el final del Euro. Ahora bien, antes de usar la
carta de la amenaza, hay que prepararse porque es muy posible que haya que
llevarla a cabo, y/o de que poco después en efecto estemos fuera del Euro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario